domingo, 27 de junio de 2010

Desde la misma roca

En vista de que el día anterior no había hecho planes con otros compañeros de afición, el sábado me dispuse a afrontar una jornada de spinning marino en solitario.
El objetivo era volver de una pieza, aunque si evitaba el bolo, pues mucho mejor.Mientras iba bordeando la costa, miraba desde el coche que había una niebla que se extendía a lo largo de esta.
En una zona en la que pude ver una mar aceptable, paré y monté el equipo.
Bajé con cuidado hasta una roca que me permitiría hacer lances en una franja de unos 10 metros.
Y entonces comenzó lo bueno.Al segundo lance, clavé una buena pieza. La fui trabajando pero cuando la tenía en la orilla se liberó. No sé si fue fruto del madrugón, pero me cogió un poco desprevenido.
Pocos lances después clavé otra pieza. Se trataba de una lubina joven, así que la desanzuelé con cuidado y la liberé por uno de los costados de la roca en la que estaba, no fuera a ser que se "embalase" la zona.
*Se dice "embalar" cuando los peces advierten el peligro, ya sea por la liberación de ejemplares, por la proximidad de buzos, etc.Siguiente lance y noto otra picada. Esta muy lejana. Me doy cuenta que se trata de una lubineta y vuelvo a proceder de la misma manera que con la anterior. Liberándola por un costado.Dos lances después y clavo enérgicamente.
Comienzo a sonreír porque no es normal que piquen tan seguido. Casi tardo más en ponerme a salvo de las olas y desanzuelar las piezas, que en clavar la siguiente.Pocos lances después ... otra picada.
!!!!Estos peces están locos¡¡¡¡
Un abadejo que emerge desde la profundidad.
La aparatosidad de la clavada hizo que optara por llevármelo.Y nuevamente bastaron unos pocos lances para clavar otra pieza. Otro abadejo de bonita librea que sale de su hábitat para ser devuelto en otra zona.
En ese momento pensé que si alguien me estaba mirando exclamaría:
!!!!Este tipo es un crack¡¡¡¡Y poco después el "hat trick".
Otro abadejo,
de bello colorido,
que con mimo dejo,
un poco dolorido.
Llegados a este punto ya me puse poeta, jejeje.Me giro un momento para ver como el sol asoma entre las montañas y comienza a disipar la niebla.
Sin duda una bella estampa que alegraba aún más el momento.En un lateral de la roca en la que me encontraba miré un espumero que prometía mucho.
Fue lanzar y clavar poco después de iniciar la recuperación.
Una captura que picó muy lejos y me dio bastante guerra, ya que era un ejemplar que pasaba bien de la talla mínima.Y seguía en racha porque nuevamente bastaron unos pocos lances para sentir otra pieza al otro lado de la línea.
La alegría del momento era descomunal, pues no es algo que se experimente asiduamente, cosa que sí ocurre con los bolos o capotes.Y poco después saco a una lubineta casi tan grande como el señuelo.
La voracidad de estos peces no deja de sorprenderme temporada tras temporada.A continuación lanzo sobre otro espumero y una picada bestial que comienza a sacar línea.
!!!!Qué emoción¡¡¡¡
Esta ya era una lubina de las que ofrecen resistencia a ser doblegadas, pero las olas que a veces nos dan sustos, en esta ocasión se aliaron conmigo para sacar este ejemplar.Las picadas habían cesado y ya estaba pensando en cambiar de lugar.
Último lance ... el señuelo vuela ... el señuelo toca el agua, y algo comienza a tirar en dirección contraria.
!!!!No puede ser¡¡¡¡
Ni que hubiera visto llegar el señuelo.
El pez tiraba de manera notable. Era una aguja bastante buena.
Por el rabillo del ojo observo como una ola se acerca ... pero no tengo tiempo para esquivarla.
Casi me tira contra las rocas.
Cobro la pieza y resulta que venía robada por la mitad inferior del cuerpo, cosa que hizo que pelease de manera más notable.
Me voy del lugar con dos lubinas y un abadejo.
Cuando me dirijo hacia la orilla veo a Julio esperando junto a su coche.
Después de un rato hablando, se animó a pescar.Tomamos rumbo sur y comenzamos a lanzar en las zonas más prometedoras.
En breve tuvimos sendas picadas, pero ninguna se tradujo en captura.Accedimos a unas rocas cubiertas casi en su totalidad por colonias de mejillones. Desde ahí Julio sacó un abadejo que inauguró la cuenta de la segunda fase de la jornada.
Observamos zonas muy prometedoras, pero no obtuvimos picadas.Un grupo de mújoles apareció en el lugar y finalmente, uno de ellos quedó prendido de mi artificial.
Al igual que con la aguja, este venía enganchado por el lomo, lo que propició una lucha más larga de lo habitual, para el tamaño del pez.
Son coincidencias que a veces se dan en la pesca.

