sábado, 17 de septiembre de 2011

Cambiando de aires

4:30 am
Suena el despertador y toca levantarse, desayunar e ir al punto de encuentro.
5:00 am
Asimilando el madrugón, me reuno con Marcos y emprendemos el viaje hacia la península de O Barbanza.
6:40 am
Llegamos al lugar escogido, pero la visibilidad es muy baja por lo que esperamos a que haya algo más de claridad.
Al cabo de un rato podemos prepararnos para iniciar la pesca y con todo listo nos acercamos a las rocas.Las olas se precipitan contra la costa y se genera un manto espumoso en el que pueden encontrarse de caza las lobas .
Nos dirigimos hacia un puntal y comento que el lugar es muy propicio para dar un pez.!!Dicho y hecho¡¡.
Una lubina toma el Rapala Max Rap sin contemplaciones.
La jornada comienza bien.
Con ayuda de los alicates libero la pieza de los anzuelos y la devuelvo a su medio en un canal a nuestras espaldas, ya que la zona se prestaba a dar algún pez más.
Insistimos en el lugar sin resultados y luego comenzamos a avanzar hacia nuevos emplazamientos.Aquí todavía persisten algunos restos de algas, pero no se hacen excesivamente molestos.
Sin embargo el mar estaba más bravo que al comienzo, por lo que había que andar con cuidado.
En una pequeña ensenada vimos como unos pescadores trataban de pescar mújoles con la modalidad de boya, y uno de ellos obtuvo una buena pieza.
Lanzando en la misma ensenada, comprobamos como nuestros señuelos "acariciaban" los lomos de estos peces, ya que había una numerosa cantidad de ejemplares.Llegamos a un lugar con más profundidad y Marcos echó mano de un vinilo montado con una cabeza plomada, mientras que yo opté por utilizar un minnow de profundidad.
Mi compañero sintió una picada, pero el pez no tomó el engaño.
Aquí estábamos en una zona un tanto peligrosa ya que las olas trepaban por los grandes bloques de piedra, alcanzándonos sin problema.Sugerí acercarnos hasta una playa cercana y mi compañero asintió.
Unas gaviotas sombrías aguardaban pacientes el momento de hacerse a la mar, pero nuestra proximidad las animó a alejarse a otra atalaya.Antes de encaminarnos hacia la playa, probamos fortuna en una zona de roca.
También utilizamos un rato los paseantes, sin resultados positivos.La playa cercana podía darnos el premio que andábamos buscando y que hasta ahora se nos había resistido.
Una vez sobrepasado un montículo de arena, ya encarábamos el inicio de esta.
Pudimos comprobar que también aquí había restos de algas.Nuestros pies fueron marcando la inmaculada superficie arenosa, mientras las gaviotas alzaban el vuelo.
Una vez en el agua, comprobamos que la superficie del fondo era irregular, lo que nos obligó a vadear con cautela. Había pequeños hoyos de formación inexplicable, ya que el agua barría por igual la superficie de la playa.Los minnows long cast y los vinilos fueron los encargados de moverse por estas aguas.
La rompiente estaba lejana pero los señuelos alcanzaban los mejores puntos.Conforme avanzamos por la playa, nos dimos cuenta de que la cantidad de algas era mayor.
Intentar pescar en esos puntos sería perder el tiempo, así que insistimos en la zona más limpia.Quizás la playa mostraba mejores condiciones para ser pescada con la técnica del surfcasting, pero ahora tocaba spinning.
Los esfuerzos en esta zona fueron en balde, así que no prolongamos mucho más nuestra estancia.
Pusimos rumbo al coche e hicimos la promesa de volver a esta playa, armados con los equipos de surfcasting, ya que presumiblemente se podrá tener un resultado mejor que el de hoy.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Con un mar ideal

