jueves, 29 de mayo de 2014

Logos marinos

Semanas atrás me puse a idear algunos logotipos de temática marina, a petición de algunos compañeros blogueros y por iniciativa propia.
El primero de ellos está destinado a Pablo (Pol), un colega de mi amigo Adrián. Le había comentado qué "bicho" quería que apareciese en el logo y me dijo que un pulpo sería perfecto.
Tras el primer voceto, sugirió añardirle una boya de pescasub y así quedó finalizado el proyecto.
 Para Alex, amigo de Pol (logo anterior), confeccioné un logotipo que partía de una idea un poco más rebuscada. El pescasub sería la A de la palabra SARGO y formaría parte de la A de Alex.
Aunque se podía intuir la idea, decidí hacer una prueba añadiendo una punta de varilla de un fusil, conformando la parte horizontal de la A.
Aún así me gustaba la idea inicial, por lo que la dejé como había surgido en un inicio, añadiéndole posteriormente la cabeza de un sargo.
Podéis ver los impresionante vídeos de Alex en su canal de Youtube: alexsargo1.


 Salah fue uno de los blogueros que se puso en contacto conmigo para que le echara una mano con el logotipo. Observando su magnífico blog, me surgió la duda sobre cuál sería su pez preferido. ¿Dorada, lubina, baila, sargo, anjova? La elección fue esta última, por lo que una vez supe esto, me puse manos a la obra. La opción de introducir en el logotipo su nombre, su nick y la modalidad que practica, fue la que más me satisfizo. Para colocar su nombre, me ayudé de la mandíbula del pez, fromando la S de Salah. La palabra SURFCASTING debía tener una fuente moderna, acorde con la tecnología de los materiales que se emplean en esta modalidad. El nick ya era otro cantar, pero finalmente me llegaron dos ideas. La primera es la del logotipo: Con la aleta caudal, he formado la A de AEROMEC. La otra opción pasaba por colocar AEROMEC sobre el cuerpo del pez, formando la C final, con la cola del pez.
 Y por lo que se puede ver, a Salah le gustó mucho el logo, ya que no tardó en agenciarse su propia ropa personalizada. Además me agradeció el detalle en una entrada de presentación del logotipo, que podéis mirar en este enlace: http://aeromec-surfcasting.blogspot.com.es/2014/04/mi-nuevo-logo-oficial.html
 Pedro fue otro de los blogueros con la misma petición que Salah.
Mirando su blog también me invadió la duda de qué elementos poner, así que opté por preguntarle directamente. La serviola fue el pez elegido por Pedro, así que ya sólo me quedaba buscar un escenario. Este me lo proporcionaba el nombre del blog: Mar en calma. Entonces quise reproducir la situación de un mar en calma al atardecer, con una ola que se dirige hacia la costa. Dicha ola representa la M de Mar. Una pareja de gaviotas con el sol de fondo, representaría el atardecer.
Inicialmente añadí un minnow delante del pez, para que figurase la persecución del señuelo, aunque Pedro me comentó que prefería que fuese un bucktail jig, así que hice el cambio y así quedó finalmente.
También Pedro creó una entrada específica para la presentación de su logo, la cual podéis mirar en este enlace: http://anatuconda-marencalma.blogspot.com.es/2014/03/logotipo-para-el-blog.html

Iván fue el último en ponerse en contacto conmigo para confeccionarle un logo y lo cierto es que lo hice de buen grado, después de tomarle un poco el pelo con la respuesta a su petición jejeje.
La idea de Iván era muy clara, así que reproduje a mi manera aquello que me pedía.
Lo más laborioso de la imagen fue el cangrejo, ya que contiene bastante detalle. Por lo demás, traté de representar una dorada atacando al crustáceo. Por ello prescindí de representar erecta su característica aleta dorsal. Anadí las típicas manchas dorada, negra y anaranjada del espárido, para darle un toque de color.
Aquí tenéis la presentación del logo en el blog de Iván: http://ivandorada.blogspot.com.es/2014/05/nuevo-logo-oficial.html

