sábado, 23 de enero de 2010

La armada "vencible"

Es típico entre los pescadores poner una excusa a una mala jornada de pesca. Pues bien, no sé si fue por los buzos, por los cormoranes, por los pescadores extranjeros o porque no había pescado, pero esta mañana hemos tenido un bolo terrible. Y digo "hemos" porque asistimos unos cuantos.De derecha a izquierda: El tremendo bolo, Juan, Víctor, Jesús, Miguel (en la arena), Diego, Javier y yo.Nada más llegar a playa nos encontramos con un delfín muerto. Es la primera vez que contemplo el cuerpo sin vida de uno de estos magníficos animales.
No sé a qué se ha debido su muerte, pero sospecho que la mano del hombre está implicada de alguna manera.En el primer emplazamiento no estuvimos mucho tiempo ya que el mar de fondo generaba unas olas que golpeaban con violencia contra las rocas.
Las recomendaciones del más veterano del grupo nos indicaban que habíamos de ser cautos y por ello pusimos rumbo a otra zona menos peligrosa.En el nuevo puesto de pesca teníamos muchas zonas donde elegir y Jesús fue el primero en clavar una lubina de pequeño tamaño.
A nuestro alrededor podíamos divisar las boyas de algunos buzos que estaban pescando por la zona. Nada bueno para nuestros intereses.Víctor tuvo una picada en su paseante y otro pez hizo lo mismo con mi sasuke, pero ninguna terminó en captura.
Insistimos en la zona mientras otros compañeros optaban por practicar una pesca más dinámica.
La marea ya había comenzado su descenso y por momentos el mar comenzó a mostrarse más severo con el puñado de osados pescadores que habían acudido a sus dominios para arrevatarle a alguno de sus preciados tesoros.Ante este panorama, lo mejor es disfrutar del espectáculo desde un lugar seguro.
En estos casos se suele decir que "Uno va a pescar cuando puede y no cuando quiere".
Y en este caso se daba la casualidad de que el mar no estaba por la labor.Para más inri, llegaban nuevos buzos a la zona. El caso es que uno piensa: "Lo bueno de la pesca no es sacar peces, sino disfrutar mientras lo intentamos".
Pero en situaciones así, también hay cabida para el desánimo.
Concluimos la primera parte de la jornada despidiendo a Juan, Víctor y Diego.Tocaba reponer fuerzas, y en eso somos unos expertos. Rechazamos tomar la tapa de pulpo en un bar, así que nos fuimos de compras, para después comer a pie de playa.
Sin duda, este paréntesis nos dio mucho juego ya que nos reímos de lo lindo contando anécdotas.Por la tarde asistí en calidad de observador, ya que no llevé la caña para la pesca del sargo.
El mar tenía muy buenas trazas antes de la comida, y ahora también era válido para sacar a alguno de estos espáridos.De hecho, en la distancia pude comprobar que uno de los buzos salía con unos cuantos sargos a cuestas. Por lo menos me alegraba de que alguien hubiera tocado escama, sólo que en esta modalidad de pesca, el "captura y suelta" no es posible.Hubo que probar y andar un poco hasta dar con la postura más aceptable. En los anteriores lugares, la boya no se mantenía en la zona de pesca el tiempo suficiente para dar un pez o se precipitaba sobre las colonias de mejillones al ser arrastrada por las olas.El hecho de que en muchos de los lances el anzuelo volviese vacío, era indicativo de que algunos peces estaban comiendo. Ahora sólo quedaba descubrir de qué se trataba.
En primer lugar pensé en las bogas, pero no se podía descartar al sargo o a alguno de los muchos peces de roca que habitan en estas aguas.
Pero los primeros peces que salieron del agua, fueron las bogas. Jesús y Miguel fueron los afortunados.
Cuando la lluvia hizo acto de presencia, Miguel fue a ponerse la chaqueta, así que me cedió momentáneamente su caña, para que yo probase suerte.
Al principio lograron limpiarme el anzuelo, pero poco después tuve una picada de las que ponen los nervios en tensión. La caña se flexionó en toda su longitud y el pez no se dejaba ver.
Finalmente se liberó del anzuelo sin poder comprobar si se trataba de un sargo.Para sorpresa de los presentes, un pequeño abadejo mordió el cebo. Aquí se le conoce también como merlán o curubelo. Y a los ejemplares jóvenes, como es el caso, se le conoce como corbelo.
Poco después Jesús y yo pusimos rumbo a casa, dejando a Javier y a Miguel en la puesta.

