sábado, 29 de octubre de 2011

El fin de una sequía

Estos dos últimos meses anduve muy preocupado por la sequía que la comunidad gallega estaba atravesando. Ríos casi secos y embalses que mostraban zonas nunca antes vistas.
Y es que esta sequía ha sido la mayor de los últimos 50 años, por eso yo no recordaba nada parecido.
Por suerte el pasado domingo mientras pescábamos, pudimos contemplar las primeras nubes portadoras de buenas noticias.Como comenté en la anterior entrada, el domingo 16, después de despedirme de Walter, me reuní con Antonio y Ángel. Ambos habían estado en el embalse de As Eiras por la tarde y me habían comentado lo vacío que se encontraba.
Por esta razón me acerqué el día 19 hasta sus orillas, para comprobar de primera mano, las consecuencias de la sequía.
Hace unos años había visto el nivel del embalse un poco más bajo, pero a causa de una maniobra de la administración.
El caso es que el río Oitavén portaba una mísera carga de agua, que a buen seguro no se corresponde con el caudal ecológico. Seguramente será el caudal eco-ilógico, el que en aquel momento discurría por el río.Esos días se estaban llevando a cabo unas obras (supongo que de mejora), aprovechando las circunstancias.
El caso es que el volumen de agua que se iba para el suministro de los núcleos urbanos circundantes, era generoso. Espero que lo utilizaran de manera eficiente, pues el agua es cada vez un bien más preciado.Otro de los ríos que aportan agua al embalse presentaba una estampa desoladora. La orilla resquebrajada por la falta de agua, presentaba una gradación de colores que iba desde la vegetación de ribera hasta el lodo más fresco.
En estos parajes y en los ríos de los alrededores, las garzas y cormoranes han hecho su particular agosto, capturando peces con suma facilidad, pues a estas alturas el agua debería de fluir en abundancia.Pero el domingo 23 de octubre, mientras pescaba con unos compañeros, las nubes cargadas de agua hacían acto de presencia.
La única captura de la jornada fue una lubineta que sacó Rubén, aunque Marcos tuvo algunas picadas.
Cuando la jornada tocaba a su fin, comenzó a llover.
Creo que nunca he deseado con tanto ahínco que llegase la lluvia.Y 5 días de lluvia (dos de ellos muy abundantes) han obrado el milagro.
Las precipitaciones que han causado diversos destrozos y problemas por toda la geografía, han comenzado a acumularse en los embalses de la comunidad.La antigua carretera que permanece aletargada durante periodos de tiempo bastante largos ...... volverá en breve a dormirse bajo las aguas. Y espero que no vuelva a verla durante mucho tiempo, pues será una buena señal.El antiguo molino que antaño sirvió para la molienda del cereal, vio la luz durante varios meses ...... y ahora le tocará hacer una apnea duradera (tal vez de años), hasta que otro verano se quiera alargar más de la cuenta, torciendo la voluntad del devenir climático.Y los troncos que otrora fueron seres vivos que escoltaban a un río generoso en truchas, volverán a sumirse en el olvido, salvo para los que de vez en cuando enganchamos algún señuelo en sus ramas.Pronto el valle recobrará todo su esplendor, justo antes de que se acerque la caída de las hojas, y un nuevo ciclo del agua dé comienzo.
Hasta entonces ... ¡¡Qué llueva!!

jueves, 20 de octubre de 2011

Inicio con la mosca en el mar

El domingo Diego y yo nos acercamos hasta la costa para intentar capturar alguna lubina con la técnica del surfcasting.
La bajada hasta el pesquero es un tanto mala, pero la subida es lo que realmente preocupa al pescador, ya que una pescata en un lugar así, puede ser un suplicio a la hora de ascender.Una vez abajo, comprobamos que el mar estaba bastante pasado. Aún así decidimos probar suerte, pues a eso habíamos ido.
A lo lejos observamos tremendas olas rompiendo contra la costa granítica, pero en nuestra posición las olas eran algo menores.

