miércoles, 28 de octubre de 2009

Fallece Rafael del Pozo

Noticia:RTVCYL
Esta mañana me enteré de que Rafael del Pozo había fallecido.
No pensé en ningún momento que pudiese haber sido a causa de un accidente de tráfico, pero la noticia me sorprendió.
Igual que se dice que cuando uno ve a la muerte de cerca, le pasa toda la vida por delante, a mí me llegaron a la mente todos los recuerdos que tenía de este apasionado de la pesca.
Hace bastantes años, mi hermano y yo comenzamos a escuchar algo sobre la pesca a mosca con cola de rata.
No nos era fácil adquirir material específico de esta modalidad, pero poco a poco fuimos conociendo este mundo.
El día que mi hermano se compró el libro "Moscas para la pesca", se materializó el ente que al principio pululaba por nuestras inquietas cabezas. Estaba escrito por Rafael del Pozo, del que teníamos algunas referencias por diversos medios.
Hojeábamos muchas veces el libro, ya fuera por mirar los montajes o por las logradas fotografías de los insectos. Era una especie de biblia de la pesca y en sus páginas estaban las respuestas a muchas preguntas.
Después llegaron los vídeos. Creo recordar que Rafael le mandó a mi hermano un vídeo que en aquel momento era difícil de conseguir.
También esperábamos pacientemente a que comenzase el programa de "Jara y sedal", aunque en muchas ocasiones tuvimos que aguardar irremediablemente a que el partido de tenis o la vuelta ciclista de turno terminase, para poder comenzar a grabar el programa.
Recuerdo el reportaje de los "Reos en el cantábrico" o el de la pesca en el río Dulce junto con Lorenzo Milá.
Vienen a mi memoria los programas en los que Paco Montesdeoca o Lorenzo Milá, ponían voz a los guiones de Rafael, cuando no lo hacía el mismo.
Y me viene también a la mente el reportaje en el que Rafael, en compañía de Fernando Domínguez, pasó una jornada de pesca de la lubina en esta tierra.

Estamos en deuda con este promotor de la pesca sin muerte, por todo lo que nos ha aportado a los pescadores, ya sean de mosca u otra modalidad, porque sus pautas han hecho posible que el futuro de muchas especies sea esperanzador en los tiempos que corren.
Cada pez que se libera en nuestros ríos, embalses o litoral, puede estarle agradecido en parte a Rafael, porque nadie mejor que él nos ha mostrado cómo hacerlo.

Descansa en paz.


