domingo, 30 de agosto de 2009

Tiempo de robalos

Día 1:
El domingo por la tarde, mi amigo Antonio me informó de su regreso de Sevilla. Acordamos entonces ir de pesca al mar, en busca de la reina de nuestras costas: la lubina.
Por supuesto, nos interesamos por su forma adulta, cuando ya reciben el nombre de robalo.
A las 6:00 am recogí a Antonio y pusimos rumbo a nuestro destino.El mar presentaba unas condiciones bastante buenas y el cielo nos iba a regalar un día encapotado, algo que reduce la luz que penetra en el agua y por lo tanto oculta un poco más los engaños que les ofrecemos a nuestras plateadas amigas.La primera "captura" de la jornada la recogió Antonio con sus manos de entre la piedras. Creo que en cada salida de pesca me ocurre algo anecdótico. En este caso mi compañero encontró un macuto, con varios bolsillos, un tanto desvencijado. La sorpresa fue comprobar que dentro de los bolsillos había un gran número de aparejos de mosca ahogada, una cuchara ondulante y un pez artificial que a priori me parecía de la casa Bagley. En el babero se leían unas letras que confirmaron mi vaticinio. Es la ventaja de "devorar" catálogos y catálogos de pesca.Antonio prueba suerte en una punta de roca desde donde se aprecian las islas Cíes (al fondo). El día anterior mi compañero había sacado tres lubinas en esta misma zona y por eso había que insistir.
Aún era pronto para aventurar resultados pero después iríamos a una zona que había propuesto yo.Nos dirigíamos ahora hacia el faro blanco. La espuma nos indicaba que el mar rompía con más fuerza en esa zona. Había que prospectar costa ya que las lubinas recorren estas zonas zonas en busca de pequeños peces e invertebrados.Muchos de los emplazamientos en los que lanzábamos nuestros artificiales, presentaban una condiciones más propias de la pesca del sargo. Son lugares en los que se deben extremar las precauciones. Un mal paso y una posterior caída pueden costarnos un susto.El azote de las olas cincela formas caprichosas en estos parajes. Las partes más duras quedan en pie mientras las blandas se erosionan con el monótono golpeo de las olas. El resultado son unas cortantes formaciones que resultan extremadamente bellas.Bajamos ahora a un escenario bien distinto. La orografía granítica de este lugar hace que las rocas tengan una apariencia más bondadosa. Aún así, hay que caminar por gargantas pétreas sujetando la caña con una mano y con la otra aferrándose a la vida. Aquí hay que tener un ojo puesto en el mar y otro donde se pisa.Enormes colonias de percebes se sitúan anclados a la roca a escasos metros de nosotros. Tranquilos en su casi inexpugnable ubicación, sólo deben temer a unos pocos osados que se ganan la vida con su extracción. Ellos serán testigos mudos de nuestro empeño por capturar alguna lubina.Poco antes de regresar ante el empeoramiento del mar, Antonio sacó esta lubina que le costó una buena mojadura.
A mí me pasó lo mismo al recuperar el pez artificial de entre las piñas de percebes.
No había que tentar a la suerte así que tocó retirada.
Día 2:Al día siguiente habíamos madrugado con dos compañeros más. Un fatal accidente hizo que Antonio se clavase uno de los anzuelos en un dedo. En vista de que el arponcillo había atravesado la carne, hubo que ir hasta el centro de salud más cercano para que se le fuese extraído el anzuelo.El desafortunado incidente ya nos nos dejaba mucho tiempo de pesca pero el mar estaba más calmado que el día anterior. La presencia de algas dificultó mucho la pesca y redujo aún más el tiempo real de pesca. Aprovechamos todo lo que pudimos pero no había mucho más que hacer.
Al final Antonio sacó una aguja y "El Meji" esta lubina de 1,5kg. El día anterior había sacado una de 2,7kg por lo que estaba en racha.
Día 3:En esta jornada habíamos quedado Antonio, Tirso y yo para pescar en la playa de Patos. Las previsiones daban bastante mar así que había que busca un ambiente más resguardado.
Al poco de comenzar Antonio sacó una lubina de tamaño aceptable.La entrada de este gran transatlántico eclipsó momentáneamente a las islas Cíes. La llegada de estas moles de metal que se dirigen al puerto de Vigo, siempre llaman la atención del espectador.
Me hizo recordar la vez en que mi amigo Luis y yo habíamos asistido a la primera llegada a puerto del Queen Mary 2. Impresionante en todas sus dimensiones.

