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Esta mañana me enteré de que Rafael del Pozo había fallecido.No pensé en ningún momento que pudiese haber sido a causa de un accidente de tráfico, pero la noticia me sorprendió.
Igual que se dice que cuando uno ve a la muerte de cerca, le pasa toda la vida por delante, a mí me llegaron a la mente todos los recuerdos que tenía de este apasionado de la pesca.
Hace bastantes años, mi hermano y yo comenzamos a escuchar algo sobre la pesca a mosca con cola de rata.
No nos era fácil adquirir material específico de esta modalidad, pero poco a poco fuimos conociendo este mundo.
El día que mi hermano se compró el libro "Moscas para la pesca", se materializó el ente que al principio pululaba por nuestras inquietas cabezas. Estaba escrito por Rafael del Pozo, del que teníamos algunas referencias por diversos medios.
Hojeábamos muchas veces el libro, ya fuera por mirar los montajes o por las logradas fotografías de los insectos. Era una especie de biblia de la pesca y en sus páginas estaban las respuestas a muchas preguntas.
Después llegaron los vídeos. Creo recordar que Rafael le mandó a mi hermano un vídeo que en aquel momento era difícil de conseguir.
También esperábamos pacientemente a que comenzase el programa de "Jara y sedal", aunque en muchas ocasiones tuvimos que aguardar irremediablemente a que el partido de tenis o la vuelta ciclista de turno terminase, para poder comenzar a grabar el programa.
Recuerdo el reportaje de los "Reos en el cantábrico" o el de la pesca en el río Dulce junto con Lorenzo Milá.
Vienen a mi memoria los programas en los que Paco Montesdeoca o Lorenzo Milá, ponían voz a los guiones de Rafael, cuando no lo hacía el mismo.
Y me viene también a la mente el reportaje en el que Rafael, en compañía de Fernando Domínguez, pasó una jornada de pesca de la lubina en esta tierra.
Estamos en deuda con este promotor de la pesca sin muerte, por todo lo que nos ha aportado a los pescadores, ya sean de mosca u otra modalidad, porque sus pautas han hecho posible que el futuro de muchas especies sea esperanzador en los tiempos que corren.
Cada pez que se libera en nuestros ríos, embalses o litoral, puede estarle agradecido en parte a Rafael, porque nadie mejor que él nos ha mostrado cómo hacerlo.
Descansa en paz.
