lunes, 28 de noviembre de 2011

A boya con norte

A pesar de que este domingo había viento del norte, tenía ganas de ir tras los sargos, así que mi hermano y yo nos fuimos a ver si sacábamos alguno de estos espáridos.
Una vez en el lugar elegido, observamos que el mar era un poco escaso y que las aguas estaban totalmente transparentes. Si a esto unimos el cielo claro que presentaba la tarde, ya teníamos todos los ingredientes para sumar un bolo.
Sin embargo, la pesca no es algo que se rija por normas matemáticas, así que tocaba armar los aparejos para comenzar a pescar.
A pie del agua, pude comprobar que sigue habiendo "pescadores" que se "olvidan" de dejar la zona de pesca, tal y como se la encontraron al llegar.
Lo que me fastidia de estas situaciones es que luego la gente cree que todos somos así, y claro está que esto no es cierto.Tras unos minutos intentando dar con los sargos, mi hermano estrenó su cuenta con una boga.
Estas son tan abundantes en esta costa, que no tardó en hacerse con la segunda de la jornada.
Poco después, yo también iniciaba mi particular cuenta con otra boga.En vista que los sargos no aparecían en la puesta inicial, fuimos tocando otras zonas próximas, en busca de los esquivos sargos.
El mar comenzó a poner distintas caras. Unas de calma casi total y otras muy violentas.Las bogas fueron adueñándose de las zonas escogidas, así que probamos suerte un poco más, antes de cambiar de lugar.
Nos costaba creer que en esta zona no apareciese algún sargo, pero debíamos responder ante los resultados negativos que llevábamos hasta el momento.En el nuevo lugar, la misma suerte que en el anterior: más bogas.
Después de un rato desanzuelando ejemplares de buen porte, mi hermano sacó sendos mújoles de bella librea.
Poco tienen que ver estos ejemplares con sus primos de los puertos, ya que estos últimos no gozan de buena reputación entre los pescadores de caña.Probando con un cebo distinto, logré engañar a un verdel que se lució en la pelea, para luego arrancar de las aguas a otro mújol.
Por lo menos nos habíamos librado de las molestas bogas ... de momento.En la última salida de pesca con boya, me había fijado que muchas bogas tenían un parásito en su garganta.
Y en este caso, también me percaté de este hecho al desanzuelarlas.
Lo increíble es que dicho parásito ocupa casi la totalidad del esófago, dificultando la alimentación del pez.
Las patas de dicho parásito, tienen forma de gancho, por lo que a la boga le resultará imposible deshacerse de tan desagradable inquilino.A media tarde, las olas comenzaron a perder intensidad, por lo que desaparecían las clásicas zonas de aguas glaucas en las que buscar a los sargos.
Pero las picadas no cesaban y las punteras de las cañas seguían marcando la actividad de las bogas.Mi hermano ya había plegado la caña, pero yo aún quise apurar el poco cebo que nos quedaba.
Los sargos no habían hecho acto de presencia, pero la jornada fue entretenida de todas formas.
Esperemos que la próxima vez tengamos a la meteorología de nuestra parte.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Elecciones

