El sábado, el temporal seguía azotando la comunidad gallega y tanto la lluvia como el viento no daban mucha tregua.
A pesar de ello, tres intrépidos pescadores del foro Vigospinning, habíamos quedado en pasar una mañana de spinning marino en una zona algo resguardada.
Comenzamos a pescar en una zona de playa con zonas de roca intercaladas. Milagrosamente no estaba lloviendo pero el viento se dejaba notar en la superficie del agua.
Jose, Miguel y yo probamos inicialmente con unos paseantes, ya que la zona tenía poco calado.
A lo lejos en el horizonte, se divisan las islas Cíes, que con el cielo amenazante de tormenta, toman un color plomizo que nada tiene que ver con este edén de la costa atlántica.
Ahora tocaba probar a pescar con minnows, ya que los paseantes no habían provocado a la reina de la espuma: la lubina.
Para nuestra desgracia, observamos como dos boyas de sendos pescasub, se iban adentrando en el mar. Estos "embalan" a los peces y disminuyen la probabilidad de éxito de los pescadores de caña, como si de un grupo de cetáceos se tratara.
A pesar de todo, Jose saca la primera lubina, que por su escasa talla es devuelta a mar inmediatamente.
Al llegar a la parte más saliente de la zona, se notaba la violencia del viento. No podíamos lanzar los señuelos al agua más de cinco metros.
El mar aquí ya era peligroso y no queríamos arriesgar, por lo tanto nos vimos obligados a volver a la seguridad de la playa.
De vez en cuando se miraba algo de actividad por parte de los peces y hubo alguna que otra picada.
La mañana seguía sin lluvia y queríamos aprovechar esta situación al máximo puesto que cuando comenzara a llover, no pararía en un buen rato.
Jose nos avisa de otra captura. Nuevamente se trata de una joven lubina que regresa al agua para que siga creciendo y algún día sorprenda a otro pescador con una inolvidable lucha.
Faltábamos Miguel y yo por tocar escama, así que no escatimamos esfuerzos.
Insistimos en las zonas de sierras y algunos pasillos entre las rocas, pero no obtuvimos respuesta por parte de los peces.
Afrontábamos los últimos metros antes de finalizar la jornada, con algo de decepción, ya que el día presentaba muy buenas trazas. En esto de la pesca, las matemáticas fallan y hoy me tocaba un suspenso.
Miguel tuvo algunas picadas, pero ninguna se terminó en captura.
Tampoco los cormoranes tenían buenas perspectivas, en vista de que permanecían en sus atalayas a la espera de su turno. Se ve que los temporales tampoco agradan a estas aves, a pesar de estar perfectamente diseñadas para la pesca en el agua.
Con la marea más alta, el mar nos invitaba a que dejásemos sus dominios, no sin que antes Jose completara el triplete de pequeñas lubinas.
Fuera de la arena, endulzamos los equipos y los vadeadores bajo las duchas y tomamos rumbo a los coches.
No apareció ningún robalo, pero seguro que en cuanto amaine un poco el temporal, saldremos nuevamente en su búsqueda.
Jose, Miguel y yo probamos inicialmente con unos paseantes, ya que la zona tenía poco calado.
Ahora tocaba probar a pescar con minnows, ya que los paseantes no habían provocado a la reina de la espuma: la lubina.
Para nuestra desgracia, observamos como dos boyas de sendos pescasub, se iban adentrando en el mar. Estos "embalan" a los peces y disminuyen la probabilidad de éxito de los pescadores de caña, como si de un grupo de cetáceos se tratara.
A pesar de todo, Jose saca la primera lubina, que por su escasa talla es devuelta a mar inmediatamente.
El mar aquí ya era peligroso y no queríamos arriesgar, por lo tanto nos vimos obligados a volver a la seguridad de la playa.
La mañana seguía sin lluvia y queríamos aprovechar esta situación al máximo puesto que cuando comenzara a llover, no pararía en un buen rato.
Faltábamos Miguel y yo por tocar escama, así que no escatimamos esfuerzos.
Insistimos en las zonas de sierras y algunos pasillos entre las rocas, pero no obtuvimos respuesta por parte de los peces.
Miguel tuvo algunas picadas, pero ninguna se terminó en captura.
Fuera de la arena, endulzamos los equipos y los vadeadores bajo las duchas y tomamos rumbo a los coches.
No apareció ningún robalo, pero seguro que en cuanto amaine un poco el temporal, saldremos nuevamente en su búsqueda.