No os perdáis el vídeo del final
La semana pasada me fui con Antonio hasta el río Oitavén, a su parte alta, ya que a causa de la sequía del año pasado y la de este, pronto estaremos sin agua para poder llevar a cabo una jornada de pesca normal.
Mientras ascendíamos por las cumbres con el coche, mi compañero se maravillaba con las vistas y una vez llegamos al río, volvió a quedarse embelesado por el entorno, ya que aquí el río discurre por un paraje único.
Tras un pequeño recorrido por una antigua senda, llegamos a la parte superior de esta catarata, la cual es un obstáculo infranqueable para cualquier pez.
La semana pasada me fui con Antonio hasta el río Oitavén, a su parte alta, ya que a causa de la sequía del año pasado y la de este, pronto estaremos sin agua para poder llevar a cabo una jornada de pesca normal.
Una caída aquí a buen seguro resultaría mortal, pues el desnivel es de varias decenas de metros.
A medida que nos separábamos del abismo, la tranquilidad aumentaba, si bien quiero aclarar que comenzaríamos pescando por debajo de una presa que deriva el agua hasta una de las minicentrales que se han construido en este curso fluvial.
Al poco de comenzar ya nos topamos con el obstáculo de esta fotografía.
Una cascada flanqueada por sendas paredes de roca, que a priori nos resultaba imposible de salvar, así que buscamos la forma de salir de allí.
Tuvimos que ascender por una pared vertical, colgando las cañas de unos arbustos y librándonos de cada uno de los obstáculos que iban apareciendo a nuestro paso.
Ahora ya podíamos pescar con más facilidad, si bien la ausencia de picadas era otro inconveniente en este tramo de río.
Sin embargo, tenía la esperanza que una vez rebasáramos el muro de la presa, las truchas hicieran acto de presencia.
Tanto Antonio como yo, escudriñábamos cada rincón, ya que aquí las truchas suelen estar al acecho de los insectos en pequeñas zonas remansadas y a veces no es fácil ponerles el engaño a tiro.
El río seguía mostrando los rigores de la sequía a cada paso y la preocupación ya era mayúscula.
Si no llueve, el verano será demoledor para esta parte del río.
Por fin llegamos al muro de la presa, que la mayor parte del año secuestra el grueso del caudal del río.
Hace tiempo, pesqué truchas con libreas de ensueño en este lugar, y esta vez deseaba que se volviera a cumplir esa situación.
Con la llegada al puente, ya pocos lugares quedaban donde probar fortuna, sin embargo había una buena tabla donde habíamos visto cebar alguna trucha antes de comenzar la jornada.
Por desgracia, había dos pescadores en dicha tabla y tuvimos que pasar de largo, hasta alcanzar una distancia prudencial.
A cada paso me daba cuenta de que la sequía del invierno había causado estragos en estas aguas.
Y para mí esto es una auténtica pena, ya que este tramo contaba con unas bellas truchas y un paisaje inigualable.
Aproveché para hacer algunas pruebas con la cámara sumergible. Esta es la visión que los peces pueden tener de los pescadores, cuando vamos pescando por el río.
Afrontamos los últimos metros de río y pude ver alguna truchita que buscaba refugio bajo las enormes piedras del río.
Si estas sobreviven este año, quizás puedan transmitir su legado y hacer que estas aguas vuelvan a rebosar de vida.
Una cascada flanqueada por sendas paredes de roca, que a priori nos resultaba imposible de salvar, así que buscamos la forma de salir de allí.
Tuvimos que ascender por una pared vertical, colgando las cañas de unos arbustos y librándonos de cada uno de los obstáculos que iban apareciendo a nuestro paso.
Sin embargo, tenía la esperanza que una vez rebasáramos el muro de la presa, las truchas hicieran acto de presencia.
Si no llueve, el verano será demoledor para esta parte del río.
Hace tiempo, pesqué truchas con libreas de ensueño en este lugar, y esta vez deseaba que se volviera a cumplir esa situación.
Por desgracia, había dos pescadores en dicha tabla y tuvimos que pasar de largo, hasta alcanzar una distancia prudencial.
Y para mí esto es una auténtica pena, ya que este tramo contaba con unas bellas truchas y un paisaje inigualable.
Si estas sobreviven este año, quizás puedan transmitir su legado y hacer que estas aguas vuelvan a rebosar de vida.