Hace unos días comenzó la temporada de pesca en el tramo internacional del río Miño, aunque este año la gripe hizo que mi asistencia al estreno no fuese posible.
Y días atrás quedé con Roberto (un lector del blog) para pescar en las aguas del padre Miño, que aunque me queda bastante cerca, no suelo visitar por las dimensiones de su cauce. Y digo esto porque siempre he pescado en ríos y arroyos de poca entidad, lo que hace que me sienta un tanto perdido ante la magnitud del río más grande de Galicia.
En esta aventura me acompañó Antonio, que ya conocía más que yo estas aguas.
Tras las presentaciones buscamos un lugar en el que realizar algunos lances tras las muchas especies que aquí habitan, si bien truchas y reos serían el objetivo principal.
Paradójicamente, la legislación aquí es muy diferente a la que se pretende llevar a cabo en España, ya que la pesca de especies como el black bass, la carpa y la trucha arcoiris (especies alóctonas) está prohibida.
La sequía presente en nuestro país se hacía patente a cada paso, pues había muchas zonas que en esta época deberían ser totalmente inaccesibles.
Tan sólo pude acertar a ver algo de actividad en una zona remansada cerca de la orilla, porque en el resto del cauce se me antojaba difícil localizar buenas zonas en las que lanzar.
También se hace un poco raro pescar en una época en la que la mayoría de los árboles aún no se han provisto de sus hojas, si bien las mimosas ya lucen sus mejores galas.
La jornada discurrió en un ambiente muy agradable, con conversaciones muy variadas hasta que decidimos trasladarlas a un bar cercano.
Tras un buen rato charlando de nuestra afición, nos despedimos de Roberto hasta otro día.
Desde aquí agradezco su amabilidad por acompañarnos en esta zona desconocida para mí.
---------- Ayer ----------
La gripe no me ha abandonado del todo y he tenido una recaída bastante dura.
A pesar del intenso dolor de cabeza y las diversas molestias en la garganta, me dispuse para volver al Miño en compañía de Antonio.
Esta vez nos fuimos a una zona que él conocía, si bien se quedó boquiabierto de la sequía que sufría el lugar.
Las garzas y demás aves acuáticas hacen su agosto en las charcas que quedan a las afueras del cauce principal.
Al poco de comenzar, mi compañero tuvo que dejar de pescar por problemas en su carrete. Como la jornada había comenzado minutos antes, yo opté por hacer algunos lances en busca de algún salmónido.
A mi llegada miré como un grupo de mújoles se movía cercano a la orilla, pero ninguno de estos tenía ganas de atacar mi señuelo. Estoy seguro que con la mosca adecuada podía tener una jornada entretenida.
El sol comenzaba a acariciar el horizonte, lo que nos indicaba que debíamos pensar en el regreso, pues nos encontrábamos a bastante distancia del coche.
Vadeando por el río fui probando en los pasillos que había entre las ovas y entonces ...
... noté que algo se movía al otro lado de la línea. La picada se había producido a gran distancia, pero el pez se descolgó rápidamente.
En unos segundos pude comprobar que se trataba del príncipe de los ríos, un misil de plata llamado reo.
En esta ocasión no tuve demasiada dificultad para hacerme con él, pues se descolgó hasta mi posición, pero otras veces ya he librado batallas memorables con este fantástico pez.
Tras su liberación, comenzamos a recorrer el camino de vuelta, haciendo alguna parada para realizar algún lance más.
Hasta que comience la temporada en marzo, aún habrá tiempo de volver alguna vez más, aunque espero que no sea acompañado de esta dichosa gripe.
Paradójicamente, la legislación aquí es muy diferente a la que se pretende llevar a cabo en España, ya que la pesca de especies como el black bass, la carpa y la trucha arcoiris (especies alóctonas) está prohibida.
Tan sólo pude acertar a ver algo de actividad en una zona remansada cerca de la orilla, porque en el resto del cauce se me antojaba difícil localizar buenas zonas en las que lanzar.
La jornada discurrió en un ambiente muy agradable, con conversaciones muy variadas hasta que decidimos trasladarlas a un bar cercano.
Tras un buen rato charlando de nuestra afición, nos despedimos de Roberto hasta otro día.
Desde aquí agradezco su amabilidad por acompañarnos en esta zona desconocida para mí.
---------- Ayer ----------
La gripe no me ha abandonado del todo y he tenido una recaída bastante dura.
A pesar del intenso dolor de cabeza y las diversas molestias en la garganta, me dispuse para volver al Miño en compañía de Antonio.
Las garzas y demás aves acuáticas hacen su agosto en las charcas que quedan a las afueras del cauce principal.
A mi llegada miré como un grupo de mújoles se movía cercano a la orilla, pero ninguno de estos tenía ganas de atacar mi señuelo. Estoy seguro que con la mosca adecuada podía tener una jornada entretenida.
Vadeando por el río fui probando en los pasillos que había entre las ovas y entonces ...
En unos segundos pude comprobar que se trataba del príncipe de los ríos, un misil de plata llamado reo.
En esta ocasión no tuve demasiada dificultad para hacerme con él, pues se descolgó hasta mi posición, pero otras veces ya he librado batallas memorables con este fantástico pez.
Tras su liberación, comenzamos a recorrer el camino de vuelta, haciendo alguna parada para realizar algún lance más.
Hasta que comience la temporada en marzo, aún habrá tiempo de volver alguna vez más, aunque espero que no sea acompañado de esta dichosa gripe.