domingo, 25 de mayo de 2014

Salmonazo de consolación

En esta ocasión, le tocaba a mi amigo Luis intentarlo con el salmón.
La fatalidad quiso que no se encontrase físicamente al 100%, pero el estado mental le hizo sobreponerse para ir al río e intentarlo.
La cosa pintaba bastante bien ya que había salmones y porque además tenía la posibilidad de intentarlo con el cebo.
Las primeras prospecciones fueron con la cucharilla, en zonas en las que los salmones podían estar apostados.
No se podía descartar la posibilidad de que algún salmón picara a este engaño, pues es el señuelo más utilizado en nuestras aguas.
Tras muchos minutos de resultados infructuosos, optamos por descansar y observar el río. Localizar los salmones sería vital para intentarlo con el cebo.
Al mediodía llegaba mi hermano con el equipo de cebo. Preparamos todo para que Luis lo intentara ahora con la caña larga, si bien los 10 metros de la Grauvell Scala, pondrían a prueba la espalda de mi compañero.
Antes de ir a comer, César intentaba sacar alguno de los salmones que había localizado en una tabla profunda. Uno de ellos portaba una cicatriz en el lomo, seguramente producida por alguna práctica furtiva.
Uno de los salmones era muy grande y allí se comentaba que sobrepasaba los 10 kilos de peso. Quizás por ello era el más desconfiado del grupo de cuatro salmones.
Junto a ellos también se movía algún reo de tamaño considerable, pero que en este caso no era el objetivo de los pescadores.
A la hora de comer, César nos mostró como empatar el anzuelo de la manera más segura, junto al montaje de la quisquilla. Aprendimos mucho de este pescador, ya que el interés mostrado por los que allí estábamos era máximo.

Por la tarde, localizamos tres salmones en un tramo de río accesible para pescarlo con cierta comodidad, si bien los peces no paraban quietos un minuto. Hubo que arriesgarse a pescar por la parte inferior del tronco, ya que era el lugar donde los salmones pasaban más tiempo.
En dos ocasiones el salmón metió la quisquilla en la boca, pero sin dar apenas opciones a ser clavado por parte de mi compañero. La inexperiencia y los nervios se aliaron con los peces en esta ocasión.
A pesar de todo, Luis lo intentó hasta que su cuerpo le pidió un descanso.
Finalmente no hubo premio para los pescadores que ese día se repartían el coto, pero la pesca del salmón es así.
Cuando estábamos recogiendo los bártulos, nos pusimos de charla con otros pescadores. Todos coincidíamos en la dificultad de engañar al rey del río, en las condiciones que se dieron ese día.
Poco después llegó César y nos dijo que por lo menos le quedaba "el salmón del consuelo". En ese momento sacó de su coche este salmón de madera que él mismo había hecho y que no es otra cosa que un estuche para portar un salmón, después de su captura. Ese mismo estuche llevó la temporada pasada un salmón de algo más de 10 kilos, por lo que nos pudimos hacer a la idea de lo que sería tener un ejemplar así en las manos.
Esta vez estuvimos más cerca de conseguir nuestro objetivo, pero el azar no nos premió como nos hubiera gustado.

