viernes, 26 de noviembre de 2021

"Tinta" de la ría

 Como ya viene siendo tradición en estos últimos años,  con la apertura de la pesca del choco (sepia), dentro de la ría, quedé con Jose y con Luis para tentar a estos cefalópodos. Son momentos para disfrutar del compañerismo y echarnos unas risas, ya que pasamos unas cuantas horas en la barcay aprovechamos para contar anécdotas, degustar licor café, etc.

Las primeras luces del día nos permitían embarcar, para poner rumbo a la zona elegida para comenzar la pesca. El día se presentaba con una climatología buena, en cuanto a que no había previsión de lluvia, si bien los días anteriores habían caído bastantes precipitaciones.
Con el café en el cuerpo, con el que Luis siempre nos obsequia, comenzamos a pescar. La línea de mano es una modalidad que cada vez se percibe menos entre la gente joven, pero nosotros por ahora, la mantenemos con vida, ya que nos da muy buen resultado.
Los primeros chocos (sepias) iban llegando a nuestras manos, con alguna que otra sorpresa en forma de chorretón de tinta. Hay que estar siempre atentos, porque los cefalópodos no se rinden fácilmente. Como toda criatura, tienen sus recursos.
Jose siempre nos suele contar jornadas en tiempos pasados y es inevitable comparar un año con otro, ya que este no pintaba demasiado bien. Por ello hubo que ir cambiando de zona, probando en distintos fondos.
Una de las cosas que más me gustan de este día, son las vistas que podemos tener desde dentro de la ría. El puente de Rande, las bateas de los mejillones y las montañas circundantes, que se precipitan sobre el mar. ¡Ciertamente una pasada!
A media mañana nos encontramos con Marco, que había venido desde Portugal con unos amigos. Su jornada no iba muy bien, así que les comentamos como mejorar sus montajes. Al poco tiempo ya tuvieron sus frutos. La veteranía es un grado jejeje.
Unas gotas que cayeron poco después, provocaron la aparición del arcoiris. Jose tuvo una corazonada, con respecto al color de uno de los señuelos, pero no obtuvo el resultado esperado, por lo que nos reímos por enésima vez.
También capturamos algunos calamares, que siempre son bienvenidos. Algunas veces pican cuando vamos cobrando el montaje desde el fondo, para revisarlo.
Los cafés y el licorcafé nos alegraron la mañana, ya que hubo momentos en los que la actividad era casi nula. Aún así nos conformábamos, ya que las embarcaciones circundantes no habían tenido mucha fortuna, mientras que nosotros ya teníamos bastantes a bordo.
 
Al comienzo de la tarde, las capturas eran casi anecdóticas, ya que la marea, el viento y las algas, nos complicaban la pesca. Pero gracias a la constancia, salieron algunos chocos más.
Y ya no insistimos mucho más, porque había ganas de volver a tierra firme, así que pusimos rumbo a puerto, para luego estar un buen rato con la tertulia del día y comentando más cosas.
¡¡Otra jornada más en buena compañía!!