Con esta entrada no hago alusión al blog "Sargomanía", si bien os recomiendo que visitéis el espacio de este excelente pescador del País Vasco.
Me refiero al estado anímico que se presenta cuando al fin tienes la suerte de cara y capturas unos sargos que te hacen levitar de alegría en el pedrero.El viernes me desplacé hasta la costa con la intención de capturar algún sargo y cuando llegué al lugar elegido, el mar parecía estar bastante bueno para pescar.
Las previsiones eran algo peores, pero desde arriba percibí que la cosa no pintaba muy mal.Comencé a descender en busca de las aguas glaucas que esconden en su seno al esquivo y desconfiado sargo.
Me detuve un momento y observé una buena puesta a la que acudir, pero una silueta humana ya se movía en las proximidades. Tendría que optar por otra zona en la que establecer mi puesto de pesca.El otro día un pescador me comentaba como los sargos se agarraban a los percebes (quedando literalmente colgados), sabedores de que al llegar la ola, estos serán empujados y los percebes cederán bajo la presión ejercida, quedando aprisionados en las fauces del espárido.
Todavía no he podido observar este fenómeno, pero al darme la vuelta, un visón se había acercado hasta mis cosas, atraído sin duda por el aroma del cebo.Mientras montaba el equipo, el mar se tornó violento. Las grandes olas proporcionaban un color ideal en las puestas, pero no sabía si la boya evolucionaría de forma adecuada.Los primeros intentos de mantener el aparejo en el lugar adecuado fueron desastrosos, pues las olas se encargaban de arrastrar el conjunto hacia zonas en las que el enganche estaba asegurado.
No pude aguantar mucho tiempo en la zona y tuve que rendirme ante el mal carácter de un mar creciente.
Recogí el equipo y volví a ascender por la ladera, aunque el intento de hacer la ruta a la inversa fue infructuoso.
Al día siguiente ...
Por la tarde había quedado con mi hermano y con Marcos (que no había practicado nunca esta modalidad). El cielo encapotado era una baza a favor y buscando una buena puesta, podríamos pasar una jornada agradable.
Dimos con una zona con buen color, en la que el mar dejaba pescar, aunque el viento y la lluvia nos dieron la bienvenida.
Le expliqué a Marcos cómo debía montar el equipo y a continuación le indiqué dónde probar suerte.Mi hermano sacó la primera pieza de la jornada, que recuperó la libertad, tan pronto fue despojada del anzuelo.Marcos sacó su primer sargo a corcho, mientras yo aún montaba mi equipo. Como buen anfitrión tenía que facilitarle un poco las cosas.Y después de que Dani sacara una boga, capturó el primer sargo de porte aceptable.
Y Marcos ya iba por su segunda pieza.
La lluvia ganó intensidad y en vista de que al lado de mis compañeros no tenía muchos sitios en los que probar fortuna, me desplacé a un lado.Ahora ya estaba en acción de pesca, rememorando todo lo que mi maestro Anxo me había ido mostrando en anteriores jornadas.
Y así llegó mi primera captura. Un sargo de poco más de medio kilo que abandonó la seguridad del mar para elevarse por los cielos hasta tocar tierra. Un recorrido por los tres elementos, antes de llegar a mi mano, en la que ahora posaba.Poco después clavé otro sargo que comenzó a sacar línea del carrete. Este era de buen porte ... tal vez un buen perrón. Disfruté de la batalla hasta que se perdió la conexión.
Los dientes del pez habían logrado seccionar el fino hilo, lo que le había proporcionado la libertad.Cambié de lugar y me desplacé hacia una nueva puesta.
Los sargos se mueven al unísono, como un único ente vivo, pero a uno de ellos le seduce la idea de degustar un trozo de cebo, que vaga a merced de las corrientes.
Lo toma sin recelo, pues no presenta ningún síntoma alarmante.
Al otro lado de la línea me llega un mensaje: el pez está prendido.
Comienza una breve lucha en la que el espárido busca guarecerse en el fondo, pero mi caña amortigua sus envites y a continuación lo eleva hasta las rocas próximas.
Otro bonito sargo engañado por mí.Nuevas picadas se suceden y clavo otro ejemplar. Este algo mayor que los anteriores.
