Este domingo me fui a Lugo con mi amigo Nino a conocer a José Félix Castrillejo.
En esta antiquísima ciudad me encontré con la persona que hizo posible, a través de Nino, que me introdujese en el mundo de los blogs.
A escasos metros de su casa, José Félix tiene un buen lugar para el entrenamiento del lanzado, y tras una larga charla sobre la situación de la pesca actual, nos fuimos al prado para maravillarnos con esta disciplina.
Bucles, lances largos, speys y un amplio repertorio de lanzados fueron cobrando vida en el aire lucense. Una habilidad lanzadora como la que había mirado en algunos vídeos se presentaba ahora ante mí en vivo y en directo. En ocasiones me perdía en la jerga del lance, pero me quedaba himnotizado con la cantidad de cosas que se pueden hacer con esta disciplina.
Nino intentaba que Félix le mostrase algo que él pudiese utilizar en la pesca del reo. Al mismo tiempo le proponía situaciones de pesca, de presentar la mosca de una u otra manera, para ver cómo Félix las solventaba.
Al final de la tarde, un parapente a motor llamó nuestra atención y dió fin a esta jornada de lanzado.
Cuando ya asomaba la noche, nos despedimos de José Félix, agradeciéndole su hospitalidad, que nos haya presentado a su familia y nos hiciese esta demostración.
Cuando ya asomaba la noche, nos despedimos de José Félix, agradeciéndole su hospitalidad, que nos haya presentado a su familia y nos hiciese esta demostración.