domingo, 18 de octubre de 2009

En busca de las grandes carpas

Este fin de semana Miguel y yo nos acercamos hasta Ourense para pescar en compañía de un nuevo componente del foro Vigospinning. Aitor, que así se llama el chaval nos brindó la oportunidad de poder pescar alguna carpa de tamaño considerable en el embalse de Velle.
Esta carpa de algo más de 14 kilos es su récord personal, pero tiene en su cuenta particular otras de buen porte.Esta otra de 7 kilos también es un buen ejemplo.
Y claro, con estos peces a uno le entran ganas de probar suerte una vez más, ya que en la anterior salida, las carpas no estaban por la labor.
Llegamos a las 9:00 am al lugar acordado. Hacía frío, pero Aitor ya estaba con las cañas dispuestas a la espera de la picada.
Después de las presentaciones, dispusimos el material para comenzar a pescar. El nivel del embalse estaba subiendo a buen ritmo y estoy seguro de que es un factor que afecta al "humor" de los peces.Cuando el sol comenzó a asomar por encima de las montañas, la jornada comenzó a ser más llevadera. Ya se había producido alguna picada, pero seguramente se trataba de "peixe", que es como aquí se denomina a los ciprínidos como las bogas y los cachos.Y poco después Miguel sacó la primera pieza de la jornada. Se trataba de un "peixe" que había sucumbido al maíz dulce, pero el objetivo era conseguir la picada de la carpa. Aitor nos había comentado que las hay de muy buen tamaño, al igual que las tencas.A nuestro lado se había colocado un pescador que lo estaba intentando con flotador. Creo que con el enfriamiento de las aguas, los peces se encontrarían en profundidad, aunque de vez en cuando alguno mostraba actividad en superficie.Al mediodía decidimos hacer una parada para comer, así que nos preparamos unos bocadillos y nos desplazamos hasta la orilla opuesta en la que disponíamos de unas mesas al lado del agua.
Por la tarde probaríamos suerte en otra récula que se encontraba al otro lado de la montaña, pero esta vez para intentar sacar algún bass y mirar las crías de barbos que han soltado por la zona.Durante la comida, se nos acercaron un ganso y unas ocas, que provocaron las risas en más de una ocasión. Mientras, en el agua, un cormorán pasaba el tiempo realizando inmersiones en la récula en la que nos encontrábamos. Parece difícil de creer, pero estos animales se han establecido a muchos kilómetros de la costa, para buscar su sustento. La costa más próxima a dicho lugar se encuentra a 65 kilómetros, y curiosamente está en el ayuntamiento en el que yo vivo.Para atajar hasta la segunda récula, nos desplazamos por la vía férrea que discurre paralela al cauce del río Miño. Desde aquí se contemplaba la majestuosidad del lugar y lo bien conservado que está el entorno.
Justo en el medio de la vía del tren me encontré el cadáver de un zorro. Y a unos centímetros por fuera de uno de los raíles, lo que parecía ser otro cadáver. La sorpresa fue mayúscula cuando comprobamos que se trataba de la otra mitad del zorro. El tren lo había seccionado por la mitad.
Una macabra escena junto a la récula a la que nos dirigíamos.En vista de que la tarde no tenía pinta de ofrecer la más mínima posibilidad de captura, decidimos acercarnos hasta el embalse de Castrelo de Miño.
Antes de emprender la marcha, llevamos a Aitor hasta la casa de sus abuelos y le agradecimos la oportunidad de pasar una jornada en su compañía, pescando en el único embalse del Miño que nos quedaba por visitar, para intentar sacar alguno de sus formidables moradores.

En cuanto divisamos el embalse de Castrelo de Miño, fuimos en busca de un lugar que otro compañero de pesca le había comentado a Miguel. La zona era espectacular y aquí podríamos pasar unos minutos antes de que el sol comenzase a ocultarse.Disponíamos de una media hora para prospectar la récula. Esto nos hizo prescindir de los vadeadores.
Al poco de comenzar Miguel sacó un pequeño bass y poco después otro de igual tamaño. Se miraba actividad en superficie pero la zona estaba inundaba y había que andar con cuidado.
Yo saqué otros dos más y Miguel por fin sacó uno algo mayor. El frenesí de los basses en superficie hizo que nos aventurásemos en zonas de mayor dificultad. Las botas de trekking con gore-tex me permitieron "vadear" por un saliente donde unos buenos basses comían en superficie.
Hice un lance bajo unas ramas al mismo tiempo que un bass saltaba fuera del agua. La cucharilla estuvo a punto de impactarle en pleno "vuelo".
La salida de un arroyo era la última opción y Miguel se aventuró en primer lugar.
Un bass de unos dos kilos se desplazó hacia una zona segura bajo la cobertura vegetal y aunque fuimos a la otra orilla para intentar sacar alguno más, la tarea resultó imposible.

domingo, 11 de octubre de 2009

Carpas no, lubinas si.