Entre las carreras de los sargos y que había dejado de llover, había alcanzado el éxtasis.
Mis compañeros también capturaban piezas en la distancia, lo que me complacía aún más.La boya navegaba plácidamente por la superficie del agua turquesa, hasta que algo hace que se precipite hacia el fondo.
La caña se curva sobremanera y ahora me envuelve la euforia, pues un buen pez ha tomado el engaño.
Las olas se alían con él y tratan de ayudarlo, pero no me amilano y bajo a la roca inferior, lo que me permite alejarlo de los cortantes fondos.
Y ahora era el turno de rezar para que el hilo no se partiese ... y allá voy. La caña cumple su cometido y el hilo resiste. Un sargo a las puertas del kilo posa ahora para la foto.Continué en el mismo lugar y al rato percibo una silueta diferente en el extremo de la línea.
Por suerte no es una boga, sino un mújol. Lo libero en una charca que tenía a mi espaldas, donde la marea le concederá el indulto al comunicar la charca con el mar abierto.Las picadas cesaron por un momento, pero una vez retornaron, saqué este sarguete.
El ojo carente de párpado, denotaba miedo o confusión por lo acontecido, pero no tenía nada que temer, pues recuperaría la libertad en breve.Estos dos habían sido los mayores luchadores de la jornada, pero ahora abandonaría el lugar para dirigirme al punto de partida en el que terminaríamos la jornada.Las últimas luces también fueron fructíferas ...... pero fueron las bogas las que hicieron acto de presencia. Ante tan incómodo visitante sólo quedaba resignarse.
Poco después ya nos era imposible divisar la boya, por lo que dimos por concluida la jornada.Todos habíamos tocado escama y todos habíamos disfrutado con los sargos.
Esta pesca irá cobrando importancia en mis salidas de pesca, pues ahora mismo muestro los síntomas inequívocos de que padezco sargomanía.
¡¡¡Y esto no tiene cura!!!
Las previsiones eran algo peores, pero desde arriba percibí que la cosa no pintaba muy mal.Comencé a descender en busca de las aguas glaucas que esconden en su seno al esquivo y desconfiado sargo.
Me detuve un momento y observé una buena puesta a la que acudir, pero una silueta humana ya se movía en las proximidades. Tendría que optar por otra zona en la que establecer mi puesto de pesca.El otro día un pescador me comentaba como los sargos se agarraban a los percebes (quedando literalmente colgados), sabedores de que al llegar la ola, estos serán empujados y los percebes cederán bajo la presión ejercida, quedando aprisionados en las fauces del espárido.
Todavía no he podido observar este fenómeno, pero al darme la vuelta, un visón se había acercado hasta mis cosas, atraído sin duda por el aroma del cebo.Mientras montaba el equipo, el mar se tornó violento. Las grandes olas proporcionaban un color ideal en las puestas, pero no sabía si la boya evolucionaría de forma adecuada.Los primeros intentos de mantener el aparejo en el lugar adecuado fueron desastrosos, pues las olas se encargaban de arrastrar el conjunto hacia zonas en las que el enganche estaba asegurado.
No pude aguantar mucho tiempo en la zona y tuve que rendirme ante el mal carácter de un mar creciente.
Recogí el equipo y volví a ascender por la ladera, aunque el intento de hacer la ruta a la inversa fue infructuoso.
Al día siguiente ...
Por la tarde había quedado con mi hermano y con Marcos (que no había practicado nunca esta modalidad). El cielo encapotado era una baza a favor y buscando una buena puesta, podríamos pasar una jornada agradable.
Dimos con una zona con buen color, en la que el mar dejaba pescar, aunque el viento y la lluvia nos dieron la bienvenida.
Le expliqué a Marcos cómo debía montar el equipo y a continuación le indiqué dónde probar suerte.Mi hermano sacó la primera pieza de la jornada, que recuperó la libertad, tan pronto fue despojada del anzuelo.Marcos sacó su primer sargo a corcho, mientras yo aún montaba mi equipo. Como buen anfitrión tenía que facilitarle un poco las cosas.Y después de que Dani sacara una boga, capturó el primer sargo de porte aceptable.