Lo mejor del día fue sin duda, la compañía de otros compañeros del foro Vigospinning, pero también agradezco a Miguel, que me hubiera regalado una caña de casting y a Diego, que me hubiera traído un pin y un parche de la Patagonia que su hermana Fernanda me envió desde el otro lado del Atlántico. Un fuerte abrazo Fer y muchas gracias por el detalle.

Y a los que no pudieron asistir, que no se preocupen que ya volveremos.

domingo, 10 de enero de 2010

La primera del año

Hoy por fin me decidí a ir de pesca para estrenar el nuevo año. Había que probar material nuevo y dos compañeros de Vigospinning iban a asistir, a pesar de las bajas temperaturas que íbamos a tener.
A las 8:00 am ya estábamos en el punto de encuentro y desde allí nos fuimos al lugar elegido. La marea no había subido lo suficiente como para comenzar allí, así que tocó moverse.
Al poco de comenzar, Juan tuvo sendas picadas en su señuelo, pero ninguna se materializó en una captura.
La cosa empezaba bien, pero las manos acusaban el viento frío que soplaba del norte. Por suerte estrené unos guantes que me ayudaron a soportar mejor las inclemencias climatológicas.Más tarde tuve una picada, pero sin premio. Marcos miró una lubina que atacaba a algo en superficie, pero no hizo caso a su paseante.
La marea iba cubriendo canales, pozos, etc pero la actividad cesó por completo.Nos encontramos con otro spinner de mar, pero no parecía haber capturado nada. Proseguimos hacia el sur, lanzando y caminando. Había que moverse, pues el frío arreciaba por momentos.
Las zonas expuestas al viento se tornaban insoportables, pero el mar estaba algo más movido que en las resguardadas.Tocaba retirada momentánea para tomar algo caliente. A pesar de ir bien abrigado, se notaba el frío en el cuerpo.
La lluvia hizo acto de presencia y lo último que queríamos era mojarnos.La caña Shimano Game AR-C, había demostrado grandes maneras en esta primera parte de la jornada. Me ha gustado mucho la facilidad de lance y su sensibilidad. Este año, Papá Noel se ha portado.
Nos fuimos a un bar cercano y nos tomamos unos cafés. En plena conversación observamos a través de la puerta, como los primeros copos de nieve hacían acto de presencia. ¡¡Estába nevando al nivel del mar!!
Durante un rato estuvimos evitando salir del bar, pero cuando la nieve cesó, emprendimos el rumbo hacia un nuevo destino.El faro de cabo Silleiro era testigo de nuestros esfuerzos por capturar alguna lubina. La reina no hacía acto de presencia, pero lo intentaríamos durante un buen rato.
Divisamos a algunos buzos por las inmediaciones del lugar, pero aún así continuamos pescando.Llegamos a la playa de cristales y avistamos a dos pescadores que lo intentaban a fondo. Comenzamos a lanzar nuestros artificiales con la esperanza de que alguna lubina se clavase en los anzuelos, aunque sólo fuera por compasión, ya que el frío ahora había aumentado. Las partes metálicas del portacarretes "quemaban" a la vez que hacían lenta la circulación sanguínea.La anécdota de la jornada la protagonizó Juan, ya que una gaviota reidora se abalanzó sobre su paseante.
Por suerte lo liberó, porque pensar en como una gaviota podía hacerle perder un señuelo tan caro, nos provocó unas buenas carcajadas.Tocaba retirada, y los cañones que están situados en la ladera de la montaña nos "escoltaban" de regreso a los coches.
Camuflados entre la orografía, estos vestigios nos hablan de la importancia estratégica de la zona.Desde la distancia advertimos que uno de los buzos alzaba un bonito ejemplar de congrio.
Por lo menos alguien había tenido más suerte que nosotros en este día tan desapacible.De izquierda a derecha: Juan, Marcos y yo.
Los tres valientes que desafiamos al frío en esta ocasión.
Aunque no lo parezca, estábamos diciendo: Pa-ta-ta.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Truchas, reos y becadas

