Después de que el fin de semana pasado Miguel y yo observáramos algo más de actividad por parte de los basses, este fin de semana fue Juan el que había propuesto una jornada de pesca muy interesante.
Nada más empezar, Juan sacó un par de jóvenes ejemplares que andaban muy activos. Lo malo es que estos se anticiparían a los basses más gordos.
Habría que buscar a ejemplares de buen porte que deambularan solos.
Mientras Juan seguía sacando basses, aproveché para probar unos nuevos anzuelos. Lo cierto es que no les he dado el visto bueno ya que comencé a fallar muchas clavadas, no sé si propiciadas por los anzuelos en sí o por la talla de los peces.
A las 10:30 am Juan se marchó y yo proseguí para aprovechar la mañana.
En una zona que siempre había pasado por alto salió este cangrejo aferrado firmemente a mi lombriz.
No sé si los basses son muy aficionados a estos crustáceos pero he podido observar a un gran número de ellos en esta jornada.
Poco después me crucé con dos pescadores que también practicaban el "captura y suelta". Uno de ellos me comentó que había visto un ejemplar enorme.
Y en ese mismo lugar me quedé boquiabierto al observar a dos espectaculares basses "haciendo la ronda" como si de una pareja de la guardia civil se tratara.
Pero los grandes eran reacios a tomar los engaños.
En una orilla encontré lo que parecía ser el esqueleto de una paloma. Supongo que los cangrejos y las crías de los basses habían dado buena cuenta de la carne. Los ligamentos permitían que los huesos se mantuvieran juntos, creando una fantasmagórica estampa.
Para acceder a los lugares desde donde efectuar los lances hay que caminar por un entorno excepcional en lo que a la botánica se refiere. Suelos tapizados de hiedras y
diversas clases de helechos salpicados de robles, avellanos, alisos y sauces ofrecen una visión de la Galicia de las meigas y los seres fantásticos.
La lombriz de vinilo movida entre los juncos daba como resultado a pequeños basses que seguramente no harían caso omiso, si este lución alcanzara el agua.
Traté de "convencerlo" para que no se adentrase en el territorio de caza de los centrárquidos y al final parece que me hizo caso.
Por la tarde nos desplazamos hasta Nigrán para pescar en la playa de Patos por la noche.
Con el arenal despejado de gente, comenzamos a pescar.
El viento que soplaba de tierra nos permitía hacer lances de más de 70 metros con facilidad.
Este pequeño lenguado mordió de manera sorprendente mi pez artificial.
A pesar de la aparatosidad de la imagen, he de decir que fue fácil desprenderlo de los anzuelos.
Mientras liberábamos al pez, una línea de focos se encendió repentinamente a nuestras espaldas.
Me sorprendió que pasada la una de la madrugada se encendieran dichas luces.
Le comenté a Juan que seguramente esto fue propiciado por nuestra presencia en aquel lugar y a esas horas.
Cuando la lluvia hizo acto de presencia decidimos irnos hasta la playa América, pero la presencia de algas puso punto y final a la jornada, con la promesa de volver a repetir tan interesante experiencia.
Habría que buscar a ejemplares de buen porte que deambularan solos.
En una zona que siempre había pasado por alto salió este cangrejo aferrado firmemente a mi lombriz.
No sé si los basses son muy aficionados a estos crustáceos pero he podido observar a un gran número de ellos en esta jornada.
Y en ese mismo lugar me quedé boquiabierto al observar a dos espectaculares basses "haciendo la ronda" como si de una pareja de la guardia civil se tratara.
Pero los grandes eran reacios a tomar los engaños.
diversas clases de helechos salpicados de robles, avellanos, alisos y sauces ofrecen una visión de la Galicia de las meigas y los seres fantásticos.
Traté de "convencerlo" para que no se adentrase en el territorio de caza de los centrárquidos y al final parece que me hizo caso.
Con el arenal despejado de gente, comenzamos a pescar.
El viento que soplaba de tierra nos permitía hacer lances de más de 70 metros con facilidad.
A pesar de la aparatosidad de la imagen, he de decir que fue fácil desprenderlo de los anzuelos.
Me sorprendió que pasada la una de la madrugada se encendieran dichas luces.
Le comenté a Juan que seguramente esto fue propiciado por nuestra presencia en aquel lugar y a esas horas.