Y Marcos ya iba por su segunda pieza.
La lluvia ganó intensidad y en vista de que al lado de mis compañeros no tenía muchos sitios en los que probar fortuna, me desplacé a un lado.Ahora ya estaba en acción de pesca, rememorando todo lo que mi maestro Anxo me había ido mostrando en anteriores jornadas.
Y así llegó mi primera captura. Un sargo de poco más de medio kilo que abandonó la seguridad del mar para elevarse por los cielos hasta tocar tierra. Un recorrido por los tres elementos, antes de llegar a mi mano, en la que ahora posaba.Poco después clavé otro sargo que comenzó a sacar línea del carrete. Este era de buen porte ... tal vez un buen perrón. Disfruté de la batalla hasta que se perdió la conexión.
Los dientes del pez habían logrado seccionar el fino hilo, lo que le había proporcionado la libertad.Cambié de lugar y me desplacé hacia una nueva puesta.
Los sargos se mueven al unísono, como un único ente vivo, pero a uno de ellos le seduce la idea de degustar un trozo de cebo, que vaga a merced de las corrientes.
Lo toma sin recelo, pues no presenta ningún síntoma alarmante.
Al otro lado de la línea me llega un mensaje: el pez está prendido.
Comienza una breve lucha en la que el espárido busca guarecerse en el fondo, pero mi caña amortigua sus envites y a continuación lo eleva hasta las rocas próximas.
Otro bonito sargo engañado por mí.Nuevas picadas se suceden y clavo otro ejemplar. Este algo mayor que los anteriores.
Entre las carreras de los sargos y que había dejado de llover, había alcanzado el éxtasis.
Mis compañeros también capturaban piezas en la distancia, lo que me complacía aún más.La boya navegaba plácidamente por la superficie del agua turquesa, hasta que algo hace que se precipite hacia el fondo.
La caña se curva sobremanera y ahora me envuelve la euforia, pues un buen pez ha tomado el engaño.
Las olas se alían con él y tratan de ayudarlo, pero no me amilano y bajo a la roca inferior, lo que me permite alejarlo de los cortantes fondos.
Y ahora era el turno de rezar para que el hilo no se partiese ... y allá voy. La caña cumple su cometido y el hilo resiste. Un sargo a las puertas del kilo posa ahora para la foto.Continué en el mismo lugar y al rato percibo una silueta diferente en el extremo de la línea.
Por suerte no es una boga, sino un mújol. Lo libero en una charca que tenía a mi espaldas, donde la marea le concederá el indulto al comunicar la charca con el mar abierto.Las picadas cesaron por un momento, pero una vez retornaron, saqué este sarguete.
El ojo carente de párpado, denotaba miedo o confusión por lo acontecido, pero no tenía nada que temer, pues recuperaría la libertad en breve.Estos dos habían sido los mayores luchadores de la jornada, pero ahora abandonaría el lugar para dirigirme al punto de partida en el que terminaríamos la jornada.Las últimas luces también fueron fructíferas ...... pero fueron las bogas las que hicieron acto de presencia. Ante tan incómodo visitante sólo quedaba resignarse.
Poco después ya nos era imposible divisar la boya, por lo que dimos por concluida la jornada.Todos habíamos tocado escama y todos habíamos disfrutado con los sargos.
Esta pesca irá cobrando importancia en mis salidas de pesca, pues ahora mismo muestro los síntomas inequívocos de que padezco sargomanía.
¡¡¡Y esto no tiene cura!!!
Enhorabuena por la fenomenal pesca... Y genial esas imagenes, solo de leerte ya huele a mar y recuerdos....
ResponderEliminarBuena pescata y veo que también hubo alguna que otra especie y devoluciones al mar, eso está muy bien. Menuda pandilla os juntáis siempre cuando sales de pesca, me imagino que después vendrá el pincho y vinito y como no la tertulia jejejee.
ResponderEliminarUn saludo a todos los participantes y al observador
No tiene cura e irá in crescendo,lo ratifico.Lindos sarguetes pueblan esas puestas,por lo que se percibe.Noraboa.
ResponderEliminarUn saludiño.
Buena entrada Jose, enhorabuena a todos por la jornada.