El sábado habíamos quedado Miguel, Jesús y yo en el embalse de Castrelo de Miño, con la intención de pescar basses y carpas. Por la mañana nos iríamos a conocer más la parte que habíamos visitado el fin de semana anterior, mientras que por la tarde nuestros esfuerzos se concentrarían en sacar alguna carpa.
Las previsiones meteorológicas fallaron y el sol apenas era perceptible tras el tupido entramado de nubes. Nos fuimos alternado en diferentes zonas, pero el único que acertó a sacar algo fue Miguel. En la foto se ve como el bass abandona la mano de Miguel, para terminar irremediablemente en su medio acuático.
Me llamó poderosamente la atención, la gran cantidad de residuos que hay en sus orillas. Resulta paradójico que un entorno tan privilegiado en cuanto a flora y fauna se refiere, esté tan descuidado. Y en este caso las mayores evidencias de basura, no provienen de los pescadores, si no de otra fuente que desconozco. Desde luego es una pena que este lugar no reciba el trato que se merece.Después de una mañana pobre en capturas, decidimos preparar un churrasco a pie de embalse.
Con ayuda de unas piedras improvisamos un soporte para la parrilla y después de terminar con el ritual de las brasas, dispusimos la carne para su preparación. Eché de menos unas gotas de tabasco, pero la manera en que Miguel lo preparó también tenía un buen sabor.Por la tarde nos acercamos a una zona donde la actividad de las carpas en superficie era frenética, como se puede observar en la fotografía.
Mientras unos pescadores del lugar se dedicaban a pescar bogas justo en la orilla, nosotros dispusimos los equipos para pescar las carpas, tanto en superficie como a fondo.
Pero por alguna razón las carpas se mantenían a una distancia que nos era muy difícil de alcanzar.
Los múltiples intentos fueron en vano porque en toda la tarde lo único que picaban eran las moscas, que parecían querer calmar su sed de sangre a costa nuestra.
El sol ahora comenzaba a calentar, pero ya no era interesante tomar el equipo de spinning, porque las horas de luz que restaban eran contadas.
Pusimos fin a la jornada con la certeza de que cuando volvamos, nos dediquemos a pescar basses o carpas, pero no ambos.

Hoy por la mañana tocaba reunirse con Juan y con Marcos para dedicarle unas horas a la reina de la rompiente.
Después de un breve recorrido desde el punto de encuentro, llegábamos al lugar escogido. Apagamos las luces de los coches en la parte final del trayecto para no proyectar luz alguna sobre las aguas.En los primeros lances, Marcos sacó esta lubina que volvió a su medio tan pronto fue desanzuelada.
Por las características del mar, la opción era pescar con paseantes o con minnows que no profundizasen demasiado.Poco después observo como la caña de Juan se curva pronunciadamente. Una lubina quedaba prendida su señuelo. Esta desplegó una potente lucha que se traducía en fuertes golpes en la puntera de la caña. Esta ya era una lubina de cierto porte, pero Juan la devolvió gustoso a su medio, como se puede ver en el vídeo.
Cambié de paseante y puse un super spook. En el lanzamiento observé como una gaviota realizó un quiebro para que el señuelo no le impactara en pleno vuelo.
El señuelo toca el agua, comienzo a recuperarlo y una lubina lo atrapa, pero se suelta instantáneamente.
Unos pocos lances después logré sacar una lubina, pero también fue devuelta a su medio ya que no se trataba de un ejemplar muy grande, aunque sí sobrepasaba la talla mínima legal.Después comenzaron a reunirse decenas de gaviotas en la ensenada en la que nos encontrábamos. Anteriormente, alguna había intentado lanzarse sobre nuestros señuelos así que aprovechamos para cambiar de zona.
Después de un reparador café en un bar próximo, pusimos rumbo hacia un nuevo emplazamiento. Nos encontramos algo más de oleaje, pero había muchos lugares donde lanzar nuestros señuelos.Con el sol en lo alto y un leve viento lateral, comenzamos a mover nuestros artificiales entre la espuma aunque sin resultados.
De camino a nuevas zonas y con la caña al hombro, Juan me mostró algunas zonas válidas para la pesca del sargo.La jornada ya estaba tocando a su fin y fuimos apurando los últimos lances desde nuestras pétreas atalayas.
La fortuna nos había sonreído a todos, ya que los tres habíamos tocado escama, y eso ya era de agradecer. No se le podía pedir más a esta mañana con el viento soplando del norte así que tocaba emprender el regreso.Y esto es lo que dio de sí el fin de semana.
Hasta la próxima.

