Ayer por la mañana había quedado con Esteban y Miguel para ir a varear. La zona elegida tendría que estar algo resguardada del peligroso mar que hay estos días.
Tras el desayuno, pusimos rumbo a la zona de Samil, pues a buen seguro podríamos pescar con bastante tranquilidad y con un poco de suerte, tocaríamos escama.
Tras preparar los equipos, bajamos hacia la playa por unas escaleras, para luego comenzar a lanzar nuestros señuelos desde unas rocas cercanas. Inicialmente no percibimos actividad alguna, así que fuimos lanzando por la playa hacia otro grupo de rocas. Tras acceder a este, volvimos a lanzar sobre un oleaje creciente.
Y fue Esteban el primero en sentir algo al otro lado de la línea. Se trataba de una lubineta que había encontrado muy apetecible el vinilo que mi compañero había escogido.
La primera captura siempre anima al grupo, así que a seguir intentando hacerse con otra pieza.
Miguel y yo probábamos con sendos minnows, mientras que Esteban proseguía con el vinilo.
La marea continuaba descendiendo mientras el oleaje del mar ganaba en intensidad.
Quizás esto nos favorecía, aunque en la pesca no se puede descartar nada.
En una franja de costa con aguas más calmadas decidí enganchar un paseante a la grapa. Mi colega Marcos me ha enseñado que incluso en invierno, estos pescan.
Bajo el puente de la Isla de Toralla, observamos a un buceador afanándose en recolectar algo, aunque no llegamos a saber si eran nécoras o centollos.
Lanzando desde la escollera que une la tierra firme con la isla, Esteban clavó algo. Cuando ese algo llegó a la superficie pensó que se trataba de una lubina, pero cuando ya estaba cerca se dio cuenta que se trataba de una baila (Dicentrarchus punctatus).
Tras las fotos, también fue devuelta a su medio.
En esta ocasión, cruzamos el puente y nos dispusimos a pescar desde la isla, puesto que la marea lo permitía.
Al caminar por las rocas, veía gran cantidad de erizos de mar, que me recordaban a Chano, pues el la quedada de SpinninGalicia había grabado un vídeo en el que daba buena cuenta de ellos: http://chanodepesca.blogspot.com.es/2013/10/3-quedada.html.
En la cara oeste de la isla, que estaba más expuesta, las olas eran de mayor tamaño. Aquí ya había que tener cuidado. A pesar de que estuvimos un rato, no sentimos picada alguna, por lo que decidimos dar la vuelta.
De camino pudimos observar algunos de los peculiares chalets que se encuentran en la isla.
Después de una buena caminata, tocaba irse al bar a tomar una cervecita, con la que nos sirvieron una generosa tapa de callos que nos vino muy bien, para reponer fuerzas.
Aprovecho este espacio para desearos unas Felices Fiestas y que el año que está a punto de comenzar sea siempre mejor que el que va a terminar.