Sin moverse del sitio, Tirso sacó tres lubinas que debido a su tamaño, fueron devueltas a su medio.Cambiamos de escenario y llegamos a un nuevo punto de la costa. El mar permitía la pesca así que nos pusimos manos a la obra. Al segundo lance clavé una lubina que también fue devuelta al agua. Antonio sacó otra más desde su atalaya.Efectuamos los últimos lances de la jornada ante un mar violento. Las grandes olas sólo nos mojaban en los lugares desde donde nos encontrábamos. No son momentos en los que haya que arriesgar lo más mínimo.
Nos fuimos con la satisfacción de que todos habíamos tocado escama aunque no finalmente no hiciera acto de presencia ningún robalo.

Al final del vídeo se puede apreciar un guepardo. ¿Sois capaces de verlo?

sábado, 22 de agosto de 2009

Se terminó

Cierra la temporada de la trucha y con ella muchos de los embalses en los que conviven las pintonas con otras especies.
Es el caso del embalse en el que solemos pescar los basses. Esta situación hizo que el fin de semana pasado me acercara el viernes y sábado (el ultimo día).
El viernes con un calor insoportable me dispuse a afrontar la tarde con un estrímer y a la vez probar unos poppers.
Lo cierto es que comencé bastante bien y conseguí un buen número de capturas sin moverme demasiado.
Este deformado bass (fijaos en la base de la cola) fue víctima de un estrímer con cola de marabou. Poco después un bass decidió fastidiarme la tarde llevándose el único estrímer del que disponía.
Cuando probé los poppers me dí cuenta de que el equipo no era el adecuado para lanzar dicho señuelo. Aún así conseguí una buena captura que por desgracia tragó el popper y esto le causó una grave lesión.
La tarde no dio más de sí al no poder lanzar el señuelo con total libertad.Al día siguiente ya me encontraba en el mismo lugar con el equipo de spinning y unos vinilos que prometían mucho. Aquí me reuniría con varios compañeros del foro vigospinning. A pesar de ser uno de los que vive más lejos del lugar, fui el primero en llegar y una vez equipado, decidí hacer unos lances.
Mientras percibía el sonido de un coche que supuse sería el de Juan (Jalaico), capturé este bass que me libraba del temido bolo.Una vez que todos estábamos dispuestos, comenzó la jornada.
Juan (Troitas) no tardó en sacar un bass en un hoyo que se encuentra cerca de la entrada.
Al poco de comenzar, casi todos habíamos tocado escama y eso hacía que buscásemos los grandes basses con ahínco.Los ocho pescadores que habíamos asistido comenzamos a disgregarnos por la orillas, buscando cada uno las zonas a las que le tenemos más fe. Había llegado a una zona en la que se divisaban buenos ejemplares. Capturar alguno no sería nada fácil.Diego desde una orilla y yo desde la otra, lanzamos los señuelos en un mismo punto. De repente algo aferra mi señuelo con fuerza y lo extraño es que Diego nota lo mismo.
- Se ha tragado los dos vinilos (exclamó Diego).
El caso es que en un momento yo estaba luchando con un bonito bass.
Traté de cansarlo para poder recuperar el vinilo de Diego pero una vez divisé su boca, no observaba ningún vinilo.
El bass había tragado el vinilo completamente y lo que le había pasado con el de Diego era que se había enredado con mi línea rompiendo la suya.