ResponderEliminarEn la Vela el mar estaba claramente pasado, así es raro que trabaje bien la boya y te permita clavar algún sargo.
En la segunda parte, ya si estabais en buen sitio, con buen color de agua y sin demasiado mar para pescarlos. Me alegro que pudiera contribuir un poquito en esa recién encontrada 'pasión sarguera', la verdad es que es una pesca bien bonita, y ahora... ¡a por los de 2 kg!
Un saludo compañero
Bonita jornada Jose, hay que ver que bien lo pasasteis, poquito fuerte pero supisteis dar con ellos, en esas condiciones es dificil.
ResponderEliminarBienvenido al Club.
S2
Muchas gracias Gaizka. Ahora sólo me queda que te empapes con el agua jejeje
ResponderEliminarNo soy muy de ir a pescar sólo Miguel, aunque cuando no hay más remedio ... Eso sí, después o antes de la pesca, suelen caer pinchitos y algo de beber.
Creo que sí Julio. Pero no pasa nada. Es una enfermedad que no merma la actividad física, sino que la potencia.
Anxo, tú has sido el artífice, pues la narración de tus historia de pesca, encandilan al oyente. Y claro, uno va de pesca contigo y ya se olvida de comer, de dormir siesta o lo que sea necesario por estar encima de las piedras.
Bueno Maky, creo que aquí no era muy fuerte, pero depende de los ojos que lo miren. El caso es que dimos con ellos y lo pasamos de miedo.
Saludos a todos.
Buena pescata, seguro que disfrutasteis mucho, enhorabuena.
ResponderEliminarSaludiños
Gran jornada de pesca con buena compañia,gracias por orientarme en esto del sargo ya estoy deseando ir otra vez.
ResponderEliminarun saludo
Gran jornada de pesca en buena compañia,gracias por orientarme en este primer paso a los sargos me entró el gusanillo y ya estoy perdido.jajajaja
ResponderEliminarAUPA JOSE
ResponderEliminarPrimero pones en marcha a los colegas y luego te hinchas a sacar buenos sargos......el que vale,vale.
Nunca habia oido lo de los sargos con los percebes,siempre se aprende algo.
UN SALUDO
Vaya si disfrutamos Walter. En días así no deseas marcharte.
ResponderEliminarAhora a convencer a la novia para que te regale una vara de sargo jejeje.
AnderZ., ha sido casualidad. Aún estoy en pañales en esta modalidad, pero poco a poco iré aprendiendo.
Saludos
Hola,enhorabuena a los tres bonita jornada d pesca y bonitos sargos,y digo otra vez mas tienen q estar buenisimos al horno o plancna.Saludos.
ResponderEliminarBuena jornada Jose!
ResponderEliminarSaludos.
Hno. de los anzuelos, Jose:
ResponderEliminarUna jornada muy entretenida la que cuentas.
Curioso lo del sargo y percebes, la natura siempre nos asombra.
Un abrazo gigante y,...
Un afectuoso sapukay.-
Gracias Mari Ángeles y Efrén.
ResponderEliminarLa naturaleza es sabia Leo.Tú lo sabes bien.
Saludos
Una entrada como siempre bien redactada e ilustrada,y con buenos sargos.
ResponderEliminarSolo me queda darte la ehorabuena de nuevo por la entrada, por las capturas y por las sueltas.
Al igual que algun compañero yo tampoco habia oido lo de los percebes muy curioso, saludos.
Buena pescata compañero,haber si me animo algun dia y los a compaño....saludos
ResponderEliminarMuchas gracias Fito. Esta vez no te has confundido jejeje.
ResponderEliminarDiego, sabes que sólo con que lo propongas, está hecho.
Saludos.
fELICITACIONES por la jornada.
ResponderEliminarPero, que bien escribes, !!condenado!!. Da gusto leer un reportaje donde se transmite hasta la brisa del mar. !!Muy bueno!!
¿A qué la lluvia y, todo lo negativo, se olvida cuando pican los plateados?
Saludos y abrazos!
Gracias Francisco Javier. Una lectura amena puede transportar al lector y hacerlo partícipe de la jornada de pesca.
ResponderEliminarSaludos.