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Ayer me fui junto con mi amigo Adrián, hasta la costa.
Una vez en el lugar elegido, nos dimos cuenta de que la tarea de intentar hacer un solo lance, sería una odisea, pero la zona estaba algo resguarda. En otras partes de la costa, el oleaje era tan violento que podría costarnos un susto, por lo que optamos por quedarnos en el lugar escogido.
La fuerza del viento era tal, que sujetar la caña ya suponía un esfuerzo y en la bajada hacia las rocas ya sufrí varios calambres en el brazo que sostenía el equipo.
En los alrededores no miramos a nadie pescando, pero seguro que más gente habría optado por pescar en esta zona, a pesar de las condiciones adversas.
Llegamos junto a un saliente y con gran esfuerzo realicé el primer lance. El viento provocaba el arrastre de la linea, por lo que se quedó en un lance corto.
Había que buscar un lugar más resguardado, así que tomamos el camino y nos dispusimos a andar. Cuando íbamos por el sendero nos cruzamos con un pescador y ambos coincidíamos en que las condiciones del mar eran desproporcionadas.
Ante situaciones así, la opción más sensata es armarse de un equipo robusto y atar un chivo al final de la línea.
El chivo es un señuelo hecho de plomo o alguna aleación de este, provisto de un mechón de pelo de chivo (que le da el nombre), caballo o fibras artificiales y armado con un par de anzuelos.
Siempre escuché que el chivo era un invento gallego, si bien en alguna revista hablan de la procedencia asturiana.
Una vez que llegamos a una zona con el mar más calmado, comenzamos a lanzar nuestros señuelos.
Los chivos más pesados pueden sobrepasar holgadamente el hectómetro de distancia, pero nosotros comenzamos con pesos más modestos.
Adrián tuvo una potente picada en su chivo, pero el pez (presumiblemente una lubina) no llegó a clavarse.
Las islas Cíes ejercen de barrera a los temporales y esto permite que podamos pescar con unas condiciones mínimas de seguridad, si bien el viento nos creaba grandes problemas al empujarnos hacia el agua.
Afronté esta jornada con gran ilusión, pues la idea de sacar una lubina con el chivo es algo que me agradaría un montón.
Pero el equipo y el chivo se encargan de ponernos los pies en la tierra, pues su uso prolongado ejerce un efecto devastador sobre las condiciones físicas.
Con los brazos y la espalda algo dolorida, pusimos rumbo al coche, no sin antes echar la vista atrás y pensar que en algún día saldrá la ansiada pieza capturada con esta modalidad.
Este es un vídeo de hace años, pero en él se puede ver la funcionalidad del chivo, con un mar que ningún otro señuelo podría aguantar.
Espero que os guste.
Una vez en el lugar elegido, nos dimos cuenta de que la tarea de intentar hacer un solo lance, sería una odisea, pero la zona estaba algo resguarda. En otras partes de la costa, el oleaje era tan violento que podría costarnos un susto, por lo que optamos por quedarnos en el lugar escogido.
Había que buscar un lugar más resguardado, así que tomamos el camino y nos dispusimos a andar. Cuando íbamos por el sendero nos cruzamos con un pescador y ambos coincidíamos en que las condiciones del mar eran desproporcionadas.
El chivo es un señuelo hecho de plomo o alguna aleación de este, provisto de un mechón de pelo de chivo (que le da el nombre), caballo o fibras artificiales y armado con un par de anzuelos.
Siempre escuché que el chivo era un invento gallego, si bien en alguna revista hablan de la procedencia asturiana.
Los chivos más pesados pueden sobrepasar holgadamente el hectómetro de distancia, pero nosotros comenzamos con pesos más modestos.
Adrián tuvo una potente picada en su chivo, pero el pez (presumiblemente una lubina) no llegó a clavarse.
Pero el equipo y el chivo se encargan de ponernos los pies en la tierra, pues su uso prolongado ejerce un efecto devastador sobre las condiciones físicas.
Con los brazos y la espalda algo dolorida, pusimos rumbo al coche, no sin antes echar la vista atrás y pensar que en algún día saldrá la ansiada pieza capturada con esta modalidad.
Este es un vídeo de hace años, pero en él se puede ver la funcionalidad del chivo, con un mar que ningún otro señuelo podría aguantar.
Espero que os guste.