Con la ayuda de unos alicates más largos logré sacarle el anzuelo para acto seguido devolverlo a su medio.
Estaba eufórico por esta despedida.Las capturas se fueron sucediendo y todos disfrutábamos de los logros de los compañeros.
El sol ya se había situado en lo alto y el calor ya era implacable con nosotros. Debíamos de estar muy por encima de los 30 grados porque el sudor brotaba de la piel de manera incesante.De vez en cuando nos adentrábamos en el embalse para refrigerarnos un poco. El día anterior había perdido algo más de un kilo de peso y hoy no iba a ser menos, pues sabía por la previsión meteorológica que la temperatura era superior a la del día anterior.
En estas situaciones suelo pensar que por el sur de España sí que tienen que padecer estas temperaturas.Los basses más grandes estaban cazando a sus congéneres más jóvenes. Esta situación hizo que un pescador que estaba usando un pikie de vinilo se jactase de los peces que estaba sacando.
El hecho de que no les diese muerte a los basses, para evitar su sufrimiento, me causaba un gran malestar. Contra estos pescadores legalistas, no hay nada que hacer salvo puntualizar que no están llevando a cabo ninguna hazaña.Después de comer nos acercamos por un momento a un pequeño escenario que no está muy castigado por los pescadores.
Lo cierto es que fue de lo más entretenido ya que los basses tomaban los engaños con mucha facilidad.
La única pega era la gran cantidad de vegetación superficial que hacía muy difíciles algunas capturas y fue motivo de la pérdida de varios señuelos.Ya en el escenario matinal, nos dispusimos a dar una segunda vuelta al embalse. Las fuerzas ya escaseaban pero los compañeros que aún quedaban querían terminar la jornada de la mejor forma posible.
Nos pusimos en ruta por segunda vez y las picadas volvieron a sucederse.Los basses se encontraban ahora en otras ubicaciones y el uso de las gafas polarizadas ayudaban mucho en esta situación.
Jesús capturó este bonito bass bajo unas ramas próximas al agua y en su suelta, el pez parecía no tener claro hacia donde dirigirse.La segunda vuelta se estaba haciendo difícil ya que los vadeadores en combinación con el calor hacían que la ropa se pegase al cuerpo, dificultando nuestro avance. Aún así había que llenar las horas que teníamos por delante ya que era la despedida de este lugar.Antes de completar la segunda vuelta nos encontramos con esta maraña de sedal. Creo que alguno debe pensar que en estas aguas hay siluros ya que se sobredimensiona mucho el equipo.
Había visto a gente pescando con cañas de surfcasting en un embalse, pero este monofilamento debía tener un grosor de 0.60 mm como mínimo. Una barbaridad en toda regla.
Un poco antes de finalizar la jornada, tuve la oportunidad de clavar un ejemplar portentoso ya que le presenté el vinilo de una manera óptima. El pez movió la mandíbula pero no acerté a mirar si había tomado el engaño y por eso no di el cachete.
Jesús que tenía las gafas polarizadas me dijo que sí había cogido el vinilo.
Esto propició que después de despedirme de mis compañeros optase por dar una tercera vuelta al embalse. Esta un poco más rápida ya que la fatiga no me dejaría hacer mucho más.
No me valió de mucho pues el black bass había abandonado su ubicación.

domingo, 16 de agosto de 2009

A por los "verdes"

