domingo, 26 de julio de 2009

Mister Reo

Hay compañeros de pesca que me preguntan cosas sobre Nino, otros me dicen sencillamente que está "loco". Y efectivamente lo está. Esta loco por la pesca.
Es difícil encontrar a un personaje que esté dispuesto a ir al río en todo momento.
El gran conocimiento que tiene Nino de una Galicia recóndita e inhóspita, le hace merecedor de la confianza depositada en él por parte de los pescadores que muchas veces le acompañan.
También está al tanto de las entradas de los reos en los ríos más tempraneros de nuestra tierra y de la vecina Asturias, así como de los tramos trucheros que precisamente no son los cotos que figuran en las guías informativas.
Por eso yo, cada vez que puedo, voy en la búsqueda de las aventuras, parte de las cuales, ya estais acostumbrados a visualizar en este blog.
Y es que Nino o mister reo como le llaman algunos, tiene una experiencia a cuestas que estoy seguro que es muy difícil de igualar y es que hasta no hace mucho, pasaba en el río una media de 8 horas diarias desde febrero a octubre.
Os voy a comentar un poco más sobre el peculiar modo que tiene Nino de entender la pesca y todo lo que le rodea.
Su centro de operaciones para la incursión en distintos ríos de Castilla y León, Asturias y Galicia es su casa, en la que acoge a pescadores de distintas nacionalidades a unos precios realmente asequibles aún en estos tiempos que corren, pues cada año vuelvo a reencontrarme con viejos conocidos.Nada más entrar en la casa, uno se da cuenta de que todo gira en torno a la pesca y las numerosas anécdotas de las que Nino nos hace partícipes cada día.La cantidad de fotografías que se pueden visualizar en las distintas plantas tienen como protagonistas a sus amigos y compañeros de pesca, que son testigos mudos de las innumerables aventuras y pescatas que solemos recordar a la hora de la cena delante de unos chupitos de orujo tan típicos de esta tierra.En los años que ha pasado recorriendo diversos ríos de nuestra geografía ha conocido a gran cantidad de gente con la que ha compartido anécdotas, jornadas de pesca, etc.
Difícilmente encontraremos a algún pescador que no conozca o haya oído hablar de Nino.
La cartografía y los esquemas de diferentes cotos también cuelgan de las paredes de la casa. Algunos mapas y rutas que Nino tiene para su mundo de pesca de lugares salvajes donde el hombre parece que no ha pisado, los comparte con toda naturalidad y la verdad es un lujo poder disfrutar de los paraísos que Galicia todavía conserva en sus entrañas.
En su casa cuenta con varias habitaciones en las que hospeda a pescadores que vienen a Galicia a la búsqueda del esquivo y enigmático reo. La ubicación de la casa permite acceder en poco tiempo a los ríos gallegos más importantes y a algunos asturianos limítrofes.
Tengo que decir que la facilidad de acceso al mundo de Nino y a su forma de vivir la pesca está al alcance de cualquiera, con una simple llamada telefónica y el "Voy para allá", pues Nino siempre busca un hueco bien en habitaciones individuales o colectivas.
En el piso superior dispone además de una sala dedicada por entero a la pesca. Gran cantidad de artículos de pesca, algunos firmados por el propio Nino están clasificados por familias. Entomología, Biología de los peces, cotos de pesca, montaje de moscas, etc.
Diversos tipos de pelos y plumas adornan las paredes junto a algunos recuerdos de su aparición en programas de televisión. Y es que Nino ha protagonizado el primer reportaje sobre la pesca del reo en Galicia con la modalidad de risco.
De sus pareces cuelgan reconocimientos de Juan Delibes y Pepe H. Weigand del centro de producción del programa Seasons y del Canal Campero, así como de pescadores extranjeros.Dicha sala cuenta con acceso a internet para los que quieran distraerse tras una larga jornada en el río ...y una zona de montaje donde uno puede confeccionar las moscas que vaya a utilizar en las distintas salidas de pesca, inclusive todo lo que a un pescador de mosca se le pueda ocurrir preguntarle de un determinado montaje para un concreto tramo de río que Nino tiene como favorito.La observación de los diferentes invertebrados que pueblan muchos de los cauces de nuestra geografía pueden ser observados gracias a una colección de los insectos más representativos de las distintas familias de la que Nino ha hecho acopio en sus muchas salidas.Desde la ventana podemos apreciar el valle que domina el paisaje. En pocos minutos nos podemos acercar a gran cantidad de cauces en los que pescar truchas, reos y salmones.La disponibilidad de ríos es inmensa. Mendo, Mandeo, Masma, Eume, Lambre, Grande, Ulla, Sor, Ouro, Mera, Xubia entre otros, suelen ser los ríos más demandados por los pescadores que se acercan hasta la casa de Nino para pasar las vacaciones o simplemente un fin de semana.
Hay ríos más o menos técnicos, trucheros o de reo, de mucho caudal o vadeables. Siempre se puede buscar algo acorde con los gustos del pescador.Además se puede disfrutar de lugares paradisiacos en los que perderse por unas horas antes de poder acercarse a degustar la gastronomía típica de la ribera de cada uno de los cauces fluviales.Pero si hay un río que Nino conoce muy bien, ese es el Mandeo. Este río es impresionante en todos los aspectos.
Aquí Nino os puede deleitar con una jornada de pesca inolvidable tras el más enigmático de los salmónidos que pueblan las aguas de la tierra de Breogán.La posibilidad de observar un entorno tan bien conservado junto con la pesca del reo es lo que hace que vuelva año tras año a este espectacular río.Desde alguna de las enormes moles graníticas se pueden observar a los desconfiados reos en su medio, a la espera de que algún insecto rompa la quietud del agua en alguno de los grandes pozos que dan cobijo a estos salmónidos.Antes o después de una jornada de pesca en este río, es frecuente acercarse hasta el bar de "La Viruca" para tomar un pincho de tortilla. Siempre me gusta observar el tablero de corcho que hay en una de las paredes, ya que este alberga todos los señuelos que sus hijos van encontrando por el río, donde hay que destacar la presencia de una imitación de un escorpión en la parte baja de la derecha.
Así pues dicho todo esto, que no es nada, estoy ilusionado con la vuelta en mis vacaciones de verano al "centro de operaciones" de Nino, para ir en busca de nuevas aventuras que más tarde os iré mostrando.
Y quién sabe si en un futuro alguno de vosotros compartirá alguna jornada de pesca con este singular pescador. Lo cierto es que es una idea que me agrada mucho.
Hasta pronto