Adrián y yo llegamos temprano, para recorrer una amplia zona de pesca.De camino a la zona elegida, observé este muro pintado con un graffiti de temática pesquera.
La primera impresión es la de un pez que tira con tanta potencia que el pescador sale literalmente disparado por los aires, tras el primero.
Pero al analizar a sus dos protagonistas por separado, uno ya da rienda suelta a su imaginación, ya que el pez en cuestión va fumando y se dirige hacia una seta ...... y el pescador, que no es muy agracidado físicamente, lleva el miembro viril por fuera del pantalón, mientras una chica en actitud sugerente, posa a sus espaldas.
Si alguien se atreve a descifrar el graffiti, estaré encantado de leerlo.El mar estaba ideal, si bien debíamos aguardar a que la marea subiera un poco, ya que muchas zonas todavía tenían poco calado.
Fuimos probando suerte con señuelos para aguas someras y con estos ya "capturamos" los primeros restos de algas.El mar mostraba una cara inmejorable, con una buena rompiente y esta situación hizo que varios surfistas se decantaran por la zona en la que estábamos pescando.
Con estos deportistas en el agua, tuvimos que marcharnos, ya que los nuestras actividades son claramente incompatibles.Tras un largo viaje a lo largo de la costa, nos decantamos por una zona de piedra con muy buen color.
El mar también se movía a buen ritmo y creaba zonas muy aptas para la lubina.Sin embargo, aquí también había restos de algas. Fragmentos pequeños, pero muy molestos, pues en cada recuperación, los triples del señuelo portaban trozos de diversos tamaños.Fuimos buscando zonas más limpias y las encontramos, pero estaban más expuestas al estado de la mar.
Buscamos con ahínco la codiciada picada de la reina, pero esta parecía mantenerse esquiva.Lo intentamos con grandes minnows y con cucharas ondulantes, pero ambos resultaron ineficaces con los peces.Llegamos a una pequeña ensenada de cantos rodados y aquí también lo intentamos. El viento no nos ayudaba esta vez, pues soplaba de cara.Unos minutos más a pie de las rocas y tuvimos que darnos por vencidos.
Tengo el convencimiento de que en la próxima salida de pesca por el pedrero, ya no habrá restos de algas y si los peces ponen algo de su parte, espero que este mes se revele como uno de los mejores.


domingo, 11 de septiembre de 2011

El "robalaje"

En una fecha tan señalada como la de hoy, en la que se cumplían 10 años de los atentados del 11 S, Diego, Marcos y yo nos acercamos hasta la playa para pasar una jornada de surfcasting.
A las 6:00 am me encontré con Diego que ya estaba en el lugar escogido. Marcos tardó un poco más, y una vez con todo dispuesto, pusimos rumbo a la arena.
Tocaba lidiar con un mar bastante desapacible, por lo que dispusimos las cañas a una cierta distancia de la rompiente.
En los primeros lances nos encontramos con las molestas algas, pero desplazándonos un poco, conseguimos librarlas.
El día se iniciaba con un manto plomizo y con poco viento, cosa que nos agradaba a todos.Diego fue el primero en recibir el bautismo de pesca, consiguiendo sacar una bonita lubina.
Poco después Marcos y yo tuvimos sendas picadas, pero los peces no lograron hacerse con el cebo.
La cosa pintaba bien, por lo que la espera se hacía muy grata, ya que en cualquier momento podía salir otra pieza.Durante la espera, comenzamos a ver un buen número de mújoles en el rebalaje de las olas.
Quizás este fuera un buen motivo para que algún robalo merodease por el lugar, por lo que había que estar atentos.Poco después la puntera de la caña de Diego se arqueaba, delatando la presencia de una nueva captura al otro lado de la línea.
Mientras la marea seguía bajando, fueron apareciendo otros pescadores por las inmediaciones. Unos lo intentaban con el spinning y otros probaban con la técnica del surfcasting.Nuevamente Diego fue el afortunado y clavó otra lubina, que no tardó en poner en seco.
Marcos y yo ya empezábamos a barajar distintas hipótesis sobre la buena suerte de nuestro compañero, ya que nuestras cañas permanecían largo tiempo sin sentir pez alguno.Y no tardó Diego en hacerse con una nueva pieza, que volvió por donde vino, dado que su tamaño no era salientable.
Estaba en racha y eso nos alegraba, porque a veces la fortuna de un compañero, es la alegría de los demás.Al cabo de un rato, una violenta sacudida dejó la caña temblando, Diego comenzó la lucha con lo que se intuía que sería una buena pieza.
Con la ayuda de Marcos, la captura llegó a buen puerto y nuestro amigo ya podía posar junto a su merecido trofeo.
Las picadas estaban teniendo lugar a pocos metros de la orilla y allí concentramos todos nuestros lances.Y fue así como Marcos sacó esta bonita lubina. Una pieza más que hacía las delicias de algunos viandantes que paseaban a nuestras espaldas.
Ya sólo quedaba yo por capturar una pieza, aunque ya nos quedaba poco cebo.
Tras una larga espera, la caña de Marcos anunciaba la picada de un buen pez ... presumiblemente un robalo, pero este no comió bien y logró dejarnos con la miel en los labios.
Y al cabo de un rato, fui yo el que recibió la visita de otro gran pez, pues mi caña se curvó con violencia. Acudí raudo para iniciar la batalla, pero tras tantear la caña, me di cuenta de que tampoco había tomado el engaño con autoridad.Con el cebo terminado, dimos por concluida la jornada. Una jornada que trajo consigo buenas anécdotas y algunos peces que alegraron la velada.
Después de cambiarnos, nos fuimos a tomar algo, mientras intercambiábamos las distintas impresiones de la jornada. Y como la cosa se había dado bien, planeamos repetir en breve.