Esta es la cara que se le quedó a Dana, después de la jornada de caza junto a su hija Meiga. Ambas son unas apasionadas de la casa de la becada. Sólo hay que ver el vídeo.
El río que discurre al lado del escenario escogido, alberga grandes truchas y reos, que suben desde otros cauces para frezar y perpetuar la especie.
El nivel de agua era óptimo, después de las lluvias otoñales.Años atrás se divisaban truchas de varios kilos en las zonas de grava, a la espera de las condiciones ideales para la preparación del lecho.
Hoy en día esto es más raro, pero aún se pueden avistar buenos ejemplares de estas y de sus parientes migradores, los reos.Me ha llamado la atención que a estas alturas aparezcan algunas cicutas en el lecho del río. Normalmente, estas desaparecen con las riadas, pero se ve que este año han sido insuficientes.Esta es una de las huellas inequívocas de la presencia de la becada. En esta jornada se levantaron cuatro arceas, pero la maleza y la astucia de estas hicieron imposible cobrar alguna pieza.En las zonas más paradas pudimos ver a algunos reos en pareja. Algunos de estos ejemplares han recorrido decenas de kilómetros antes de llegar hasta aquí.
Sin duda, es otra de las muestras de la grandeza de estos esquivos salmónidos, que un día decidieron aventurarse en el mar.El entorno del río es el deseable en la mayoria de los ríos. Abedules, robles, alisos y sáuces son su principales moradores, junto con saúcos, helechos, hiedras y zarzas.
Mientras el ser humano se mantenga al margen de estos lugares, se mantendrán conservados por mucho tiempo.Aunque en esta ocasión mi hermano no abatió ninguna becada, aquí ha sacado alguno de estos tesoros, culinariamente hablando.
Y es que la becada, arcea, sorda, chocha perdíz o dama del bosque, como se la denomina en distintos lugares, es una auténtica delicatessen.A esto le llamo yo "meter la pata". El agua reinaba en la mayoría de la extensión del lugar, debido a las lluvias, las riadas y la falta de drenaje.
Aún así no me libré de mojarme los pies, ya que en una de las ocasiones en las que tuve que cruzar el río, el agua se introdujo gustosa en el interior de la bota.

Un caso curioso:
El día de Navidad, mi hermano llegó a casa con tres becadas y un ejemplar de reo.Este ejemplar de reo de 750 gramos y 44 cm, lo encontró recién muerto mi hermano en un pequeño arroyo que vierte sus aguas a un río de mayor entidad.
Lo curioso es que el reo fue abatido por una garza real.El agujero de entrada en el lomo ...... y el de salida, próximo a la aleta pectoral derecha, que también fue perforada por la violencia del ataque.
Me parece increíble que una garza se atreva a dar caza a peces de esta envergadura.
Quizás lo viera más propio de un cormorán, pero no de la plomiza dama del río.
Vídeo resumen
Os deseo a todos los lectores de este blog, que tengais un buen año 2010.
Disfrutad del nuevo año con salud y optimismo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Últimos fichajes

Ahora que es tiempo de dedicarle tiempo a la reina de nuestras costas, hay que hacer algunos fichajes, para reforzar al equipo titular de estos momentos.
A los Feed Shallow, Z-Claw, Megabass Vision, Duel Aile Magnet, etc hay que sumarles ahora a otros compañeros llegados principalmente del país del sol naciente.Los Daiwa son unos de los que acapararán más minutos de pesca, ya que su buena reputación invita a darles la posibilidad de poder conseguir alguna lubina.
Destacar los Shoreline por encima de los demás, ya que parecen ser muy apetecidos por la reina de la rompiente.En segundo lugar tenemos a los artificiales Ima, que destacan por la poca profundidad a la que trabajan. Komomo, Komomo II, Komomo Slim, Gene, Ko, Keep, Sasuke y Nabarone son los que he visto más aptos para las zonas que suelo frecuentar.
Sin duda también tendrán sus momentos para salir al terreno de juego.Los Tide Minnow Slim de Duo, quizás sean los que más se acercan a la línea de los Shore Line. Al Slim Flyer también le avala una buena reputación.
Flash minnow, Gunfish, Terrif y K-Ten, completan a este otro grupo de artificiales, que habrá que probar en estas fechas, si bien el Gunfish estará en el banquillo hasta más adelante.
El último grupo es una especie de cajón de sastre, en el que hay artificiales de Shimano, Rapala, Heddon, Jackson y Maria-Yamashita.
El Hirame, el Amnis y La Segunda son los que mejores sensaciones me transmiten, junto con el Super Spook.