Ayer fue día de elecciones, así que Diego, Marcos y yo elegimos ir a pescar al mar, concretamente con la modalidad de surfcasting.La jornada nos recibió con unas tímidas gotas que se dejaban caer desde las nubes, sin embargo se intuía que la lluvia cesaría en breve.
Con las cañas montadas, nos dirigimos hacia la arena, con un futuro incierto por delante, pues el mar tenía buena pinta, pero esto no es suficiente ahora mismo.
Cuando la luz iba ganando intensidad, Juan se acercó hasta nuestra posición. Él había optado por la pesca a spinning con vinilo, pero el resultado había sido el mismo que el nuestro hasta ese momento.Habíamos tenido alguna que otra picada de peces pequeños, pero ninguno había podido engullir el cebo con el gran anzuelo que lo acompañaba.
Percibo una picada en mi caña y me apresuro a tomarla en la mano ... con ella en la mano siento que algo viene al otro lado de la línea, aunque es una sensación extraña. Cuando el bajo se aventura entre las olas, me doy cuenta de que he perdido la pieza, pero se intuye algo de bello colorido junto al anzuelo.
?????????
!!!Una jibionera¡¡¡
Lo único que se me ocurre en ese momento es que un buen cefalópodo, con la jibionera enganchada había tomado el cebo y en la lucha, este se soltó, dejándome como único trofeo el señuelo de plástico.
!!Insólito¡¡Las algas comenzaron a llegar a nuestra posición y la pesca se tornó molesta.
Alguna que otra picada con nulos resultados, hicieron que se echara de menos una caja de gusanos marinos, con la que tentar a esas especies.La mañana seguía con la misma tónica: picadas de peces pequeños que no quedaban prendidos.
Optamos por aguantar un poco más en el lugar y si todo seguía igual, probaríamos en otra zona. En uno de los lances, Diego reparó en que existía alguna anomalía en la línea, a su paso por la tercera anilla.
Cuando descubrí de qué se trataba, le cayó una pequeña burla sin maldad por nuestra parte. A causa de la falta de luz o del madrugón, Diego no había acertado a pasar la línea por la anilla, sino por el bastidor de esta.Las algas y el mar que perdía intensidad, propiciaron nuestra salida del arenal, en busca de un nuevo emplazamiento. Probaríamos suerte en una zona más limpia y bastante alejada del lugar inicial.
De camino, sugerí hacer una parada en un bar, para tomar algo.
En esto tuvimos mucha suerte, pues había una terraza montada junto a un parque infantil, por lo que la arena que llevábamos encima no se notaría entre la que ya había por el suelo.Con las fuerzas renovadas, emprendimos la marcha hacia la nueva ubicación.
De camino hicimos un alto para observar una obra de arte única. Se trataba de un castillo de arena de lo más fantástico, con un par de fuentes de agua y pequeños detalles de bella factura.
Su creador nos mostró una fotografía con otro que había hecho anteriormente, de proporciones mucho mayores.

En la nueva zona de pesca, el guión fue el mismo que en la primera, por lo que no tardamos en dar por concluida la jornada.
Nos lamentamos de no haber capturado alguna pieza, pero la pesca selectiva es lo que tiene.

La jornada según Marcos.

La jornada según Diego.

martes, 15 de noviembre de 2011

1º Concurso "A ver cantos quedamos a spinning"

