El sábado, después de ir a trabajar, abrí el correo del foro de vigospinning y me encuentro un mensaje de Juan, con quién había quedado para ir a pescar al día siguiente.
En el mensaje me comunicaba una magnífica noticia. Esa mañana había capturado un
robalo de casi 9 kilos. Este es:

Impresionante pieza, pero este experimentado pescador Vigués ya está acostumbrado a la captura de grandes ejemplares de este
serránido tanto a
spinning como a
surfcasting. Como dice él, la insistencia es la que hace posible que estas capturas se produzcan, aunque una cosa es que pique y otra muy diferente, ponerla en seco.
Al día siguiente, en torno a las 7:00
am, y después de que ambos diéramos negativo en un control de alcoholemia, nos enfundamos los vadeadores y nos dispusimos a pescar en el mismo escenario donde un día antes había echado a tierra al
robalo en cuestión. Tenía claro que igualar una jornada a la anterior era misión imposible, pero no se puede ir con pesimismo a una jornada de
spinning marino.

El escenario presentaba unas buenas condiciones. El cielo encapotado aseguraba una disminución en la luz, el mar tenía una frecuencia aceptable produciendo espuma a medida que subía la marea. La rompiente se situaba a tiro de caña. Sólo faltaba comenzar la jornada.

Cada uno desde su atalaya iba lanzando su señuelo al agua. Paseantes y
minnows fueron los señuelos empleados. Con respecto al movimiento de los primeros, le pedí consejo a Juan, pues este ambiente no tiene similitud a la que pueda tener en el ámbito fluvial o lacustre.

En el cambio de emplazamiento aprovechábamos para intercambiar opiniones sobre material de pesca y otras facetas que poco tenían que ver con esta.
A medida que subía la marea, iban apareciendo zonas con calado suficiente para hacer trabajar los señuelos. Fue entonces cuando tuvimos sendas picadas que no se llegaron a clavar en los triples de los peces artificiales.

A media mañana apareció un pescador de fondo, que creo que era un tanto temerario pues en estos ambientes hay que extremar las precauciones. Un lugar aparentemente seguro, puede volverse peligroso tras una ola originada por un gran barco a mucha distancia. Un resbalón puede ponerte a merced de las rocas y luego de las olas. Es por ello que unas suelas de fieltro nos serán de gran ayuda para transitar entre las erosionadas rocas.

Cuando el reloj marcaba las 11:30
am, Juan tuvo que marcharse y aunque yo optaba por lo mismo, me emplazó a que insistiera otra vez en el itinerario matinal. Dicho y hecho. El que algo quiere algo le cuesta o como se dice por aquí "Non
vai ser,
chegar e
encher" (No va a ser, llegar y llenar).

Algunas de las posturas con abundante espuma eran idóneas para tentar al sargo, pero eso ya será el tema de otra salida de pesca. Por el momento, y aunque no haya salido ninguna lubina, la práctica de esta técnica seguro que me deparará buenos momentos. Y la constancia será la clave.

105 cm de
robalo y 8 kilos 780 gramos. Aprovecho para comentar que se trataba de un macho y que si por el contrario se tratara de una hembra en época de reproducción, podríamos hablar de un ejemplar superior a los 10 kilos de peso.