domingo, 18 de enero de 2009

Fuerte temporal

Juan y yo habíamos quedado para pescar a las 8:00 am a pesar de que había un fuerte temporal rondando la costa.
Al llegar, Juan me comunicó una mala noticia de un pescador al que el mar lo había arrastrado y que estaba grave. (noticia).
Esta tarde me he enterado de que ha fallecido. Mi más profundo pésame para su familia y allegados.
Volviendo a la jornada, en el horizonte se apreciaban unas olas de unos 4 ó 5 metros que rompían con fuerza. Sin embargo las que nos llegaban a la orilla no alcanzaban los dos metros.Las lluvia nos quitaba el sabor salado del agua que nos salpicaba en alguna ocasión.
El mar imponía con cada minuto que la marea seguía subiendo. En las zonas de arena las olas nos hacían flotar por momentos, ya que se llevaba la arena de debajo de nuestros pies.Nos desplazamos entonces hacia unas rocas, ya que en la playa se nos estaba complicando la pesca. Lo intentamos este saliente durante un rato, para después proseguir hacia el sur, hasta donde el mar nos lo permitiera.La isla de Toralla era testigo mudo, como en otras ocasiones, de como un mar enfurecido puede complicar una jornada de pesca en un lugar "abrigado" del temporal reinante.

Con la pleamar el mar se tornó violento y esto nos hizo reconsiderar la jornada.
Con la pleamar, el atlántico nos mostró su peor cara. Otros pescadores desistieron en sus intentos por obtener la ansiada picada. Nosotros no íbamos a ser imprudentes, así que decidimos volver sobre nuestros pasos, lanzando siempre que el mar nos diese una tregua.Y en uno de estos lances noté un leve toque y clavé con decisión debido a la considerable distancia a la que se hallaba el artificial.
La sorpresa fue mayúscula al acercar el pez y comprobar que era un precioso mújol.
Y digo precioso porque este no es uno de esos mújoles que frecuentan los puertos y que tan mala fama tienen.

La lucha duró un buen rato y nos permitió grabar parte de ella. La potente defensa que mostró el pez en todo momento, le hizo justo merecedor de volver a su hábitat.

lunes, 12 de enero de 2009

El esquivo sargo

Tras unos días preparando una salida de pesca marina, algunos compañeros del foro vigospinning habíamos quedado este domingo para ir tras los sargos.
Estuvimos un buen rato buscando la postura propicia para esta modalidad.
Las previsiones auguraban una mañana fría y había que ir pertrechado con ropa de abrigo para no padecer las inclemencias meteorológicas.Los cinco íbamos a comenzar en una zona que parecía propicia. Fuimos confeccionando los aparejos para después depositar nuestras boyas sobre el agua. La gamba pelada fue el cebo aconsejado por Juan.Las islas Cíes eran testigos presenciales de nuestro afán por hacernos con alguno de estos rayados espáridos. Los pequeños mordiscos en la gamba, indicaban que algún ejemplar de escaso porte rondaba la zona.
Tras un buen rato cambiamos de zona. Y es que en este tipo de pesca, si un lugar no te da la ansiada captura, es mejor buscar otro lugar según el mar va cambiando.
Mientras los compañeros se colocaban en otra ubicación, me reencontré con un buen compañero de pesca al que hacía años que no miraba.
Tras una larga charla, me dispuse a reunirme con los colegas que se hallaban cerca del parador de Baiona (el primer pueblo que recibió la noticia del descubrimiento de América).
Las horas pasaban y el sargo no aparecía. Pero no cejábamos en nuestro empeño por sacar alguno, ya que Juan nos había mostrado las fotos de capturas recientes.
Ahora que el sol brillaba sobre nuestras cabezas, Luis y Diego aprovechaban para descansar.
Al mediodía Juan decidió cambiar de estrategia e intentarlo con la técnica del plomo corrido. El mar arreciaba por momento y se negaba a entregarnos a alguno de sus moradores.
La proximidad con la hora de la pleamar fue el momento escogido para retirarnos. Pero lo hacíamos con la cabeza bien alta por haberlo intentado.
Además la jornada nos sirvió para que algunos foreros se conocieran en persona.
Compartir una jornada de pesca con los compañeros también es algo que nos enriquece como personas y añade a la pesca el componente humano, ya que la captura no lo es todo.
Entonces nos despedimos con la promesa de intentarlo en otra ocasión y en compañía de otros que por diversos motivos no pudieron acudir.