Hoy me desplacé junto con Diego y Rubén a la zona de Ribeira-Portosín, para participar en el 1º Concurso "A ver cantos quedamos a spinning".
Después del madrugón a las 4:45 am, me fui hasta el punto de encuentro y de ahí partimos hacia Aguiño. Llegando al lugar, unas luces en el horizonte nos anunciaban una tormenta próxima, si bien sabíamos que el tiempo iba a ser muy desapacible.
Ya en Aguiño, me encontré con Sergio y sus colegas de pesca.
Charlamos un rato mientras no abrían el bar, y en torno a las 7:30 am nos fuimos en busca del merecido café matinal.
Una vez dentro comencé a mirar rostros conocidos; pescadores de otros blogs con los que fui entablando conversación, como si nos conociéramos de toda la vida. El buen ambiente reinante ya auguraba un gran éxito, en cuanto al lado humano del evento se refiere.
Poco antes de partir hacia el pesquero, asistimos a la entrega de dos cucharillas para la lubina, cortesía de "Cucharillas EDU", a quién agradezco este gesto.
En dicho momento aproveché para saludar a Anxo, que fue uno de los encargados de difundir este evento.
A la salida me encontré con Jorge y con Xenxo, y poco después con Miguel.
Intercambiamos unas palabras antes de salir hacia la zona de pesca, y fue con los dos primeros con los que nos marcharíamos mis compañeros y yo, hacia una zona a priori algo resguardada.Llegamos a una zona de playa, con el sonido del mar y los truenos de fondo.
Los rayos estaban próximos, por lo que estuvimos un rato sopesando la posibilidad de retrasar el inicio de la jornada.
Nos tuvimos que cambiar a toda prisa en un lugar reducido, ya que la lluvia iba en aumento.
Cuando la tormenta parecía haberse alejado, comenzamos a efectuar los primeros lances.
El mar mostraba diferentes caras, si bien en los puntales, había atractivas rompientes en las que probar fortuna, así que para allá nos fuimos.Fui probando distintos minnows hasta llegar a una zona con más calado.
Entonces opté por estrenar uno de los señuelos que Cucharillas EDU nos había regalado.
Lo cierto es que sacar una de las cucharillas de la bolsa en la que venían envueltas, ya fue toda una odisea, pues el triple de buena calidad, parecía empeñado en clavarse en todo lo que lo rodeaba.
El primer lance se podría decir que fue la toma de contacto y no fue de mi agrado, pero entonces acorté la linea que colgaba desde la puntera y ejecuté un lance potente.
El señuelo salió disparado hacia el mar, ganando distancia a medida que perdía altura.
En cuanto comencé la recuperación, noté a la perfección el navegar del señuelo y tenía la certeza de que si algo interrumpía la recogida, el cachete por mi parte sería instantáneo.
Podéis ver más sobre este magnífico señuelo en este enlace:
http://solorobalizas.blogspot.com/2011/11/las-mejoras-de-la-cucharilla-edu.html
Pude comprobar de primera mano las mejoras que Eduardo Fontela había efectuado en el señuelo, y lo cierto es que se trata de un señuelo concebido al 100% para el mar.Como había perdido de vista a alguno de mis compañeros y no los divisaba por las inmediaciones, opté por buscar un camino por el que poder volver al punto de partida.
Ascendí por la pendiente con paso apurado hasta llegar a una pista y de ahí caminé hasta la carretera.
Durante el trayecto, el viento aumentaba de intensidad por momentos.Llegué nuevamente a la playa y opté por probar un rato con los vinilos, ya que en este escenario de arena, estos suelen dar buenos resultados.
En vista que el primer lance fue recompesado con una cantidad ingente de algas, me desplacé hacia el centro de la playa, procurando guardar una distancia con los pescadores que ya se encontraban en el lugar.Allí me encontré con Sergio, quién había sacado una lubina con un chivo.
Charlamos un rato sobre el transcurso de la jornada y otros temas relacionados con la pesca.
Después llegó uno de sus compañeros y se unió a la charla de buena gana.
Estuvimos un buen rato conversando, quizás sabedores de que la jornada no daría mucho más de sí.Cuando retomé la pesca, otros pescadores habían llegado al lugar.
Tras unos cuantos lances desde una atalaya más o menos segura, puse rumbo hacia el punto de partida.
De camino pude ver como un pescador trataba de librar su señuelo de unas rocas cercanas. Pude comprobar que se trataba de Rober: reputado pescador con chivo y artesano de este señuelo tan nuestro.
Me dirigí a él comentándole que había hablado con un amigo suyo, con motivo de unos señuelos que él fabrica, pues tenía ganas de comprar algunos.
La charla resultó muy productiva pues me comentó algunas cosas que siempre está bien saber.
Me despedí de él y a continuacion me situé encima de unas rocas.
Volví a probar suerte con un minnow, con la esperanza de que alguna lubina despistaba tomase el engaño.
Tras un buen rato sin noticias de las lobas, puse rumbo hacia el coche y por el camino me encontré con tres pescadores que también conocía por sus respectivos blogs.
Eran Santi Nitas, Vitu y Marcelo.
También estuve un buen rato hablando con ellos, donde contamos innumerables anécdotas de pesca. Pero la que se llevó palma sin duda, fue una sobre reos con Santi como protagonista.Con todo decidido, tocaba irse a la zona de encuentro para el pesaje de las piezas obtenidas y la posterior comida.
Al llegar nos comentaban que Tirso había sacado un robalo impresionante y lo cierto es que cuando lo contemplé, me quedé fascinado por el porte de semejante ejemplar.
!!8,320 kilogramos de robalo, nada más y nada menos¡¡
Sin embargo las capturas habían sido escasas entre los 73 pescadores que participamos en el evento.
Mientras esperábamos para entrar a comer, mantuve una amena charla con compañeros de otros blogs. De esas charlas que te envuelven hasta tal punto que el tiempo parece haberse detenido, y es que había muchas cosas que contar.Una vez en el interior del comedor, comenzamos a degustar el menú preparado para la ocasión.
Aquí también continuaron las charlas, hablando de lubinas, salmones y otros peces.
Una vez terminada la comida, llegó el sorteo de distintos obsequios para los participantes.El evento finalizó con la entrega de premios a los afortunados triunfadores de la jornada.
Decir que la organización se ha portado estupendamente, agradecer a los patrocinadores su aporte al evento y que pronto se pueda repetir la experiencia. Y digo esto porque muchos de los asistentes coincidían en lo grata que fue la velada.

