El pasado fin de semana me había acercado al punto de encuentro habitual para la pesca del bass.
Lo cierto es que no hubo mucha fortuna, ya que los basses parecían estar todavía pendientes de su descendencia y eran reacios a picar.
Había quedado con Miguel y Jesús y las capturas fueron más bien escasas.
Los que salieron no fueron de gran tamaño, pero sirvieron para librarnos del temido bolo.
Por esta razón, esta semana opté por volver al maravilloso río Tea.
Esta vez me detuve a observar de manera minuciosa todos los detalles que alberga este excepcional lugar en su parte baja.
El puente del tren despide al Tea antes de que este se funda con el río Miño. Aquí pude observar un salmón y varios martines pescadores, pero tanto unos como otros no son fáciles de fotografiar.
En esta parte baja conviven gran cantidad de especies de flora y fauna, pero es esta última la que llama más la atención al percatarse de su presencia por su movimiento.
Aquí conviven especies anádromas (salmones, reos y lampreas), especies de agua dulce (cachos y truchas) y algunos peces que toleran las aguas dulces y saladas como es el caso de los mújoles o lisas.
El antiquísimo puente es testigo mudo de todo lo que ocurre en este tramo del río y está flanqueado por robles, sáuces, abedules y fresnos. Entre este puente y el del ferrocarril hay distancia suficiente para pasar una agradable jornada de pesca.
Las truchas son difíciles de capturar en esta zona, ya que los cachos se anticipan muchas veces a las pintonas. La dimensión de su cauce, permite al pescador gozar de las capturas, ya que hay espacio para trabajar el pez hasta que este se rinda.
Las lampreas se aferran a las piedras del fondo en su ascenso. Luego se valdrán de su boca para preparar las "camas" donde depositarán a su descendencia.
Más curiosidades de este pez.
La omnipresente boga de río forma pequeños cardúmenes que van moviéndose en la masa de agua a la espera de algo de comer. A pesar de disponer de una pequeña boca, es susceptible de ser capturado a spinning con cucharillas. En este río alcanzan buenos tamaños siendo un digno rival con equipos ligeros.
El cangrejo de río autóctono se resiste a desaparecer, pese al avance del cangrejo americano.
Es la primera vez que lo observo en estas aguas, aunque sabía de su presencia.
Los ofidios encuentran en estas aguas todo el sustento necesario, ya que existen gran cantidad de alevines, anfibios e invertebrados. Seguramente esta sea una culebra viperina o de agua (Natrix natrix).
La anécdota:
Por la tarde me acerqué hasta el embalse de Eiras, ya que hacía mucho tiempo que no pescaba en sus aguas. La lluvia amenazaba con hacer acto de presencia, pero las ganas de sacar una pintona aquí era suficiente motivo para avanzar entre la maleza hasta una de sus réculas.
Cuando ya casi había llegado al lugar, observo un paraguas medio roto encima de unos juncos.
Pensé en que me sería útil en caso de que comenzara a llover, ya que había dejado la chaqueta en el coche.
Cuando llegué al lugar lancé bajo unas ramas y noté la picada de un pez, pero no se clavó.
Ahora parece que sí .... sí, comienza a llover. Y por los nubarrones diría que va a diluviar.
Me apresuro a recoger el paraguas que había visto antes, pero mi conocimiento de las costumbres de los "bichos" me dice que eche un vistazo antes de cubrirme con él.
La cola de una culebra asoma entre las varillas. La invito a abandonar su refugio pues la lluvia va in crescendo. Así como llego al coche me doy cuenta que tendré que cambiarme a cubierto, así que me resguardo en una parada de autobús.
Al estilo de Superman, sólo que usando la marquesina de la parada, me cambio y doy por concluida la jornada de pesca. La lluvia es bienvenida ya que algunos ríos ya fluyen con unos caudales más propios del verano.
He considerado no poner banda sonora al este vídeo ya que los pájaros con su canto y el rumor del agua, son una música más que suficiente.
Había quedado con Miguel y Jesús y las capturas fueron más bien escasas.
Por esta razón, esta semana opté por volver al maravilloso río Tea.
Esta vez me detuve a observar de manera minuciosa todos los detalles que alberga este excepcional lugar en su parte baja.
Aquí conviven especies anádromas (salmones, reos y lampreas), especies de agua dulce (cachos y truchas) y algunos peces que toleran las aguas dulces y saladas como es el caso de los mújoles o lisas.
Más curiosidades de este pez.
Es la primera vez que lo observo en estas aguas, aunque sabía de su presencia.
La anécdota:
Por la tarde me acerqué hasta el embalse de Eiras, ya que hacía mucho tiempo que no pescaba en sus aguas. La lluvia amenazaba con hacer acto de presencia, pero las ganas de sacar una pintona aquí era suficiente motivo para avanzar entre la maleza hasta una de sus réculas.
Cuando ya casi había llegado al lugar, observo un paraguas medio roto encima de unos juncos.
Pensé en que me sería útil en caso de que comenzara a llover, ya que había dejado la chaqueta en el coche.
Cuando llegué al lugar lancé bajo unas ramas y noté la picada de un pez, pero no se clavó.
Ahora parece que sí .... sí, comienza a llover. Y por los nubarrones diría que va a diluviar.
Me apresuro a recoger el paraguas que había visto antes, pero mi conocimiento de las costumbres de los "bichos" me dice que eche un vistazo antes de cubrirme con él.
He considerado no poner banda sonora al este vídeo ya que los pájaros con su canto y el rumor del agua, son una música más que suficiente.