domingo, 4 de octubre de 2009

Frieira y Castrelo de Miño

Este sábado habíamos quedado cuatro de los integrantes del foro Vigospinnning para acercarnos hasta el embalse de Castrelo de Miño. La intención era pescar algún bass en las aguas del primer embalse del río Miño, comenzando por la desembocadura.
Una vez en el lugar, nos dimos cuenta de la dificultad que entraña pescar desde la orilla. Las zonas accesibles son contadas, pero había que adaptarse a pescar de la manera más cómoda posible.
Comenzámos en un pequeño entrante con mucha vegetación. Advertimos la presencia de unos peces que comían fugazmente en superficie, para luego hundirse a toda velocidad.
Mirando el panorama opté por cambiar el vinilo y montar una cucharilla.
Esto me proporcionó la primera captura de la jornada.
Al poco rato Juan (troitas) sacó otro pequeño bass.Tuvimos que movernos en un espacio reducido debido a la orografía del terreno.
En la orilla opuesta, la línea del ferrocarril imposibilita cualquier incursión.
Salieron algunos basses más antes de cambiar de ubicación, pero ninguno de gran porte.El acceso al nuevo puesto de pesca solo resultó fácil para el todoterreno de Juan (Jalaico), pero Miguel y Juan (troitas) no las tenían todas consigo.
El lugar presentaba unas características similares a las del primero. Orillas malas de andar y pocas zonas donde poder lanzar.
En los primeros lances saqué un par de basses, pero los grandes no aparecían.Con paciencia y perseverancia, Juan clavó este bonito bass que nos animó a seguir pescando en la zona donde nos encontrábamos. Tuvimos algunas picadas más pero la zona ya no daba más de sí.
Coincidimos en que el lugar es muy bueno para la pesca a flote, pero eso ya será otra historia.
Tuve que empujar por el coche de Miguel y el de Juan, ya que el mal estado de la pista no permitía el avance. Finalmente y con los coches en lugar seguro ambos Juanes se despidieron.
Miguel y yo buscaríamos un lugar donde comer, para intentarlo por la tarde en el embalse de Castrelo de Miño, donde se celebró el primer campeonato de pesca de bass de la comunidad gallega.También aquí fui el primero en estrenarme. El pez artificial que tan buen resultado me había dado por la mañana se reveló como un gran aliado por la tarde.
Pero quise probar también con los vinilos así que hice el cambio pertinente.
Miguel por fin se sacó la espina de la mañana, ya que en Frieira no se había estrenado. Lo importante es pasarlo bien, pero a poder sin un bolo en el marcador.
De vez en cuando divisábamos grandes basses comiendo en superficie, pero eran imposibles de alcanzar desde nuestras posiciones.
Examinando el lugar llegamos a un pequeño claro donde un buen número de grandes carpas llamaron nuestra atención. Las teníamos al lado pero se mantenían a una distancia prudencial.
Me hice la promesa de volver un día a practicar la pesca de este ciprínido.Madroños, majuelos, endrinas, bellotas, castañas y otros frutos silvestres adornaban el bosque circundante que se alterna con algunos viñedos. Un entorno magnífico muy diferente de lo que solemos mirar en las zonas próximas a la costa.Después de enfundarnos nuestros vadeadores, nos dispusimos a afrontar un tramo que a priori nos imaginábamos que podía ser de poca profundidad. Con el agua por la cintura, ahora ya teníamos a tiro de caña a basses de buen porte. Lo extraño es que parecían mantenerse a raya de nosotros, pues comían tanto delante como detrás, pero siempre a una distancia bastante grande.Salieron algunos basses más hasta que decidimos que teníamos que buscar una salida, ya que las orillas estaban tapizadas de mimosas de varios tamaños.
La proximidad del sonido de los trenes al pasar nos hacían intuir que la vía férrea no estaba muy lejos.Una vez encontrada la vía del tren y tomadas un par de instantáneas que se me ocurrieron, avanzamos por un camino paralelo a la línea de ferrocarril. Después de que Miguel degustase los higos de una higuera próxima al camino, reanudamos la marcha.Tuvimos que pasar también por este sendero de cuento de hadas para llegar a nuestro destino. Le comenté a Miguel que la mimosa es una especie a erradicar, ya que tapiza de forma exagerada la superficie del bosque, impidiendo el crecimiento de las plantas autóctonas.
Una vez junto al coche ya sólo nos quedaba recoger los bártulos y emprender el camino de vuelta a casa.