-- ACLARACIÓN IMPORTANTE --

El comentario anónimo
"Vaya el trio calavera ultradefensores del captura y suelta con una percha de lubina, encima de mentirosos desagradecidos... a ver si haceis las delicias de más de uno y la próxima vez os dais con el plomo en la cabeza y así sabeis lo que significa la palabra traición, infámia, ingratitud,, sólo os salva que no fué con nocturnidad y alevosia, un saludo matanchines." no ha sido escrito por Juan C. Rodríguez (Jalaico).

martes, 6 de septiembre de 2011

"Capturas" de portada

Este domingo tocaba acercarse al mar, para poder sentir de nuevo la atmósfera yodada en los pulmones. A medida que pasa el tiempo, la pesca en el mar se convierte en una droga y como suele ocurrir, uno termina por tener mono.
En mi caso yo tenía gorila, por eso la cita era ineludible.
Con el equipo montado y la indumentaria lista, comencé pescando en una pequeña playa.
Aquí no había grandes algas que limitasen las zonas a batir, pero sí restos de algunas que flotaban en las ensenadas.La previsión había fallado en cuanto al mar, pero alguna rompiente aparecía momentáneamente.
Aquí sería donde concentraría todos mis esfuerzos, pues las aguas estaban bastante claras.Caminando por las piedras me encontré con una gaviota que tenía un ala rota. Su debilidad era extrema por lo que pude cogerla con facilidad.
Mi sorpresa fue enorme cuando comprobé que el ave estaba totalmente desnutrida y con el buche vacío. Un puñado de huesos, piel y plumas que apenas podía caminar y cuya herida presentaba un aspecto horrendo.
Ante tal panorama, opté por terminar con su agonía, pues considero que la muerte por inanición, debe de ser una de las más crueles que existe.Observé a un pescador intentando engañar alguna lubina en una buena rompiente.
Mientras me acercaba, este cambió de lugar, dejando libre el que me parecía más propicio para sacar alguna pieza.
Bastó un lance diagonal entre unas rocas para sentir la picada. Una lubineta había sido engañada a plena luz del día con un Rapala Max Rap de llamativos colores.
La aparatosidad con la que esta se clavó los anzuelos, hizo que me apresurase a liberarla. Un desgarro en uno de los laterales fue el precio de su ataque, pero por suerte no manó sangre de la herida.El sol ya se podía intuir en la espalda y ya no tenía muchas esperanzas de capturar pieza alguna.
Pero observé que las olas que golpeaban una gran roca, creaban un espectáculo digno de admiración.
Fue por ello que dediqué unos minutos a "capturar" estos momentos.Puse mi equipo a buen recaudo ... tomé la cámara sumergible ... y me acosté sobre las rocas para tomar algunas instantáneas.
Sabía que me iba a mojar, pero alguna fotografía merecería la pena.
Había que esperar una ola, no demasiado grande, pero que golpeara en el preciso momento, para poder captar la fragmentación de la masa de agua ... y ahí venía la primera.Tras unas cuantas que no fueron de mi agrado, llegó otra buena.
Esta me metió agua en uno de los oídos y propiciaba mi salida del lugar ... pero aún se podía mejorar ... !!Qué demonios¡¡
!!! Esta era la que yo quería ¡¡¡
Con la cámara empapada me apresuré a ver el resultado.
Parte iluminada por el sol y parte en la sombra, con borbotones de agua por todos lados y cuya espuma ocupaba casi todo el plano.
!!! Genial ¡¡¡El antes ...... y el después.

Ni la cámara más moderna es capaz de igualar la cantidad de matices que captura el ojo humano, mientras se genera el instante elegido.
Y por desgracia para nosotros, cada matiz es único e irrepetible.