Para saber más sobre este concurso, podéis visitar los siguiente enlaces:

http://santinitas.blogspot.com/
http://maruxiarianxo.blogspot.com/
http://rober956.blogspot.com/
http://entreespumasycantiles.blogspot.com/
http://picanouque.blogspot.com/
http://surfcastingmasters.blogspot.com/
http://tirsospinning.blogspot.com/
http://solorobalizas.blogspot.com/
http://riveirarabalisa.blogspot.com/
http://persiguiendorobalos.blogspot.com/
http://pescarobaliza.blogspot.com/
http://jorgevigospinning.blogspot.com/
http://pasion-pesca.blogspot.com/

sábado, 12 de noviembre de 2011

11:11:11 11.11.11


Ayer, día 11 del 11 del 2011, me desperté con ganas de ir hasta la costa a por algún sargo.
El caso es que el día se inició con un color plomizo y agua en abundancia; de esos días que uno piensa: - Hoy hace un día estupendo para dormir.
El caso es que postpuse la salida de pesca matinal y opté por acercarme por la noche, al salir del trabajo.
Una vez finalizada la jornada laboral, a eso de las 10:15 pm, emprendí rumbo al pedrero.
Llamé a mi amigo Luis y se dio la casualidad que estaba muy cerca de donde me encontraba.
Quedamos para tomar algo y después me iría de pesca.
Casualmente, mientras hablábamos, llegaban las 11:11:11 pm. Al igual que por la mañana, ya que también había estado con él a las 11:11:11 am.
Después de despedirnos, puse rumbo hasta un puerto cercano, para ver el estado del mar y mi sorpresa fue que no se movía nada.
Por ello llamé a Marcos (Pesca Atope) y quedamos para intentarlo esta mañana.Llegamos al lugar escogido en torno a las 8:30 am, pero el panorama era imposible. Un mar con un oleaje excesivo, que no dejaría pescar con comodidad.
Inspeccionamos el lugar y observamos como algún valiente lo intentaba, pero nosotros no íbamos a pecar de imprudentes.
Buscaríamos un lugar más resguardado, en el que poder pescar con algo más de tranquilidad.Finalmente llegamos a una zona de roca de cierta pendiente en la que miramos un mar bastante aceptable, aunque un poco pasado.
Había que empezar ya, así que montamos todo y comenzamos a pescar.
Las olas nos fueron quitando las ganas de aguantar en el lugar, así que nos movimos hasta un nuevo emplazamiento.Puesto que no llevábamos macizo, opté por machacar algunos mejillones y echarlos al agua.
Poco después de hacer esto, siento la primera picada ... !!Una boga¡¡
La jornada ponía rumbo al fracaso, pues estas no suelen viajar solas en su periplo costero.Y después de que mi compañero sacase otra yo encadené varias capturas seguidas.
Ya no había mucha opción de cambiar de lugar, por lo que aguardamos los acontecimientos que nos depararía la jornada.También aquí el mar comenzó a ganar en intensidad, por lo que había que mantener un ojo en la boya y otro en el mar.
A pesar de que a veces las olas rompían con fuerza, la boya se mantenía bastante bien en el agua.
Nueva picada de mi compañero y ... !!la silueta inconfundible de un espárido¡¡
Un sarguito que volvía a dar un soplo de esperanzas a la jornada, pues había posibilidades de que otros pasaran por el lugar.
Después de desanzuelarlo con cuidado, lo devolví al agua, en una zona un poco alejada.Con la mañana bastante avanzada, tuve una picada brutal, que me dejó sin cebo. Volví a encarnar y lancé al mismo punto. Unos segundos después ... el mismo proceder.
???????
Pensé en un astuto sargo anciano, de esos a los que la edad les ha proporcionado una desconfianza sin igual.
Lanzo nuevamente al mismo lugar y la boya se hunde a gran velocidad ... clavo con firmeza y noto algo al otro lado de la línea ... y no es una boga.
Cuando lo elevo hacia mi posición, no acierto a precisar de qué pez se trata, pero cuando lo deposito sobre la roca, me doy cuenta de que se trata de un verdel o estornino.
Los colores con los que este pez está decorado son ciertamente bellos y lo contemplé con detenimiento, pues era el primer ejemplar que capturaba.
Después de liberarlo del anzuelo, lo devolví al mar para que continuase con sus quehaceres diarios.Con el cebo casi terminado, me lamento de no habernos topado con los sargos adultos.
Mientras repongo el cebo, la puntera de la caña de Marcos da signos inequívocos de que algo de mayor porte ha picado.
Se trata de un sargo que ha tomado prestada la bravura del mar, para iniciar una batalla sin igual en esta escarpada costa. La caña resiste los envites constantes y se encuentra preparada para la maniobra de izado.
Al final el sargo se da por vencido y llega a manos de su captor. Este ha sido el justo trofeo a la insistencia y a permanecer en el lugar sin darnos por vencidos.Aún tuve tiempo de sacar la enésima boga, antes de iniciar la salida del pedrero.
Sin duda estas han sido las protagonistas de la jornada, pues sacamos un gran número.
Sin embargo no tardaré mucho en volver a por los sargos, pues las lubinas se están mostrando muy esquivas a estas alturas del año.

