Este domingo había quedado con Javi y Alejandro para intentar sacar alguna carpa, en una pequeña laguna formada en un meandro de un afluente del río Sil.
La falta de previsión me iba a jugar una mala pasada, ya que la falta de boyas adecuadas, plomos y otros accesorios no me permitirían buscar a estos ciprínidos en su ubicación.
Nuestro anfitrión Javi, montó sus equipos y probó en dos lugares bien distintos. La gran cantidad de lluvia caída días antes habían provocado la subida del nivel de las aguas, lo que se tradujo en falta de espacio para lanzar.
Alejandro aprovechó para probar su recién adquirido carrete de casting, mientras el sol no hacía acto de presencia. La temperatura todavía era baja, por lo que los esfuerzos se concentraban en buscarlas en el fondo.
En alguna ocasión se miraba una leve actividad de la boya, pero seguramente se trataba de pequeños ciprínidos que intentaban comerse el apetecible manjar que portaba el anzuelo.
El sol ya había comenzado a calentar las aguas y creíamos que las posibilidades de sacar algún pez aumentarían.
Cuando casi habíamos perdido la esperanza, la boya de Javi se hundió y este acudió a clavar el ejemplar. A pesar del tamaño de la captura, he comprobado que la carpa tira de la línea considerablemente. Es un combate que se puede prolongar si se pesca con hilos finos, pues la prisa no es aconsejable en la mayoría de los casos.
Tras su liberación, haríamos una breve visita por los alrededores.
El río Lor en su parte final dónde se une al río Sil, es todo un espectáculo pese a encontrarnos en invierno. Aguas turquesas albergan ánades y garzas reales. Por sus orillas los ratoneros comunes planean aprovechando el aire caliente ascendente, mientras los córvidos se dedican a posarse en la ramas de abedules y chopos.
El cuerpo de un corzo yacía en el margen de una carretera. Los atropellos de animales salvajes son frecuentes en la Galicia interior. Las grandes masas forestales son seccionadas por carreteras que acaban siendo una trampa para la fauna salvaje, en especial para los mamíferos.
Era una cita obligada admirar los imponentes cañones del Sil. Grandes carpas, basses y truchas habitan las aguas del afluente más importante del río Miño. Las vistas desde el catamarán que recorre estas aguas deben ser impresionantes, pero más lo será si se hace desde un kayak.
Nos fuimos a comer a las orillas del embalse de Vilasouto donde probamos en equipo de casting de Alejandro.
El bosque autóctono está presente en cada rincón. Grandes castaños y robles rodean a este embalse, que será protagonista en alguna jornada futura. Al menos esa fue una promesa que nos hicimos.
El sol ya había comenzado a calentar las aguas y creíamos que las posibilidades de sacar algún pez aumentarían.
Tras su liberación, haríamos una breve visita por los alrededores.
El bosque autóctono está presente en cada rincón. Grandes castaños y robles rodean a este embalse, que será protagonista en alguna jornada futura. Al menos esa fue una promesa que nos hicimos.
Música : Nightwish - Bless The Child