Inicio de temporada con sequía

Este año la falta de agua ha provocado que el inicio de temporada se presentara muy seco.

Los ríos discurren con niveles más propios de meses veraniegos y a falta de algún río con algo de garantías, decidimos comenzar pescando en un embalse.
A primera hora ya estábamos Luis y yo montando equipos y preparándonos para el frío y la lluvia, que paradójicamente habían vuelto el día anterior.
Otras caras conocidas fueron apareciendo por el lugar y una vez con todo listo, nos fuimos a una zona que nos suele dar buenos resultados.
Sin embargo, a medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que la vegetación acuática había crecido demasiado, debido al buen tiempo de días atrás. Habíamos escogido mal el lugar.

Una vez nos reencontramos con otros compañeros de afición, comentamos que faltaba alguien que no perdonaba el arranque de temporada y ante esta situación extraña, Juan llamó a Salva.

El motivo no podía ser peor. La madre de dicho compañero había fallecido esa misma noche y evidentemente, este hecho truncó los ánimos de todos los que lo conocemos.
Mi más sentido pésame para la familia y allegados.

La mañana discurrió con pocas capturas por parte de otros pescadores, si bien las que habían salido eran de buen porte.Estuvimos hasta media mañana intentándolo y cuando íbamos para los coches, Juan posaba para una foto, con la trucha que otro pescador había capturado minutos antes.
2.700 Kg de bella trucha común que sucumbió a la cucharilla.

En vista de la mañana tan mala que tuvimos, nos fuimos para casa a descansar, pues el madrugón había sido monumental.
Por la tarde me acerqué hasta otro embalse, pero la afluencia de pescadores era de tal magnitud, que pronto desistí de intentarlo.
Sin duda una jornada para olvidar.

---------- Ayer ----------

Y como ya tenía ganas de tocar escama, me fui con Antonio a un río próximo (ya que el tiempo no daba para mucho) a intentar hacerme con la primera pintona de la temporada.
El río discurría con poco caudal, pero la idea de poder engañar alguna trucha o algún reo, ya era motivo para intentarlo.
Nada más entrar en el río, miré algunas truchas de pequeño tamaño, que huían despavoridas ante nuestra presencia.Aunque comencé con una cucharilla de color cobre, no tardé en poner otra que últimamente me ha dado buenos resultados.
El equipo compuesto por una caña de 1.35 metros de acción ultraligera y el carrete de tamaño 1000, garantizarían el disfrute de cualquier pintona que se capturase en el tramo.
Y después del cambio de señuelo, no tardé en hacerme con la primera trucha del año, que como siempre, cuenta con un valor simbólico para el aficionado.
Era una trucha de tamaño discreto, pero la primera al fin y al cabo.
Con nuestros lances fuimos escudriñando cada rincón, si bien no nos podíamos parar tanto como quisiéramos a causa del escaso tiempo.
Zonas de corrientes y tablas profundas eran la tónica general.En invierno en este río solemos mirar reos y truchas de buen tamaño: Truchas y reos.
Y como días antes mi hermano y Antonio habían divisado algunos ejemplares, de vez en cuando movía las raíces de los árboles a la espera de mirar salir algún "submarino".
La abundancia de vegetación en el río condicionaba algunos lances y en este lugar tan prometedor, Antonio tuvo su primera picada, pero sin llegar a cobrar la pieza, pues la trucha fue más rápida que el pescador.Los lances de ballesta y de péndulo iban colocando los señuelos en zonas estratégicas y así nos fuimos haciendo con alguna captura más.
Sin embargo, las piezas eran de escaso porte por el momento, aunque quedaban algunas zonas buenas por visitar.Cuando el sol dejó de iluminar la jornada, la temperatura comenzó a descender. El frío se notaba bastante al llevar puestos sendos vadeadores transpirables, pues con los de neopreno la sensación de frío es menor.La jornada ya tocaba a su fin, pues teníamos que contar con el camino de vuelta.
Nos quedó un buen tramo sin pescar por falta de tiempo, pero habrá otros momentos en los que poder acercarse hasta este curso fluvial.De vuelta al coche, paramos a hablar con un pastor, que nos comentaba que este año la sequía había condicionado la subida de grandes peces.
Fuimos caminando por sendas de hojarasca y piedra, marcadas por la erosión que durante años, las ruedas metálicas de los carros habían generado.
Y la jornada no dio más de sí, pero nos valió para sacarnos la espina del primer día.