jueves, 17 de junio de 2010

Segundo intento

Después de obtener un cebo más apropiado para la pesca de la dorada en nuestras aguas, Luis y yo nos dispusimos a pasar una jornada tras este esquivo espárido.
Al final de la carretera se observa la playa de la Lanzada. El mar estaba un poco desapacible a causa de un viento del norte bastante intenso.
Aún así íbamos con la ilusión de obtener alguna captura.Estábamos escuchando el partido de España-Suiza mientras preparábamos los aparejos.
Una vez montado todo, lanzamos en la zona escogida.
Al poco tiempo nos dimos cuenta que el arrastre en el fondo era brutal, por lo que tuvimos que recoger momentáneamente.Esperaríamos a que el repunte de la marea estuviese próximo. !!Dos horas de espera y España que había perdido el partido¡¡
Durante la espera me fui a contemplar la actividad de los mújoles en el interior del puerto, pero poco después me llevé la caña e intenté sacar alguno, sin resultados satisfactorios.Una vez se aproximaba la hora de la pleamar, retomamos la pesca. El viento comenzó a arreciar y las cañas no paraban de moverse a su compás.
Sin embargo, al poco tiempo de reanudar la pesca, capturé esta pequeña chopa que traía consigo a un par de "inquilinos" muy gorrones jejeje.La proximidad de algunos barcos y lanchas, nos obligaban a estar atentos ante un posible percance.
Esta zona no recibe mucho tránsito marítimo, por lo que se trata de momentos puntuales.Poco después salió otra pequeña chopa.
Las picadas eran imperceptibles, pero en la recuperación de la línea saltaba la sorpresa.Con la marea en su máximo nivel, el oleaje aumentó.
Seguimos lanzando a la misma distancia, pero la actividad había cesado.Y comenzó a bajar la marea. Ahora la corriente nos volvía a arrastrar los montajes, pero en sentido inverso al del inicio de la jornada.
Ya poco podríamos hacer en esa zona.Pocos minutos después guardamos los equipos y nos lamentamos que en esta ocasión las doradas tampoco hicieran acto de presencia.
Pero la pesca de la dorada es así, al igual que el fútbol. Por lo menos espero que España tenga más fortuna en los siguientes partidos.

