Este fin de semana la protagonista tenía que ser la lubina o robaliza, pues había quedado el sábado con
Miguel para pescar y el domingo tendría lugar el II Encuentro
Bricoypesca.com.
Viernes por la tarde llegué a casa de
Walter, donde pernoctaría hasta el día siguiente.
Jugué con Tana hasta la hora de la cena, en la que miraríamos el partido entre España y Holanda.
El resultado hizo que nos acostáramos un tanto decepcionados, pero entonces ya sólo quedaba pensar en el sábado de pesca.
Al día siguiente llegué a Caión un poco antes de la hora acordada con Miguel, ya que Walter me había sugerido una ruta más rápida. Aproveché para bajar hasta el puerto de la villa marinera y mirar si había alguien pescando. Allí me encontré con dos pescadores. Uno de ellos parecía haber tirado la toalla, pues me daba la sensación de que estaba desganado, mientras que el otro, de edad más avanzada, estaba atento a las evoluciones de la puntera de su caña. Fue con este último con el que comencé a hablar de pesca.
Mientras me ponía al corriente de la situación pesquera del lugar, este nota un leve toque en su cebo y ejecuta el gesto para clavar al pez. En unos segundos comprueba que se trataba de un pinto, que iba a pasar a acompañar a otros que ya tenía en su poder.
Luego me despedí de ambos pescadores para dar una vuelta por el pueblo, mientras no llegaba mi anfitrión.
A la hora acordada llegó Miguel, y sin tiempo que perder, nos subimos a los coches y pusimos rumbo a la zona de pesca.
Una vez en el lugar, comprobé que el mar estaba precioso para dar alguna "robaliza". Teníamos oleaje y espuma, que siempre da moral a la hora de pescar esta especie.
Los minows y vinilos fueron prospectando las zonas que a priori parecían más prometedoras.
Lanzábamos a rocas alejadas, entre los canales que había en las proximidades, etc.
La mañana transcurría y no se percibía actividad. Quizás no estaban por la zona o no querían nada de lo que les ofrecíamos.
Cambiamos a otros puntos, pero el resultado fue el mismo.
Nos tomamos la situación con filosofía y nos pusimos a charlar de pesca y de otros temas asociados a esta. La mañana fue transcurriendo hasta la hora de salir del pedrero. Después de cambiarnos, subimos a los coches y volvimos al punto de partida.
En un bar cercano repusimos fuerzas mientras proseguíamos la charla.
A media mañana Miguel tenía que acudir a una cita ineludible, así que me despedí de él, agradeciéndole su hospitalidad.
Volví a casa de Walter, donde estuve hasta bien entrada la tarde. De allí puse rumbo a casa, pues al día siguiente tocaba acudir a Aguiño, con motivo del encuentro de pesca que
Mikel organizaba.
A las 4:30 am, con muy pocas horas de sueño reparador, tocaba levantarse. Me desplacé hasta el lugar en el que había quedado con Rubén y con todo cargado en el coche, emprendimos el viaje hasta Aguiño.
En el bar de reunión me fui encontrando con buenos colegas de afición:
Anxo,
David, Edi, Roberto, Iván, Toni,
Sergio, Carlos, Lens,
Jorge, Gerson, etc. Eché en falta a otros, pero tendrían sus motivos para no acudir.
Tras el desayuno, cada uno buscó un lugar donde pescar, si bien el viento era excesivamente molesto.
En la zona elegida se encontraban Manel, David, Edi, Cabo y algún pescador más.
Los dos primeros ya habían capturado tres lubinas, así que había que montar los equipos, por si había algún pez más, dispuesto a picar.
Yo me dediqué a "picar" la empanada de zorza y pollo que Manel tenía en el maletero, ya que el desayuno había sido insuficiente para mi complexión.
Cambiamos de zona, para seguir intentándolo. Las condiciones eran bastante duras, pero se miraban algunas lubinas persiguiendo los señuelos. Sin embargo eran las gaviotas las que mostraban más interés por los paseantes que empleamos en algún momento.
Cuando decidimos salir de la zona de pesca, me fui con Rubén, Mikel y Manel para ayudar con los preparativos del pesaje y la comida.
Después de recoger la bebida y la comida, Manel y yo nos fuimos a comprar pan, hielo, etc.
Tuvimos tiempo de hacer una "parada técnica" para tomar unas cañas. Con el calor que hacía, la
1906 fresquita nos venía que ni pintada jejeje.
A la hora del pesaje, pude ver otras caras conocidas: Casti,
Tirso, ...
Los participantes eran mayoritariamente de Galicia, pero había asturianos e incluso un pescador de Santander.
Varias lubinas y una aguja, fueron el resultado de una jornada complicada, en cuanto a la climatología.
Los que acertaron con los lugares, fueron los que se llevaron el gato al agua.
Tras la comida, había que proceder a la entrega de premios. Mikel dedicó unas palabras a todos os asistentes, para luego comenzar con la ceremonia.
El tercer lugar fue para Tirso.
El segundo puesto fue para Manel.
Y este seguidor del Deportivo de la Coruña fue el que se alzó con la victoria.
Tras la entrega de premios, alguna gente se fue ausentando y otros seguimos con las tertulias de pesca.
El cansancio hizo mella en algunos participantes y fueron varios los que aprovecharon para echar una siesta.
Entre charla y charla conocí a Kiko, propietario de la tienda
Nordés, el cual me informó de otra quedada que habrá en breve.
En torno a las 9 de la tarde, comenzamos a recoger todos los bártulos y procedimos a llevar la basura a los contenedores. Entonces aún hubo tiempo de ir a un camping cercano, para rematar el día con charla de pesca.
Después ya sólo quedaba volver a casa para cenar y acostarse.