Esta temporada el bass está acaparando todo el protagonismo y es que su pesca llega a ser adictiva. Por ello hace unos días habíamos quedado Juan(Jalaico), Miguel (Lubinero), Juan (Troitas) y yo para afrontar la que sería una de las últimas jornadas en busca de este pez.Un lapsus hizo que nos pusiéramos a pescar algo más tarde de lo previsto, pero al poco de comenzar Miguel sacó este bonito bass.
Los buenos comienzos siempre animan al pescador, pero lo importante es como se termina y no como se empieza.Juan (Jalaico), que ya es todo un maestro en la pesca de este centrárquido comenzó a buscar a los grandes basses en zonas de ramas hundidas.
Sacó alguno majete pero el objetivo eran los de mayor porte.
En esos momentos Miguel perdía un bass de los buenos, después de que este rompiera el sedal durante el combate.
Los saltos iniciales del bass y algunas poderosas carreras, ponen a prueba los equipos. Y es que nosotros pescamos con equipos muy ligeros e hilos más finos de los que se utilizan habitualmente para la pesca de este pez.Después Miguel sacó uno de menor porte que lo repuso de la anterior pérdida.
Nos acercábamos al primer punto caliente. Los basses se encontraban en zonas impracticables así que no insistimos demasiado. Por la tarde tendríamos otra oportunidad en ese mismo lugar.Caminando por la orillas que estaban al descubierto por la disminución del volumen de agua, llegamos a un lugar en el que contemplamos un espectáculo increíble. Cada vez que capturábamos un ejemplar joven, los ejemplares adultos entraban en un frenesí alimenticio, persiguiendo al pez clavado o a alguno que estuviese en las inmediaciones.
Era hora de probar peces artificiales o pikies de vinilo.
En vista de que Juan (Troitas) estaba obteniendo buenos resultados con un popper, yo quise disfrutar de la espectacularidad de las clavadas con este artificial. Até un pequeño popper y a sacar peces.Llegados a la orilla opuesta y con el viento barriendo la superficie del agua, contemple como el agua se enturbiaba. Decidí probar suerte con un spinnerbait que aún no había estrenado.
Bastaron tres intentos para clavar un joven bass.Al mediodía ambos Juanes tenían sus respectivos compromisos así que Miguel y yo nos fuimos a comer para volver por la tarde.
Durante la comida comentamos la estrategia a seguir por la tarde y acordamos hacer el recorrido en el sentido inverso al habitual.Por la tarde observamos un ejemplar joven de gaviota que caminaba torpemente por la orilla. Nos acercamos hasta ella y la cogí. Al principio pensaba que podía haber comido algo que la hubiese envenenado, pero una vez en la mano me di cuenta de que pesaba muy poco y que tenía el buche vacío. La colocamos a la sombra de un árbol para ver si se recuperaba.
Un poco más adelante nos encontramos con un pescador que nos comentó que algunas gaviotas se golpean contra las barandillas de la presa.En uno de los puntos calientes del embalse me acerqué sigilosamente hasta divisar algunos basses. Coloqué mi vinilo unos centímetros por delante de un buen bass y lo saqué.
Le propuse a Miguel que hiciese lo mismo y así sacó otro ejemplar.
Desde el mismo lugar efectué un lance largo entre las ramas de los árboles y clavé otro ejemplar que logró soltarse. Repetí la operación y otro bass tomó el engaño. Esta vez levanté más la caña para clavar ya que la distancia, la flexibilidad de la caña y la elongación del monofilamento frustraron mi anterior clavada.
Esta vez sí. Habíamos sacado tres basses y fallado otro, en un lugar donde habitualmente se saca uno o ninguno.
Y todo esto ante la atenta mirada de un "cestero"(para nosotros: pescador que trata de llenar su cesta a toda costa), que escrutaba cada uno de nuestros movimientos e intentaba intuir el señuelo que estábamos empleando, para luego utilizarlo en beneficio propio.Le había comentado a mi compañero que con la bajada del nivel de las aguas, no se miraban tantos cangrejos como semanas atrás.
Las orillas están sembradas de pinzas y caparazones de estos crustáceos. En esta época son víctimas de los basses, las garzas y los visones.Las huellas que aquí aparecen seguramente sean de estos escurridizos mustélidos. Ya he comprobado su existencia por la presencia de sus excrementos y por haberlos divisado en más de una ocasión.
La mano del hombre suele estar detrás de la presencia de los visones americanos en nuestros ecosistemas. Estos son liberados de granjas peleteras para evitar su sacrificio, pero el mal que se hace creo que es mucho mayor, ya que no cuenta con ningún enemigo salvo el ser humano.
Unas horas después de encontrarnos a la gaviota, comprobamos que esta yacía inerte a unos metros de donde la habíamos dejado. Me dio mucha lástima ya que se trataba de un ejemplar joven.
La depositamos nuevamente bajo unos arbustos para que el ciclo de la vida se encargase de reciclar la materia muerta. Por suerte la naturaleza es sabia y no desperdicia nada.Finalizamos la jornada charlando con otro pescador asiduo del embalse. Este suele venir acompañado de su mujer (también pescadora) y de su perra Mega. Siempre nos llama la atención la energía que atesora esta perra a pesar de no ser un cachorro.
Si un día le lanzas un palo o una piña, esta te recuerda y cuando te vuelve a mirar, te trae una piña o un palo para que juegues con ella. Hasta en el agua busca con ahínco aquello que le has lanzado y que lleva tu olor impregnado.
Cuando Miguel le lanzó la piña al agua, Mega la tanteaba con las patas y luego metía la cabeza en el agua para intentar sacarla.
Con este animal tan singular pusimos punto y final a nuestra jornada.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Ultimas salidas de Bass