¡¡¡Manda cojones!!!
Tras unas cuantas horas intentándolo, tuve un par de picadas, si bien ninguna quedó prendida. En ese momento observamos a tres surfistas bajando por las rocas. Comenzaron a hacer sus preparativos a escasos metros de nuestra posición. Diego y yo intuímos que tendrían la desfachatez de ponerse a surfear delante nuestra.
¡¡¡ Bingo !!!

Los tres individuos tomaron posiciones frente a nosotros y comenzaron a divertirse.
Y nosotros, ni cortos ni perezosos, seguimos pescando.
Si se enganchaban en alguno de nuestros anzuelos o se golpeaban contra el monofilamento de generoso diámetro, pues ... ¿qué se le iba a hacer?
Sólo tuvimos algo de precaución en los lances, pues un plomazo en la cabeza podía mardarlos directamente al reino de Morfeo o peor aún, al tanatorio.
Luego llegaron otros dos y se sumaron a la fiesta.

Lo que más me molestó de esta gente es que habiendo llegado antes, actuaron como si nosotros no estuviéramos. !!!Y eso que nosotros pagamos una licencia¡¡¡
Aunque los surfistas se habían ido, decidimos cambiar de zona, en vista de que la marea ya dejaba pescar desde la arena.
Durante un buen rato lo intentamos, pero aquí no hubo respuesta alguna.Con la marea bajando, las olas aumentaron de intensidad.
Neptuno nos estaba mandando una indirecta y tras aguantar un poco más en el lugar, decidimos marcharnos a otro sitio.Después de un ascenso de los que ponen a prueba la condición física del pescador, llegamos arriba. Una vez allí, nos acercamos a un bar para tomar algo, antes de partir a un nuevo pesquero.
Pedimos un par de cervezas y el camarero se fue a la cocina.
¿Y qué trajo?
Ni cacahuetes, ni patatillas, ni aceitunas rellenas de anchoa, ...
!!! Nos puso un par de nécoras por cabeza ¡¡¡

Tras "encargarnos" de tan suculentos crustáceos, pusimos rumbo a una nueva playa.
Unos minutos en el coche y llegamos al lugar. Resulta que con el buen tiempo que reinaba, la playa tenía bastantes bañistas.
Por desgracia, el mar aquí era escaso, así que volvimos a los coches.

Coincidencia
Diego y yo estábamos sentados en unas barandillas de madera, junto a los coches, cuando sendas parejas se encaminaban hacia la playa. Uno de los hombres se dirigió hacia nosotros.
Yo pensé: -
Un guiri que quiere saber algo.
Entonces nos preguntó si éramos pescadores, a lo que respondimos afirmativamente.
Tras un intercambio de palabras, él hombre me dijo: -Yo soy Julio.
Inmediatamente le comenté algunos datos, referentes a los comentarios en este y en otros blogs. A partir de ahí surgió una conversación sobre pesca y sobre lo magnífico del entorno en el que nos encontrábamos. Unos minutos muy amenos sin duda, que finalizaron cuando Julio recordó que había tres personas aguardando por él.
- Encantado de haberte conocido Julio -

Por la tarde me fui al aeropuerto a despedirme de Walter, que se marchaba de vacaciones y a continuación me fui hasta un bar en el que Antonio y Ángel (dos pescadores) me esperaban. Horas y horas de charla sobre pesca, para olvidar el incidente de la mañana.

Al día siguiente ...El lunes también nos acercamos a la playa a por las lubinas. En esta ocasión fuimos Diego, Rubén y yo.
Si en el interior el tiempo era estupendo, en la costa había una espesa niebla que invitaba a quedarse en casa.La niebla fue en aumento mientras efectuábamos los primeros lances.
La visibilidad era bastante escasa, pero la suficiente para estar pendientes de las evoluciones de los compañeros y de las cañas.El mar se había venido a menos, pero había que aprovechar el cebo que llevábamos.
Con un poco de suerte podríamos poner en seco alguna lubina.Las cañas aguardaban pacientes a que algún pez diese la señal inequívoca de una picada.
Algunas veces los cebos venían comidos en parte, cosa que se la atribuía a pequeños peces.Tras varias horas aguardando por la picada, el sol quería disipar la niebla.
La temperatura se volvía más agradable y la luminosidad iba en aumento, alejándose el día de las condiciones iniciales.Observé algunos agujeros en la arena, que presumiblemente serían obra de algún anélido.
Cerca de nuestra posición, otro pescador lo intentaba con distintos gusanos marinos.En vista de que las picadas no llegaban, decidí coger el equipo de mosca que Manuel me había dejado días atrás.
Sería todo un reto, pero intentarlo ya merecía la pena.
Me fui hacia un lateral de la playa y busqué una zona cómoda en la que lanzar con ciertas garantías.Al principio me costó bastante, pero luego ya cogí la forma que me proporcionó lances más largos.
Cualquiera que me mirase, quedaría embelasado por la plasticidad de esta disciplina, pero sacar una lubina ya era otro cantar.
Lo intenté en las zonas en las que las buscaría a spinning y lo cierto es que el lugar era muy apto, salvo por pequeños restos de algas en el agua.A la vuelta me encontré con que Diego había capturado una lubina.
Su paciencia le proporcionó la ansiada captura y por lo menos miramos de qué color eran jejeje.
Poco antes de terminar la jornada, Marcos nos hizo una breve visita. Intercambiamos impresiones sobre la jornada y con todo decidido, nos fuimos para casa.

sábado, 15 de octubre de 2011

Lubinas a la luz de la luna

El miércoles aproveché el festivo para irme de pesca con unos compañeros, así que tocó madrugar, pues el buen tiempo propiciaría el lleno absoluto en la playa elegida.
Al final un compañero se cayó de la convocatoria, por lo que fuimos Diego, Marcos y yo los que afrontaríamos la jornada en busca de las lubinas.
Minnows y vinilos fueron los escogidos para comenzar una jornada en la que fuimos escoltados por las luces de las farolas del paseo.
Mis compañeros tuvieron alguna picada con los vinilos, pero las lubinas no quedaron prendidas del señuelo.Mientras recorríamos la playa, me dió tiempo a hacer una parada, para tomar una fotografía que se me ocurrió en el momento.
Este es el resultado.Las luces artificiales y naturales fueron compañeras mudas de nuestra jornada. La luna llena de frente y las farolas detrás.
También probamos suerte con los paseantes.
Con el reflejo de la luna sobre el agua, se podía ver la caída del señuelo y la recuperación de estos.
Una picada en estas condiciones sería bestial, pero no se produjo respuesta alguna.Ante nuevas picadas en los vinilos de mis compañeros, les comenté si me dejaban alguno, pero entonces recordé que llevaba un Sandeel de Savage Gear.
Lo coloqué en la grapa y comencé a prospectar el arenal. Bastaron unos pocos lances para sentir la picada.
Clavé con decisión y ya sentí a la lubina peleando. Eso sí, es una lucha diferente a la que presentan cuando se pescan con señuelos duros.Después de soltar la lubina, se me acercó un viandante y me preguntó ¿Porqué la sueltas?
Después de la oportuna explicación de las tallas mínimas, el hombre se marchó un tanto confuso jejeje.La luna comenzó a descender en el horizonte, y cuando ya llevábamos bastante tiempo vareando, bromeaba con Marcos, comentándole que íbamos a ver una "puesta de luna".
Mientras, las primeras embarcaciones comenzaban a navegar en las inmediaciones.Me desplacé hasta unas rocas cercanas y poco después lo hicieron mis compañeros.
Marcos me comentó que había capturado una aguja de escaso porte, mientras yo seguía buscando a las lubinas con un paseante.El sol todavía no había hecho acto de presencia, cuando nuestro satélite ya se acercaba al horizonte.
Seguimos probando suerte con los paseantes, pues la zona en cuestión era algo somera como para intentarlo con los minnows.Diego me avisó de que había visto a varios pescasub por la zona.
Desconozco si podían pescar en esa zona, pero en poco tiempo, mi compañero contabilizó a seis submarinistas.Y la tenacidad de Marcos tuvo recompensa, cuando me avisaba de que había engañado a una lubina.
El paseante se mostró efectivo en la zona elegida y así pudimos contabilizar otra captura más.Se trataba de un ejemplar joven, que no tardó en volver a su medio, no sin antes agradecerle su aparición.
La salida del sol era inminente, por lo que pusimos punto y final a la jornada.
De allí nos fuimos a desayunar a pie de playa, comentando las impresiones de una salida de pesca en la que al menos, pudimos sacar algunas piezas.
Ahora falta que aparezcan las grandes.

martes, 11 de octubre de 2011

Récord de dorada

Hace unos días Marcos y yo nos desplazamos hasta una playa para intentar capturar alguna dorada, pues el tiempo está prolongando su estancia por nuestras costas.Llegamos bastante temprano, pues si el tiempo acompañaba, la gente iría haciendo acto de presencia, y por consiguiente, forzaría nuestra salida del arenal.Uno de los laterales de la playa presentaba una gran concentración de algas, por lo que habría que darles esquinazo de alguna manera.
La solución fue mover los equipos a una distancia prudencial, y una vez hecho esto, comenzar a pescar.Al principio tuvimos algunas picadas muy nerviosas, presumiblemente de peces pequeños.
Estuvimos un buen rato sin volver a sentir actividad alguna. Tan solo mirábamos algunos mújoles rondando la orilla.El día parcialmente nublado nos permitió continuar con la jornada y entonces la caña de Marcos comenzó a dar síntomas de actividad.
En la recogida, mi compañero anunció que no traía nada, pero cuando la gameta estaba a escasos metros de la arena, un pez comenzó a sacudirse repetidas veces.
Se trataba de una dorada.
!!Su primera dorada¡¡ Y por lo tanto, su récord personal.Si la camiseta de mi compañero ya resultaba muy simpática, la instantánea de Marcos posando con su "trofeo", lo era todavía más jejeje.
Después de devolver el ejemplar a su medio, bromeamos un rato sobre esta dorada de "récord".
Estoy seguro que a poco que se esfuerce, batirá su propia marca, repetidas veces.
Más tarde Marcos consiguió unos cangrejos in situ, así que hice el montaje pertinente y probamos suerte con ellos.
En el primer lance, el cangrejo batió la plusmarca mundial de salto de altura, pues con la potencia del lance, este salió disparado hasta la estratosfera. Fue tal la altura alcanzada, que los de la estación espacial internacional nos dieron un toque de atención por arrojar objetos al espacio jejeje.
La jornada concluyó sin más actividad por parte de los peces, pero si hay opción a repetir en breve, aún se intentará una vez más.Y este fin de semana la jornada comenzó observando a las Dracónidas.
La cámara no pudo captar ninguna, pero fueron varias las que observamos sobre nuestras cabezas, ya que en el lugar escogido para la jornada, la contaminación lumínica era casi nula.En esta ocasión fuimos Marcos, Rubén y yo, los que intentamos sacar alguna lubina en un mar bastante aceptable.
A medida que la luz iba ganando intensidad, me di cuenta de que las malditas laminarias siguen estando presentes. No es que condicionaran mucho la pesca, pero limitan los lugares en los que presentar los artificiales.Durante toda la mañana, sólo tuve una picada y esta no se materializó en captura.
Alargando un poco la jornada, nos desplazamos hacia otro lugar y entonces observamos que delante nuestra había varias boyas, que indicaban la presencia de algún arte de pesca.
Supusimos que se trataría de un trasmallo y esto ya va siendo una constante en las últimas salidas.
En fin, que nos marchamos un poco cabizbajos por el panorama que nos encontramos, pero a buen seguro que lo intentaremos nuevamente en otros escenarios.

domingo, 2 de octubre de 2011

A por las doradas con Walter

Hace unos días me llama Walter y me dice: - Jose, mañana va a ser un día muy bueno para pescar doradas. ¿Te vienes?
Mientras el cerebro termina de procesar la información, ya comienzo a articular un rotundo !!! Si ¡¡¡
Pero Walter me dice: -Lo que pasa es que tenemos que ir temprano, por lo que tendrías que venir ya.
Aún no había terminado de decirlo y le contesté: -Sin problema. Así que sin tiempo para la reacción, pasé por casa e inicié el viaje.
Me encontré con Walter a la hora de la cena, así que yo también me dispuse a cenar.
Este me comentó que se había dado un golpe en un tobillo, por lo que la jornada dependería de su estado al día siguiente.
Así que nos fuimos a dormir. Aunque yo no dormí mucho a causa de los nervios y un mosquito que se empeñaba en querer degustar el delicioso néctar que fluye por mis venas jejeje.Poco antes del amanecer ya estábamos con los cebos en el agua.
Y como Walter había pronosticado, las primeras picadas no se hicieron esperar. Fueron picadas de buenos y desconfiados ejemplares.
En frente teníamos a unos astutos adversarios, pues con precisión quirúrgica, lograban comer los cangrejos, devolviéndonos en varias ocasiones las patas de estos, que previamente habíamos afianzado con el hilo de licra.El sol fue tomando posición en el cielo y entonces empezaba a temerme lo peor. Recordaba anteriores jornadas con Walter, en las que las doradas nos habían sido esquivas.
La visión de estas y su poderosas mandíbulas nos devolvían un cangrejo recién lanzado, con una dentellada precisa, pero sin alcanzar los afilados anzuelos.Walter me animaba, mientras seguía preparando cangrejos. Hablábamos y nos echábamos unas risas, pero el sexto sentido de mi compañero intuía la más leve picada y por enésima vez tomaba la caña, tras la picada de una dorada.
Esta vez fue diferente ... contuve la respiración y entonces Walter clavó con firmeza.
La reacción al otro lado de la línea no se hizo esperar ... el animal comenzó a tirar y la bobina del carrete giraba inevitablemente ante tan despliegue de fuerza.
Fue entonces cuando Walter exclamó:
!!! Eh, que me deja sin hilo ¡¡¡
En una marea con poco tiro de corriente, la dorada había puesto en serios aprietos a mi compañero, pero el buen hacer del pescador hizo que en poco más de 6 minutos, la dorada terminase en la embarcación.
En esta ocasión sacamos oro, !!!!De 24 kilates¡¡¡. Mientras la observaba en el fondo de la red, Walter le calculó 4 kilos. Finalmente comprobaríamos que el ejemplar se quedaba a escasos 100 gramos de este peso.
Las imponentes piezas dentales que portan estos peces le confieren la capacidad de destrozar cualquier cebo duro con mucha facilidad.
Me impresionaron los tonos violáceos que presentaba el cuerpo, justo después de sacarla del agua. Las que yo había capturado hace años, no presentaban esta característica. Walter me comentó que los colores de la cabeza se resaltarían con el transcurso del tiempo.
Habían pasado escasos minutos, cuando otro ejemplar quedaba prendido del anzuelo.
Al igual que la anterior, esta comenzó sacando muchos metros de linea, pero mi brazo no se amilanó ante lo que podía ser otro buen ejemplar.
Las sensaciones iniciales fueron indescriptibles. Tras una larga carrera, llegaron unos tirones violentos, que la caña y el freno del carrete trataban de contrarestar.
Cuando recuperaba algo de línea, la dorada los sacaba de nuevo.
La noble batalla entre el mar y la tierra se decantaba del lado del primero, pero tras unos minutos, la dorada comenzó a dar signos de fatiga.
Tras un poco más de tiempo, al fin pude contemplarla acercándose a la embarcación y en cuanto miró el salabardo, está comenzó a desplegar su carácter indómito y otra vez a empezar.
Casi 7 minutos de intensa lucha, me proclamaron vencedor de la contienda.
Allí estaba yo, flotando en una atmósfera de júbilo, agua y salitre.
Casi 4 kilos de dorada que posaban ahora en mi mano.
!!! Lo conseguí ¡¡¡Mientras admiraba la impresionante librea del bello ejemplar, Walter echó mano de una de las cañas ... era otra ... el tiempo se ralentizó ... y cuando el pez le hizo la señal, el Tanero efectuó la clavada.
Pero esta vez el espárido había ganado la partida.

Nos repusimos del momento y ya estábamos nuevamente con los cinco sentidos pendientes de las evoluciones de las cañas.
Uno de los punteros mostraba el signo inequívoco de la presencia de otro pez. Tomé la caña ... y en el momento justo, clavé con decisión.
!!! Otra dorada ¡¡¡
Eran momentos que no se pueden explicar con la más extensa de las narraciones, pero tocaba lidiar otra vez en la plaza del reino de Neptuno, con una de sus hijas.
Nuevamente una lucha de varios minutos que endulzaban un poco más esos momentos.
Quedaban atrás los recuerdos de las manos doloridas anzuelando cangrejos, preparando los cebos y pasando frío.
Y a pesar de ser más corta que los primeros ejemplares, estaba muy gorda. Esto no me impidió piropearla como se merecía, pues me había ofrecido una noble lucha hasta el final.
Y casi sin darnos tiempo a sentarnos ...
!!! Doradaaaaa ¡¡¡
Cuando Walter la iba acercando, se dio cuenta de que era un ejemplar de menos porte que los anteriores. Rondaría los 2 kilos de peso, por lo que mi compañero le daría el indulto, y para ello sujetó con firmeza la caña y no cedió ni un ápice de línea.
La tremenda sacudida de la dorada le propició la libertad instantáneamente y entonces me percaté de lo cauto que hay que ser con el freno del carrete.Tras unos minutos comentando las evoluciones de la jornada, contemplamos alguna lubina de caza por las inmediaciones de la embarcación.Mientras continuábamos preparando los cangrejos, Walter pronunció su característico !! Eh, eh, eh, eh, eh ¡¡, que da a entender que otro pez está sucumbiendo a los encantos del crustáceo que usamos como cebo.
Una certera clavada da el pistoletazo de salida a otra épica contienda entre pescador y pez.
Los minutos son una amalgama de sentimientos, pero al final hay uno que sobresale por encima de los demás, y este es la alegría.
!!! Otra bella pieza ¡¡¡La mañana había sido espléndida pues se habían sacado cinco ejemplares de buen porte y se había indultado a otra.
Como mi compañero había dicho, los ejemplares tenían ahora los colores muy marcados y podíamos observar con mayor nitidez, la variedad cromática que estos espáridos presentan.
Era el momento de tomar unas fotos e irse a descansar, pues el madrugón había sido soberbio.Como no podía ser de otra manera, había que posar con esos casi 8 kilos de oro puro, reencarnados en seres terrenales, de espina y escamas.La alegría de haber vencido a uno de estos ejemplares fue para mí, el momento más agradable de la mañana. !! Y aún quedaba la tarde ¡¡.
Así que recogimos las cañas y nos fuimos a tomar un merecido descanso antes de comer.Tras el reconfortante descanso, comimos con tranquilidad, comentando la jornada matinal.
A Zack no le interesaba nada nuestra conversación, sino lo que nos llevábamos a la boca, y por suerte para él, algo cayó.
El aspecto bonachón de este perro, se corresponde con la realidad, por suerte para mí jejeje.Tras la comida, Walter aprovechó para contestar a los diversos comentarios de su blog (http://dorada-tanero.blogspot.com/).
La sonrisa no se debe a los efectos de la Estrella Galicia, sino al comentario de un lector.
Por la tarde pescamos poco tiempo, pues la marea no dejó hacerlo con comodidad.
Al rato de llegar tuvimos una picada, y en poco tiempo, el Daiwa GS-9 comenzó a emitir una música celestial.
Tras unas horas con picadas fallidas cambiamos de lugar, pero en el nuevo emplazamiento no se sintió actividad alguna, por lo que dimos por concluida la jornada.

!!! 6 doradas de buen porte y muchas picadas ¡¡¡
¿Qué mas se puede pedir? ... Pues repetir pronto jejeje.



Agradezco a Walter la jornada compartida, pues aquí sólo hay una pequeña muestra de lo que fue una jornada de muchas horas.
Me ha demostrado que la dorada es un animal único en su clase, dentro de los moradores del mar, ya que presenta una lucha, sólo al alcance de peces de mucha mayor envergadura. Y que esta sólo se ha vencido cuando yace en nuestras manos, pues hasta el último momento, muestra su casta de pez indomable.

Muchas gracias compañero.