Después de un día de descanso, pues los jueves no se puede pescar en los cotos, nuestro destino era el río Grande en Ponte do Porto. Partimos pues en dirección Camariñas, villa marinera conocida por su famoso encaje de bolillos.
Puesto que de camino íbamos a pasar por diversos puntos interesantes desde el punto de vista de la pesca, Nino adecuó el viaje para poder visitar dichos lugares, haciendo unas breves paradas.
La serpenteante desembocadura del río Anllóns.
La falciforme y espléndida playa de Laxe.
Un río " de cuyo nombre no se quería acordar Nino" pobladísimo de truchas hasta donde te alcanzaba la vista. Aquí volveré sin lugar a dudas.
Y por fin llegamos a nuestro destino: el desconocido río Grande.
Una vez allí nos dirigimos al bar para sacar los cotos y de paso preguntar por cómo iba evolucionando el río en cuanto a capturas se refería. Las espectativas no era muy alentadoras después de hablar con varios pescadores ribereños. Aún así nos dirigimos al río con la intención de sacar algún reo.
Nada más llegar a pie de río, desde un puente Nino me dijo: -Ven aquí y mira.
Junto a la base de uno de los pilares del puente y entre dos rocas, un enorme reo de entre 2 y 2.5 kilos, pasaba inadvertido para el ojo inexperto. Aunque lo intenté fotografiar, no fue posible por la corriente del río en esa zona.
Tras un rechace de un reo en el primer pozo, comenzamos a pescar con la esperanza de capturar a este astuto pez. Pero se quedó en eso durante un buen rato, pues apenas se observaba actividad y el cambio de la mosca se hacía necesario.
Recorrimos un buen trecho y todavía no se había producido la ansiada picada. En uno de mis turnos, Nino tomó mi caña para decirme dónde debía de buscar a los reos. Maldita fue la explicación pues en la deriva de la mosca, esta desapareció como si de magia se tratase ...
... para ser tomada por este bello ejemplar de reo, que poco pudo hacer ante el experimentado pescador en este tipo de combates entre pez y hombre.
La tarde iba transcurriendo y seguimos buscando más reos, pero los peces no estaban por conceder más oportunidades. Una vez llegamos al límite superior del coto, bajamos por la orilla para afrontar el tramo final de la jornada.
De vuelta hacia la parte inferior del coto cruzamos por encima del puente en el que se encontraba el reo de gran porte que comenté anteriormente. Era hora de cambiar la mosca por el risco.
Aprovechando la complicidad de la noche, intentamos sacar algún reo con un señuelo tan nuestro como es el risco. El pozo Lalo fue el lugar en el que lanzaríamos estos artificiales. Para finalizar, lancé varias veces bajo el puente en el que se encontraba el reo que me había mostrado Nino al principio de la jornada, pero en la corriente el reo no es tan vulnerable como en los pozos y tablas paradas.
EL RISCO
Como estoy seguro que hay gente que desconoce la existencia del risco, a continuación os comento en qué consiste este señuelo de invención gallega.
El risco no es más que un señuelo flotante, que trata de imitar a un ratón o musaraña cruzando a nado el río (al menos esa es la explicación más extendida). La fabricación de estos artilugios es de los más variopinta. Desde los primeros hechos con tendón de vaca o tocino, hasta los más novedosos de silicona o espuma, pasando por corcho, goma de borrar, pelo de diferentes mamíferos, etc.
Los riscos que se muestran arriba "riscan" o "rayan" la superficie en mayor o menor medida, provocando una estela que el reo detecta en el agua y creyendo que se trata de alimento, lo ataca.
Una vez allí nos dirigimos al bar para sacar los cotos y de paso preguntar por cómo iba evolucionando el río en cuanto a capturas se refería. Las espectativas no era muy alentadoras después de hablar con varios pescadores ribereños. Aún así nos dirigimos al río con la intención de sacar algún reo.
Nada más llegar a pie de río, desde un puente Nino me dijo: -Ven aquí y mira.
Junto a la base de uno de los pilares del puente y entre dos rocas, un enorme reo de entre 2 y 2.5 kilos, pasaba inadvertido para el ojo inexperto. Aunque lo intenté fotografiar, no fue posible por la corriente del río en esa zona.
EL RISCO
Como estoy seguro que hay gente que desconoce la existencia del risco, a continuación os comento en qué consiste este señuelo de invención gallega.
Los riscos que se muestran arriba "riscan" o "rayan" la superficie en mayor o menor medida, provocando una estela que el reo detecta en el agua y creyendo que se trata de alimento, lo ataca.