A continuación os relataré las últimas jornadas que he pasado en busca de nuestros amigos los centrárquidos.
En la primera de ellas había quedado con Miguel por la mañana, ya que el plan era acercarme por la tarde hasta el río para intentar sacar algunas truchas a mosca.La mañana se presentaba con una niebla sobre la superficie del agua que comenzó a disiparse con los primeros rayos de sol.
Fueron saliendo algunos basses de pequeño tamaño, pero los podíamos buscar en profundidad.
Por suerte no divisamos muchos "cesteros" a la búsqueda de basses con fines gastronómicos. Esta si es una especie que se está expandiendo por esta zona, pero mientras tengan a la administración de su parte, habrá que aguantarse.Con el sol en lo alto y en una zona de juncos salió este bass de cierto porte que tiró como un condenado. Su recompensa como siempre es la liberación.
Ya divisábamos algunos ejemplares grandes a los que ofrecerles nuestros vinilos.Miguel fue sacando otros ejemplares mayores que los iniciales y al poco tiempo perdió un buen bass después de que el hilo se rompiese contra una rama. Lo malo de estas situaciones es que los basses se van con el anzuelo clavado y eso es algo que no nos agrada.

Al mediodía tenía pensado marcharme al río, pero finalmente opté por quedarme.
Así que no fuimos a comer para luego probar suerte con la mosca.
Ya de vuelta, y con pocas moscas donde elegir, até una humpy en el terminal. Los primeros lances fueron infructuosos pero no tardé en hacerme con mi primer bass a mosca.
Miguel que estaba muy verde en esta modalidad intentaba colocar una ninfa a unos cuantos metros. Después de unos pequeños consejos clavó su primer bass.Observé que los basses atacaban mejor la ninfa por lo que decidí poner un estrímer.
Este se reveló como un gran aliado ya que los pequeños basses se avalanzaban sobre él con gran frenesí.
No tenía esperanzas de sacar alguno grande con esa mosca pero la pesca era muy entretenida.
La tarde iba pasando y llegó un punto en que las capturas a mosca habían superado a las efectuadas con el vinilo. El sistema funcionaba y además teníamos la posibilidad de lanzar en la gran mayoría de los lugares.En el tramo final encontré un lugar en donde los peces atacaban sin recelo. Miguel volvió sobre sus pasos al comprobar que yo tardaba mucho. Había sacado 23 peces sin moverme del sitio. Qué gozada.
En total 63 basses. La gran mayoría fueron basses de poco porte pero la pesca de estos formidables peces con sus saltos y acrobacias era el fin perseguido, por lo que la jornada fue memorable.
El fin de semana pasado nos reunimos unos cuantos pescadores del foro Vigospinning en la que llamamos la "Quedada de los 100", en la que el objetivo era sacar 100 basses entre 5 pescadores.
Miguel(lubinero), Javier Sánchez, Jesús (azor) y Juan (troitas) pescaron durante la jornada entera.
Juan (jalaico) y yo, pescamos medio día cada uno.
La fortuna quiso que Juan obtuviese el premio a la mayor captura mientras que yo gané el premio al mayor número de sueltas.
Los premios corrieron a cargo de la tienda de pesca andorrana Casa Pintat a la que agradecemos su colaboración.
Finalmente creo recordar que nos quedamos en los 70 ejemplares sin llegar a los 77 del año pasado.
Desde aquí agradezco a los participantes el buen hacer y el compañerismo que han demostrado.