domingo, 13 de junio de 2010

Diversión a raudales

El sábado por la mañana nos reunimos Julio, Marcos, Juan y un servidor para pasar una mañana de spinning marino por la costa sur gallega.
Una vez cambiados nos dirigimos a la zona de pesca. Julio y Marcos se dirigieron hacia una zona con algo más de calado, mientras que Juan y yo tomamos la opción de pescar en zonas más bajas.
Con muy poca luz, Juan sacó una lubineta que dió una buena guerra y a continuación la liberó en el agua.Tuve dos picadas fallidas por parte de las lubinas y a continuación una de aguja. Ninguna de ellas se materializó, pero los peces estaban ahí.
Mi compañero y yo fuimos avanzando en busca de las mejores zonas. En algunas el mar se tornaba peligroso por lo que no merecía la pena intentarlo.
Teníamos en mente llegar a una zona que nos suele dar buenos resultados y para allá nos fuimos.Por el camino nos encontramos con una gaviota argéntea con un ala ensangrentada. Tenía el ala rota y los síntomas de debilidad eran palpables, seguramente provocados por la pérdida de sangre, ya que la herida era muy reciente. Seguramente unas horas, ya que el plumaje del cuerpo estaba intacto.
Hacíamos conjeturas sobre la causa de la tremenda herida, pero no sabíamos si sería por el motor de una embarcación o un aparejo de pesca, pero la gaviota estaba condenada a morir.
La muerte por inanición debe ser una de las muertes más crueles que existen en la naturaleza y por eso opté por evitar su agonía.Después del triste episodio, nos dirigimos hacia nuestro objetivo inicial y nos dispusimos a lanzar nuestros señuelos.
Poco tardó Juan en sacar otra pieza. Se trataba de un abadejo que había sucumbido al engaño en forma de pez.
"3 lances, 3 peces"
Desde una roca alta me dispuse a lanzar sobre una oquedad y ahí saqué mi primera pieza.
Se trataba de otro abadejo que se abalanzó sobre mi komomo slim.
Guardo la cámara y hago el segundo lance.
ZAS ... otro abadejo de similar talla.
-A este ya no le hago foto (pensé).
Al agua con él y tercer lance.
ZAS ... Lubineta a la vista.
Al agua con ella.Nos movemos de lugar y nos ubicamos en otra zona de bajos.
Todavía no me había acomodado en una roca y Juan ya estaba luchando con otra pieza.Y a continuación saca una aguja de buena tamaño. Con esta tuvo que esmerarse para poder liberarla.Después de varias picadas fallidas, saco esta lubineta ...... y en siguiente lance otra de la misma talla.
Los peces estaban en una fase de frenesí alimenticio y este se traducía en capturas, pero faltaban sus hermanas mayores.Juan lograba poner el minnow en una zona en la que había sentido una picada poco antes y otra pequeña lubina que se venía hasta la orilla.Volvimos sobre nuestros pasos para buscar a uno de nuestros compañeros, pues Marcos ya se habría marchado a trabajar.
Una vez con Julio, este nos comentó que ya se marchaba. Había sacado varias piezas al igual que Marcos.
Tras despedirnos de él, tomamos rumbo al sur.Al pasar junto a una charca de las que se forman con la bajamar, advertí la presencia de un camaleónico ser entre erizos y conchas de mejillones. Este pulpo nos deleitaba con su contorsionismo y capacidad de camuflaje.
Sin duda uno de los animales mejor adaptados a la vida marina.Los equinodermos son muy abundantes en estas costas. Tanto erizos como estrellas de mar, tapizan con bellos colores las zonas que han dejado libres los mejillones, percebes o lapas.Nueva captura en una rompiente que se mostraba a priori muy buena.Aquí el océano nos enviaba secuencias de olas que rompían contra las inertes y a la vez "vivas" rocas. Las colonias de mejillones y percebes forman una barrera viva sobre las grandes formaciones de granito, evitando que la erosión avance.Otra aguja que Juan puso en seco antes de ser liberada.
Muchos pescadores no son devotos de estos estilizados peces, debido a que suelen dejar un olor un tanto desagradable, si bien creo que esto depende de la capacidad olfativa de cada pescador, pues lo cierto es que a mí no me desagrada en absoluto.Nueva sucesión de olas antes de abandonar la zona. Una de estas moles líquidas me propinó una buena mojadura antes de continuar.En un lugar algo más resguardado se encontraba un señor mayor pescando con una vara de bambú y utilizando como cebo unos gusanos que habitan bajo las colonias de mejillones. La modalidad se reduce al uso de una vara de bambú, un trozo de monofilamento de una longitud similar a la de la caña y atado en la punta, un anzuelo y un plomo junto con el cebo elegido.
Una pesca a años luz de la sofisticación del spinning moderno, pero muy efectivo cuando las condiciones son las idóneas.En las charcas que había entre las rocas comencé a mirar un organismo de bello colorido. Se trata de un ente de colores azulados que nunca antes había visto. La proporción de estos individuos es insignificante comparándolas con la cantidad de algas pardas o rojas.
¿Qué será?En una zona donde el mar castigaba severamente a la costa, Juan concatenó varias capturas.
Una lubina ...... una aguja ...... otra lubina ...... una lubineta a la que le echó una reprimenda por picar a un señuelo tan grande como ella ...... y cuando decidí parar de sacar fotos y ponerme a pescar, yo también saqué otra.
(Es lo malo de que sólo uno lleve la cámara de fotos jejeje)Nos desplazamos unos metros entre las colonias de mejillones que han conquistado gran parte de las rocas del lugar y nos dispusimos a lanzar sobre la rompiente.Y "el maestro" volvió a sacar otra lubina entre la espuma ...... antes de sacar esta otra, que sería la última.
!!!!La jornada fue excepcional¡¡¡¡
Si los cálculos no me fallan, Juan sacó 18 lubinas, 5 agujas y 1 abadejo.
Yo, más modesto y con cámara en mano, 8 lubinas y 2 abadejos.
Julio y Marcos también sumaron un buen número de lubinas por lo que la jornada resultó ser todo un éxito.
Gracias a los compañeros por compartir estos momentos.