En recuerdo de Berto.

Mientras escribía esta entrada me he enterado que el hermano de un buen amigo, ha fallecido en un accidente de coche.
30 años de juventud que se despiden de nosotros.
Descansa en paz Berto.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Arsenal pesado

Antes de nada quisiera darle las gracias a todos los seguidores de este blog, porque ya somos 100.
¡¡¡Gracias!!!


Después de que el temporal comenzase a remitir un poco, tocaba volver al pedrero.
Al llegar al lugar me acordaba del pescador que pocos días antes había fallecido cerca del lugar:
NOTICIA
Y es que los temporales suelen cobrarse alguna que otra víctima, ya sea por imprudencia o por casualidad.
En esta ocasión fuimos Diego, Rubén y yo, los que afrontaríamos la jornada matinal.
En la fotografía se puede observar como la arena expulsada por el oleaje, ha cubierto un buen tramo de la bajada a la playa.
Y como el día también presentaba una condiciones un tanto duras, nos decantamos por usar el señuelo más nuestro: el chivo.El chivo es probablemente el señuelo que ha sacado más robalos en nuestras costas, pues ya se lleva utilizando desde hace mucho tiempo y porque sus características permiten pescar en zonas y condiciones que otros señuelos difícilmente podrían hacerlo.Así que cogimos nuestros equipos para spinning pesado y nos desplazamos hasta la rompiente.
El reino de la espuma se extendía por toda la franja de costa, así que había que extremar las precauciones.Con lances que superaban holgadamente el medio centenar de metros, fuimos barriendo las zonas que a priori podían regalarnos con alguna lubina.
El viento del norte no me agradaba lo más mínimo, pero había que lidiar con lo que había.Con la jornada bastante avanzada, Rubén tuvo una picada que no se materializó.
Poco después gocé de la oportunidad de hacerme con la primera pieza de la jornada, pero la sorpresa y la lentitud de reflejos, dieron al traste con la captura.
Y es que todavía mostraba síntomas de la gripe que había padecido días atrás.Aquí os pongo una pequeña muestra de los señuelos que se utilizan en esta disciplina, si bien los chivos son los que se llevan el protagonismo.
Y aunque no soy muy asiduo de esta modalidad, he de decir que me encantaría sacar alguna pieza con este señuelo, por aquello de que fue gestado en esta tierra.El cuerpo ya comenzaba a mostar los síntomas inequívocos de cansancio. Hacer lances contínuos con señuelos de 100 gramos, es algo que no se puede soportar mucho tiempo, por lo que los descansos periódicos para cambiar de postura, se hacen muy necesarios.Busqué con ahínco la picada que me brindase la oportunidad de hacerme con una lubina, si bien el océano no parecía tener la más mínima intención.
A pesar de la vistosidad de la instantánea, el equipo permite al pescador, hacer los lances desde posiciones más o menos seguras.En otro de los lances, cuando el chivo tocó el agua, pude ver como un pez se sobresaltaba en la cresta de una ola.
Los contínuos lances ya habían hecho mella en nuestros brazos, por lo que no pudimos prolongar mucho más la jornada.
A pesar del cansancio, me fui contento, pues estuve a punto de saborear el éxito con el chivo. Sólo la constancia me proporcionará ese momento ... y espero que este llegue pronto.

Mientras tanto, deleitaros con este vídeo: