(Fotos ampliables)
Este domingo pasado me fui hasta el río Barragán, que discurre por un bien conservado bosque atlántico, para observar su caudal y de paso tentar a la suerte en este siempre difícil río. De pasada probaría suerte en una de las colas del embalse de Eiras, en el que desemboca dicho río.En la parte final del embalse entraron varias bogas de buen tamaño y alguna trucha persiguió el pez artificial, pero sin intención de atacarlo.
Justo cuando llegué al río, en la primera corriente y al primer lance salió una trucha que me alegró la tarde, pues parecía que estaban por la labor. Mientras la liberaba me di cuenta que el río bajaba algo tomado. Esta es la situación idónea para pescarlo a cebo.
En la siguiente corriente se produjo una fatalidad, pues una gran trucha atacó el artificial. Con gran violencia saltó fuera del agua una, dos, tres veces, y como suele pasar, a la tercera fue la vencida. Me quedé con una rabia tremenda de no poder inmortalizar el magnífico ejemplar, pero con la jornada todavía en su inicio, proseguí pues los peces estaban activos.Y digo estaban, porque algo ocurría poco después que no se movía nada. Escudriñando la orilla , observé unas pisadas frescas en el barro, que me indicaban que alguien iba delante. Esa circunstancia no me desanimó, pues cuanto más arriba fuese, más claras estarían las aguas y mejor podría localizar a las truchas.Mis sospechas se tornaron realidad, cuando localicé un coche junto al único camino que pasa sobre este curso fluvial. Un pescador había dejado el coche en la parte superior, para luego bajar y pescar río arriba, como hace mucha gente por estos lugares. Entonces decidí volver sobre mis pasos.
Los hongos y los helechos proliferan en el entorno debido a las recientes lluvias en combinación con los días de sol.
(Si ampliáis la foto del helecho, en la parte inferior, se puede apreciar algo que parece ser la puntera de una bota chota del número 46. Ha sido un lapsus)
Finalmente comentar que, de regreso al coche, me encontré unas flores marchitas junto a la orilla del embalse. Poco después me contaron que el primer día de la temporada, un hombre falleció de un ataque al corazón mientras pescaba.
O sea, que no hay que andar jugándose el tipo para que a uno le llegue una desgracia.
Que en paz descanse.
Justo cuando llegué al río, en la primera corriente y al primer lance salió una trucha que me alegró la tarde, pues parecía que estaban por la labor. Mientras la liberaba me di cuenta que el río bajaba algo tomado. Esta es la situación idónea para pescarlo a cebo.
En la siguiente corriente se produjo una fatalidad, pues una gran trucha atacó el artificial. Con gran violencia saltó fuera del agua una, dos, tres veces, y como suele pasar, a la tercera fue la vencida. Me quedé con una rabia tremenda de no poder inmortalizar el magnífico ejemplar, pero con la jornada todavía en su inicio, proseguí pues los peces estaban activos.Y digo estaban, porque algo ocurría poco después que no se movía nada. Escudriñando la orilla , observé unas pisadas frescas en el barro, que me indicaban que alguien iba delante. Esa circunstancia no me desanimó, pues cuanto más arriba fuese, más claras estarían las aguas y mejor podría localizar a las truchas.Mis sospechas se tornaron realidad, cuando localicé un coche junto al único camino que pasa sobre este curso fluvial. Un pescador había dejado el coche en la parte superior, para luego bajar y pescar río arriba, como hace mucha gente por estos lugares. Entonces decidí volver sobre mis pasos.
Los hongos y los helechos proliferan en el entorno debido a las recientes lluvias en combinación con los días de sol.
(Si ampliáis la foto del helecho, en la parte inferior, se puede apreciar algo que parece ser la puntera de una bota chota del número 46. Ha sido un lapsus)
Finalmente comentar que, de regreso al coche, me encontré unas flores marchitas junto a la orilla del embalse. Poco después me contaron que el primer día de la temporada, un hombre falleció de un ataque al corazón mientras pescaba.
O sea, que no hay que andar jugándose el tipo para que a uno le llegue una desgracia.
Que en paz descanse.
Hola acado de descubrir tu blog, y la verdad que esta muy bien. yo soy de fornelos, y que decirte de esa zona donde se junta eiras con el barragan. Ese es sin duda el mejor sitio de todo el embalse. En los mejores tiempos Eiras y hasta hace 6 años + o -, muchos dias hacia yo el copo de truchas en esa zona. y los grandes ejemplares que yo vi capturar en el embalse fueron en esa zona donde convive el embalse y el rio. A esa zona yo suelo ir cuando aprieta algo el calor y claro cuando el nivel del agua baje bastante mas del actual.
ResponderEliminarSaludos y animo con el blog.
A mí y a otros compañeros siempre nos había dado buen resultado, claro que antes de que soltasen las bogas era mucho mejor. Con el nivel algo más bajo se localizan mejor los troncos sumergidos y se tienen más opciones de pescar sobre el antiguo cauce del río. Espero que poco a poco vaya recuperando el esplendor de antaño.
ResponderEliminarGracias por los ánimos.
Tienes razon Jose, no hace falta jugarse el tipo para que te pase una desgracia y ademas en cualquier sitio te puede ocurrir, no?
ResponderEliminarsaludos y vamos a tocar madera
A principio de temporada pasé por el puente sobre el Barragán y estaba a tope de agua,imagino que seguirá igual,pero sí que se han sacado buenos "pepinos" de allí,sí señor.
ResponderEliminarQue en paz descanse.
ResponderEliminarPues otro interesante relato de un dia de pesca.esto es lo mas bonito de la pesca...que todos los dias ,es una experiencia nueva.saludos.
ResponderEliminarEfectivamente no hay dos días iguales. Yo trato de disfrutar al máximo en cada salida, pues en ocasiones son lugares a los que no vuelvo en mucho tiempo. La ventaja de tantos ríos por descubrir.
ResponderEliminarSaludos a todos.
Hola
ResponderEliminarQué rincones más bonitos...
La verdad es que los tramos de los ríos cercanos a los embalses son lugares muy interesantes. Lo mismo te encuentras un gran pez que ha remontado, que minitallas que van descendiendo en busca de lugares más amplios. Ya tienes una excusa para volver, esa gran trucha debe andar por allí engordando por días.
Oye, lo de la bota no se nota, parece una piedra.
Para que te llegue el de la guadaña no hace falta nada más que estar vivo... Creo que no hay que pensar en eso.
Jose, vivimos la pesca de forma muy parecida. Espero que nos veamos algún día, allí o aquí. No tengo donde alojarte (de momento) En cuanto acabe el piso hablamos.
Un abrazo
No conocía nada d elos bosques atlánticos! En verdad es una región hermosa, bien humeda, mucho verde y buenos reos.
ResponderEliminarSaludos
Seguramente foi a mesma troita que che escapou a tí, a causante de ese infarto. Dioloteña na gloria
ResponderEliminarcomo siempre jose unos lugares preciosos los que nos enseñas y sueles visitar, estan realmente bonitos. saludos
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