viernes, 28 de septiembre de 2018

¡ SILENCIO ! ... Se rueda ... una vez más

Por tercer año consecutivo, estoy inmerso en una nueva serie de documentales de pesca.
Estos días hemos estado con las cañas, por un par de zonas bien distintas.
 En la primera de ellas, nos fuimos con mi amigo Juan a pasar una jornada de jigging.
Las capturas fueron muy variadas y pude comprobar que esta técnica trae muchas alegrías.
Adaptándose a la situación, es fácil librar el bolo jejeje.
 Para ello nos movimos por el entorno de la ciudad de Vigo. Creo que el resultado será impresionante, ya que hay mucho que enseñar en este lugar. Además, las islas Cíes presenciaron nuestra aventura marinera, en todo momento.
 Ya en tierra firme, tocó visitar la región del Bierzo, en compañía de mi amigo Óscar.
Todo un apasionado de este deporte, el cual se convirtió en un guía excepcional.
Nos lo pasamos genial en toda la jornada, aún cuando las truchas nos lo pusieron muy difícil.
Y todo esto en un escenario espectacular.
Y además pudimos asistir al montaje en directo, de una mosca muy pescadora.
Desde luego que no me importaría vivir de esto, pues la mente trabaja a tope para aprender un poco más jejeje.

Desde este espacio quiero dar las gracias a Juan y a Óscar, por ser unos anfitriones excepcionales.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Tras los robalos a jigging

Pues tocaba jigging con mi amigo Juan, así que cargué el material en el coche y puse rumbo al embarcadero.
Allí nos recibió una niebla bastante densa, que obligaba a navegar con precaución.
 Cuando llegamos al punto elegido, soltamos nuestros jigs hacia el fondo, con la esperanza de que algún robalo lo encontrase apetecible jejeje.
 Sin embargo, mi jig fue atacado por un jurel que volvió al agua, después de soltarlo con cuidado.
 En una de las recuperaciones, noté una anomalía en el jig. Al llegar a la superficie, comprobé que se trataba de un bolo o lanzón. Todo un manjar para la lubina. Lo desanzuelé con cuidado y lo devolví al agua, pues no era lo que andábamos buscando.
 Fuimos tanteando nuevas zonas, hasta que tuve una picada un poco más enérgica. Se trataba de una pequeña lubina, que regresó al agua tras la foto de rigor.
 Una caballa también consideró que el jig era muy suculento. Esta me sorprendió con unas cabezadas bastante fuertes, si bien no estaba a la altura del equipo. Con un equipo ultraligero, la diversión hubiera estado garantizada.
 Fui sacando especies de todo tipo. !!Hasta una faneca¡¡ No me imaginé que estos peces pudieran atacar un jig ... y menos de este tamaño.
 También saqué una julia o doncella de bello colorido. Esta se quedó prendida en una de las recuperaciones.
Juan capturó otro bolo o lanzón que devolvió al agua, sin embargo ... de las lubinas, ni rastro.
 Más tarde hacía acto de presencia otro jurel.
Las lubinas nos estaban dando esquinazo, mientras la niebla persistía sobre nuestras cabezas.
 Otra picada más y caballa a bordo. Si llegamos a montar una metralleta, nos podíamos hartar jejeje.
Finalmente, el jig de mi compañero, dio sus frutos y una lubina de cierto porte, nos alegró la mañana.
No había tiempo para más, así que volvimos a puerto con la precaución que nos marcaba la niebla.
En breve toca repetir y a ver si aparecen los robalos.