A todos estos se les sumarán otros más en breve y así quedará conformada la plantilla para el nuevo año.
El tiempo me irá mostrando cuales serán los más adecuados para una situación u otra. Y a partir de ahí, la experiencia dirá qué artificial utilizar en cada una de las situaciones que se presenten.

Desde este espacio quiero desearos unas felices fiestas, un próspero año nuevo y que el 2010 venga cargado de grandes momentos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Frio y lubinas

Ahora que la lluvia ha cesado, el tiempo nos ha obsequiado con unos días muy fríos.
A pesar de ello, mi hermano y yo nos dirigimos a la costa para pasar una jornada en busca de las lubinas.Nada más llegar, nos equipamos con ropa de abrigo y nos dirigimos hacia la zona elegida. El viento del norte era muy fuerte y nos iba a hacer la jornada cuesta arriba. En la primera puesta en la que me coloqué, apenas podía aguantarme en pie. Una ola que casi me derriba, me invitó a que abandonara el lugar.Me dirigí hacia el sur y rebasé a mi hermano. La situación era similar a la anterior, pero tenía la ventaja de que las olas rompían con fuerza contra unas rocas que había delante.
Los lances no eran muy largos a causa del fuerte viento, pero fui escrutando las posibles zonas en las que una lubina podía aparecer.Mi hermano seguía en su atalaya, peinando las zonas someras, los canales y pozos. El viento arreciaba por momentos y la pesca se llegaba a convertir en una odisea.
Eolo no daba tregua y Poseidón no nos mostraba a ninguno de sus preciados tesoros, pero a lo lejos mi hermano ya cantaba victoria ...... y una pequeña lubina emergía entre la espuma. El minnow recuperado entre la espuma resultó muy tentador para el objetivo de nuestra jornada.
Y tal como se vino, se fue. Estos ejemplares deben ser indultados ya que la talla mínima legal es de 36 cm.La pétrea estampa del monte sobre el que se asienta el faro de cabo Silleiro, se podía divisar con suma nitidez desde nuestra posición. Un monte que año tras año es testigo mudo de la captura de grandes robalos. Y es que esta costa los da, tanto al pescador constante que acude al mar en su busca, como al que le dedica unas horas de vez en cuando.Con el salitre que la brisa depositaba sobre el rostro, fui buscando nuevas zonas, pero el mar se mostraba cada vez más violento. No estaba por arriesgar lo más mínimo, así que lo prudente sería cambiar de lugar.Las olas penetraban entre las rocas y la espuma dominaba toda la superficie del escenario de pesca. El azote del viento se hacia ya insoportable y habiendo alternativas, era mejor cambiar de zona.Una instantánea de las olas rompiendo contra las rocas y directos al coche.
(Esta me vale como fondo de escritorio del PC)Con el sol poniéndose en el horizonte, las gaviotas se iban desplazando hacia las zonas en las que suelen pernoctar. El cambio de luces se estaba produciendo en un buen momento y lo íbamos a comprobar en seguida.Mi hermano me mostró algo que solo había visto en otra ocasión. Las lubinas, en pleno frenesí alimenticio, estaban surcando las crestas de las olas. Cuatro, seis, tres, una, ... Las lubinas se podían apreciar en medio de la cortina de agua formada por la ola antes de romper.
Un espectáculo digno de ser visto en directo, pues la emoción de ver a los peces delante de uno, cambian radicalmente el ánimo del pescador.Las picadas comenzaron a sucederse. Mi hermano logró sacar a otra pequeña lubina que volvió al agua inmediatamente.
Las algas echaban por tierra algunos lances, pero las lubinas seguían allí. Las podíamos ver, ... casi tocar.Otra lubina más, fue víctima de un pequeño pez artificial. De vuelta a su medio y a seguir lanzando.
Tuve alguna picada más pero no se materializó.
Después mi hermano perdió a otra pequeña lubina, cuando ya casi estaba al alcance de la mano.
Entrada la noche tuvimos que abandonar el lugar, puesto que no llevábamos ninguna linterna encima y un traspiés se puede traducir en una grave caída.
La jornada había sido lo suficientemente entretenida como para querer volver en breve.