jueves, 22 de mayo de 2014

De vuelta a por las lubinas

El sábado asistí a la II Quedada Hermanos de los Señuelos, puesto que el año pasado lo pasamos en grande y este año podía repetirse la cosa.
Quizás fueran las condiciones del mar, las que hicieron que la participación no fuera tan numerosa como en la anterior edición, pero había que amoldarse a lo que teníamos e intentar sacar alguna lubina, si estas nos dejaban.
En esta ocasión fuimos seis los expedicionarios que intentaríamos dar con las lobas, a pesar de que el estado de la mar no era muy alentador.
Esteban y Micael, Miguel y César, Toni y un servidor, buscaríamos las zonas más interesantes, en función de nuestra experiencia. Quizás pescar por separado fuera una buena opción, ya que si alguno elegía bien, podía llevarse el gato al agua.
 Tras cambiarnos, Toni y yo nos dirigimos al punto elegido. Empezamos utilizando vinilos y minnows. Fueron los primeros los que le proporcionaron una picada a Toni, tal vez de un pinto, ya que el pez no quedó afianzado en el anzuelo.
Poco después ya monté el Clon Spittin´ Wire que mi amigo José Antonio me había regalado y que reproduce fielmente al señuelo original.
El mar estaba bueno para intentarlo con los paseantes y tuve ocasión de comprobarlo con los ataques de alguna aguja.
Decidimos cambiar de ubicación a la vista de los resultados. Por el camino me encontré con Julio, un viejo conocido que me puso al corriente de sus últimas salidas de pesca.
Tras despedirme de él, me reuní con mi compañero y proseguimos pescando hasta llegar a una roca que me suele dar buenos resultados. Una vez allí, el paseante era atacado con violencia por varias agujas a un tiempo. Opté por un paseante algo menor y la clavada no tardó en producirse.
A la vista de que Toni tuvo alguna picada al minnow, cambié yo también. Un Rapala Max Rap de 13cm fue el elegido y no tardó en capturar otra aguja.
Tras el cese de la actividad, vuelta a cambiar de escenario.
De camino pudimos observar las charcas plagadas con erizos de mar, algunos de talla excelente.
La marea ya se acercaba a su punto más bajo, así que lo intentamos en una zona somera. Con algo más de agua hubiera sido un excelente escenario, pero no se puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
Aún quedaría tiempo para hacer unos lances en una ensenada. Allí pudimos divisar bajo el agua, como algún pez de buen tamaño "plateaba" por veces. Nos quedamos con las ganas de saber de qué pez se trataba.
Con una buena caminata a las espaldas, nos retiramos para ir a tomar algo.
Miguel y César ya se habían ausentado, pero Esteban y Micael permanecían en la cafetería.
Con ellos mantuvimos una charla distendida, en la que comentamos la escasez de capturas y las condiciones tan adversas que nos encontramos.
Esperemos que en otra edición las condiciones sean mejores y la participación algo mayor.

La jornada según Esteban:
http://surfcastinvigo.blogspot.com.es/2014/05/2-kdd-hermanos-de-los-senuelos-basses.html

           

sábado, 17 de mayo de 2014

Testarudez

El miércoles me fui con José Antonio hasta un río que teníamos ganas de visitar. Ya hacía dos semanas que se había abierto la veda, por lo que sus poblaciones piscícolas podían estar seriamente diezmadas, ya que en Galicia aún hay muchos pescadores que gustan de llevarse unas truchas para casa, cosa que no miro mal. Lo que ya es muy distinto, son los que se pasan cupos o tallas por la zona de la entrepierna. 
En todo caso, había ganas de visitar este río, porque siempre hay alguna sorpresa.
 Las primeras zonas para pescar no eran muy accesibles, pues este era el panorama durante un buen trecho de río. Orillas plagadas de bambú, tan tupido que no se podía intuir el recorrido del río.
 Inicialmente ambos empezamos con cucharilla, pero pronto opté por intentar sacar alguna pintona con un diminuto vinilo. Era un reto que tenía pendiente y me empeciné en llevarlo a cabo, desoyendo las sugerencias de mi compañero.
Mientras pescábamos, pude ver a un ejemplar de reo con síntomas de saprolegnia. Se podía percibir en el animal, que sus reflejos no eran iguales a los de un pez sano, sin embargo llegó a refugiarse bajo unas raíces cuando ya me encontraba muy cerca de él.
Mas arriba se confirmaron una sospecha que teníamos. El caso es que río abajo habíamos divisado lo que parecían "camas" de lamprea. Y este ejemplar parcialmente devorado, confirmaba que allí habitaban estos antiquísimos peces.
La tarde discurría sin capturas, aunque pudimos ver muchas truchas y algunas de buen tamaño.
El viento del norte no suele ser bueno en la pesca, pero en jornadas así es dónde hay que darlo todo para hacerse con alguna pintona.
Mientras vadeaba, pude admirar la natación de una pequeña solla, que huyó despavorida ante mi presencia.
Esta es una "cama" de lamprea. El pez retira los cantos rodados más grandes, dejando a la vista la grava más fina, junto con la arena.
Un trabajo meticuloso y laborioso, pero necesario en la perpetuación de la especie.
Tras muchos intentos, tuve la primera picada. Sin embargo no se tradujo en captura, ya que la trucha no se llegó a clavar en el anzuelo.
Me quedé con la miel en los labios, ya que sería la primera trucha con vinilo.
Un poco más arriba, divisamos una lamprea, que a priori parecía inerte. El caso es que si estuviera muerta, no podría ejercer el efecto ventosa con el que se sujeta a las rocas del fondo. Me disponía a cogerla con la mano para sacar una foto, cuando pude ver que los orificios que tiene a ambos lados de la cabeza, se abrían y cerraban. Cuando tomé el pez con la mano, este se escurrió por mi mano y comenzó a nadar río a bajo a una velocidad inverosímil y por la superficie. Algo que nunca esperaría de este pez. José Antonio y yo nos quedamos atónitos.
Esta escena la podéis mirar al final del vídeo.
Tras unas horas sin resultados, decidimos ir a reponer fuerzas. El río nos había ganado la partida y el reto de conseguir la primera trucha con vinilo, no se consiguió.
Pero las penas, se digieren mejor si el estómago lo tenemos lleno jejeje. Y esta pedazo de hamburguesa valió para que sólo nos quedáramos con las anécdotas de la jornada.
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El jueves nos desplazamos hasta el río Tea.
 Por mi parte, volvería a intentar sacar mi primera trucha con vinilo. La tarea no era fácil, pero aquí hay bastantes más peces; muchos de ellos de buena talla.
 Hicimos un alto en el camino para determinar la posición de las truchas y reos a lo largo del río, ya que hacía mucho calor para esta época. La mayoría de las truchas se situaban cerca del fondo, junto a pequeños cardúmenes de bogas.
 En las zonas de sombra, pudimos observar buenos ejemplares de fario, ideales para pescar con mosca. Próximamente habrá que echar mano de los equipos de cola de rata para hacerse con las primeras pintonas a mosca seca.
La jornada fue muy variada.
Divisamos mújoles, bogas de río, una solla, buenos ejemplares de trucha, reos e incluso un salmón, el cual se "bañó" muy cerca de mi posición.
En esta ocasión estuve a punto de conseguir mi objetivo, pues clavé una trucha con el vinilo, pero esta se liberó a escasos metros de mí.
Al final, me temo que dejaré de lado el reto durante unos días, porque se ve que aquí no están por la labor de echarse a por los vinilos jejeje.

          

viernes, 9 de mayo de 2014

A por el salmón

Este domingo me acerqué al coto de Monteporreiro, en compañía de mi amigo Luis para intentar capturar al que hoy por hoy sigue siendo el rey del río: el salmón.
La tarea no sería fácil, pero ya se habían capturado tres salmones hasta ese momento. El primero de ellos se capturó el primer día de la temporada. (Campanu Lérez 2014).
El día anterior a mi visita, se habían capturado dos ejemplares más, y puesto que había salmones en el río, existía la posibilidad de que uno fuera engañado por mí.
Después de llegar al río, comienza el ritual de preparación del equipo. Caña de acción potente y carrete cargado con bastantes metros de monofilamento. Los señuelos: Cucharillas pesadas con las que prospectar la columna de agua.
Quizás era más sensato probar suerte con el cebo natural, pero la jornada no fue bien planificada y al final me pilló el toro.
Tras la preparación del equipo, tocaba colocarse en posición junto al río.
La información que había recabado con anterioridad, decía que estaba en el mejor pozo del río y además , lo tenía para mí sólo.
Mi ganchero echaba un vistazo al río, pues él lo intentará en unos días.
La incertidumbre flota en el aire antes de comenzar. Son muchas las preguntas: ¿Está bien de agua el río?¿Habrá salmones?¿Picarán? ¿Por dónde estarán? ...
El caso es que en la orilla y sin lanzar, no pican. Y quizás por este hecho, el primer lance era un tanto especial. Sería una suerte inmensa que picara al primer lance, pero ya tiene ocurrido y es factible en términos de probabilidad.
Fui escudriñando las zonas que pensaba podían ser más prometedoras y aquellas que me habían aconsejado los más expertos del lugar.
Con la salida del sol, llegaba otro pescador que también tenía en su poder un coto para pescar ese día. Un señor de avanzada edad, dentista (según pude saber después) y que al principio optaba con probar suerte con el cebo, pero que después cambió por la cuchara y el pez artificial.
Más tarde pude hablar con él, y este me contó que llevaba muchos años intentando pescar un salmón, pero que aún no había tenido la fortuna. Esto me dio una idea de la pasión que desata el salmón en el ser humano, porque aguardar años para obtener una captura, a priori parece de locos. Pero quizás sea todo lo que rodea a esta pesca, lo que hace que la gente acuda igualmente al río, con la esperanza de hacerse con el codiciado pez.
Rondado el mediodía, llegaban los tres pescadores restantes. Venían de la provincia de Lugo, por lo que se dejarían aconsejar por un ribereño que ejerce de ganchero de vez en cuando.
Para entonces, decidí probar fortuna por otras zonas, ya que existía la posibilidad que algún salmón estuviera rondando otras zonas que inicialmente se descartan.
Al mediodía llegó Antonio (compañero de trabajo de Luis) con una empanada que me dio la vida en aquel momento, pues la parada para beber ya se hacía necesaria.
Retomamos la pesca y busqué un nuevo emplazamiento en el que seguir intentándolo.
Poco después, Luis recibió la llamada de mi hermano, el cual se había acercado hasta el coto. En ese momento aprovechamos para ir a comer. Los refrescos y los bocatas de chorizo nos valieron para reponer fuerzas. Mi amigo se había llevado el Campingaz y la sartén, para prepararlos in situ. Estaban tan buenos que tuve que repetir con otro bocadillo jejeje.
Después de la comida fuimos descendiendo los tres por el coto, para alcanzar la parte inferior de este. De camino pude observar alguna pintona de buena talla, pero no había rastro de los salmones, o eso parecía.
Mientras me aventuraba por la zona intermareal, el sol se situaba en lo alto del cielo, lo que hacía que la temperatura subiera de manera notable.
Cuando alcancé las ruinas de un antiguo balneario y miré la fecha de su construcción, me vino a la cabeza la cerveza 1906. !!Cómo me apetecía una en ese momento¡¡
Tuve que apaciguar mi sed observando el discurrir de las aguas y buscando cobijo en la sombra de los árboles.
Mis gancheros estaban de tertulia a muchos metros. Si hubiera clavado un salmón, iba a tener serios problemas jejeje.
Seguí ascendiendo río arriba, lanzando en todas las zonas que podían albergar algún salmón.
A pesar de perder alguna cucharilla, había que prospectar las zonas profundas de los pozos.
Salí del río con cierta dificultad y me reuní con mi hermano y con Luis, los cuales se habían parado a charlar con un ribereño.
Por la tarde me encontré con los pescadores lucenses, que estaban siendo asesorados por otros ribereños. Habían localizado varios salmones y uno de ellos de muy buen tamaño. Lo intentaron con la quisquilla y la lombriz. Después probamos con las cucharillas, pero el resultado fue negativo.
Tras la marcha de los otros pescadores, llegó uno de los guardas con el que charlamos largo y tendido.
Con la llegada de la tarde, aún lo intenté un poco más, si bien para entonces el resultado fue el mismo que el de la mañana y la tarde.
Finalizamos la jornada con más charla a pie de río, que se extendió hasta bien entrada la noche.
En esta ocasión no pudo ser, pero estoy seguro que habrá más ocasiones para tentar al rey del río.
              

viernes, 2 de mayo de 2014

Dos capturas para recordar

1 de mayo. Fiesta del trabajo y comienzo de la temporada de reo y salmón en Galicia.
Esto último equivale a madrugón de los buenos, para poner rumbo a la zona de pesca con mi amigo Luis, que a pesar de estar algo tocado, no se perdería esta jornada por nada del mundo.
A las 5:00 am ya estaba despierto. Desayuné con calma y ultimé los preparativos para la jornada.
Con la llegada de Luis, ya sólo me quedaba meter los bártulos en el coche y marchar para el río.
Tras un largo trayecto en coche, con una buena charla de pesca, llegamos al lugar escogido.
Nos preparamos y aguardamos a que llegara la hora del comienzo, si bien esperamos un poco más a causa de la baja visibilidad.
Cuando ya se intuía algo más el entorno, nos situamos en la orilla y comenzamos a lanzar nuestros señuelos.
Al segundo lance me doy cuenta de que mi cucharilla se ha enganchado en algo. Mi compañero me advierte de que hay un cable de acero que atraviesa el río.
Tras reponer el montaje, voy a la búsqueda de Luis. Pensé que este se había ido a la orilla opuesta, así que me fui para allá.
Divisé a un pescador, pero no se trataba de mi amigo. Por ello, me distancié y me subí a un tronco que flotaba en el agua. Desde allí efectué un primer lance. A continuación el segundo ... y entonces ... siento como el avance de mi cucharilla de un sólo anzuelo se detiene por completo. Pensé en otro enganche, pero un pez al otro lado de la línea comenzó a tirar con una violencia descomunal. La bobina del carrete giraba a gran velocidad mientras el freno del carrete mantenía una tensión adecuada. El temor de la rotura de la línea me sobrevino durante la lucha, pero entonces el pez emergió y así pude mirar que se trataba de un buen ejemplar. Un poco después lo acerqué y logré meterlo dentro de la sacadera.
 Se trataba de una trucha de muy buena talla. El año pasado había sido mi compañero el agraciado con una buena captura: http://nosolomosca.blogspot.com.es/2013/05/una-nueva-temporada-da-comienzo.html
Este año me tocó a mí.
 El tercer lance del día fue dirigido a una pequeña cascada.
Al cuarto lance, la cucharilla se detiene nuevamente. Esta vez el pez sale a la superficie con mucha rapidez y preparo la sacadera. Cuando la acerco al pez, este se sumerge y pone rumbo a la corriente central como una locomotora. La salida del hilo es constante y tras una buena carrera, tengo muchos metros que recuperar.
Voy acercando al pez, pero a mitad de camino comienza otra potente carrera. Continúo recuperando línea y puedo mirar al pez nuevamente. El tiempo comienza a ralentizarse, pero no quiero forzar la situación. Lo acerco con cautela y esta vez sí logro meterlo en la sacadera.
Para mi sorpresa, se trata de un reo de muy buen tamaño. Por suerte para mí, este no se defendió con los característicos saltos, sino me temo que el desenlace sería muy distinto, ya que se trataba de un pez excepcionalmente vigoroso.
 Luis no había tenido tanta fortuna, así que decidimos cambiar de lugar. En el nuevo escenario, todavía estaban desmontando las estacadas, desde las que se fisgan las lampreas. Si queréis saber algo más sobre esta arte de pesca, aquí os dejo un enlace muy interesante: http://www.miguelpesca.com/la%20lamprea.htm
Mientras pescaba, se acercó un joven llamado Iván, con el que entablé una larga conversación de pesca.
Luego me fui con mi contertulio a la búsqueda de Luis, el cual ya había engañado a varias pintonas.
En esta parte del río, también había gente desmontado las estacadas.
El proceso de desmontaje de estas estructuras es algo que no suele agradar a los pescadores de caña, pues los gritos y el ruido que acompaña a esta acción suele durar bastante. Pero como uno trata de pasarlo bien, se pone tierra o agua de por medio y listo.
En este pozo nos reunimos un buen número de pescadores, si bien no hubo fortuna de cara a dar con las truchas. Quizás porque ya habían capturado algunas o porque este estaba situado entre dos estacadas.
Tras un rato sin actividad, volvimos para abajo y allí me despedí de Iván.
Luego me encontré a otro pescador con el que hablé largo y tendido de la pesca en este río y otros temas relacionados, hasta que llegó el momento de marchar.
Antes de irnos a comer, decidimos hacerle una visita al puesto número 1 de las estacadas. Allí pudimos ver gran cantidad de truchas, que huían despavoridas ante nuestra presencia. Se ve que esa mañana debe ser la más angustiosa del año para los moradores del lugar.
De camino a casa, hicimos una parada en otra zona del río, donde pudimos ver algunas truchas de buen tamaño. Para entonces ya habíamos desistido de seguir intentándolo, pues el objetivo de una mañana entretenida estaba conseguido. Ya sólo quedaba hacer caso a nuestros estómagos y darle su merecido premio por haber aguantado toda la mañana de pesca sin protestar jejeje.