lunes, 20 de julio de 2009

Pesca exprés

Luis y yo habíamos quedado para hacer una escapada al mar el viernes por la tarde.
El caso es que cuando fuimos a comprar cebo, ya era un poco tarde, pero aún así decidimos que había que lanzar nuestros aparejos.
El lugar en el que habíamos pensado estaba libre de gente por ser la festividad del Carmen, pero la marea de bajo coeficiente no nos dejaría pescar hasta más tarde y el tiempo apremiaba, ya que al día siguiente trabajaba por la mañana.
Decidimos buscar una alternativa. La nueva zona tampoco nos convencía así que tuvimos que ir a la desesperada.Con el tiempo en nuestra contra y el sol a punto de ocultarse nos pusimos a pescar. La jornada se hizo un tanto molesta ya que algunas lanchas pasaban cerca de nuestras lineas con el consiguiente riesgo de rotura del sedal.
A causa de la abundancia de algas en el fondo, optamos por levantar los cebos del fondo, añadiendo a los aparejos una perla de foam.
Con la marea aún subiendo nos desplazamos unos metros en busca de algo más de calado.En el nuevo emplazamiento obtuvimos sendas picadas, pero los peces no se habían clavado en el anzuelo.
A mi espalda pude observar a esta réplica del Cristo Redentor que hay en el cerro de Corcovado en Brasil. La estatua tiene varios metros de altura y se sitúa en la casa de un conocido constructor que estuvo muchos años en el país sudamericano.
Le comenté a Luis que el Cristo parecía decirnos que había pescado un pez del tamaño de su envergadura.Luis probó a poner en uno de los anzuelos de su aparejo paternóster una tira de chipirón, mientras yo opté por poner dos anélidos en lugar de uno.
Ya no quedaba mucho tiempo y creíamos que nos iríamos bolos pero la puntera de mi caña comenzó a vibrar nuevamente ...... me quedé observando la puntera y aflojé el freno.
Ahora sí venía clavado un pez. Una bonita aguja había comido el par de gusanos montados sobre un anzuelo aberdeen.
La tarde ya no dio para más así que nos marchamos.

El sábado por la tarde puse rumbo a casa de Nino, para pasar una jornada tras los esquivos reos. En la tarde del sábado Nino me llevó a hacer un recorrido que os mostraré en otra ocasión.
La jornada transcurriría en una abrupta zona del río Mandeo.
Manuel, el hermano de Nino también se había apuntado a esta aventura.Como el lugar escogido tiene un acceso altamente dificultoso, nos llevamos la comida para no tener que subir después. Antes de la bajada nos aseguramos de que llevábamos todo ya que con la subida de regreso tendríamos más suficiente.
Yo bajé el primero. En el tramo inicial de la bajada hay que ir de uno en uno ya que el desprendimiento de rocas es muy frecuente. De hecho una gran roca me golpeó la tibia antes de precipitarse ladera abajo. Nino y su hermano pensaron que me había caído pero una vez aclarada la situación, Manuel comenzó su descenso.Aunque yo había optado por bajar de pie, existe la alternativa del "tobogán", que no es otra cosa que ir arrastrándose sobre el culo y frenando la bajada con ayuda de las piernas y el tubo de la caña. El mayor inconveniente de este procedimiento radica en el deterioro que sufre el vadeador el la parte trasera.
Si ampliáis la fotografía podéis observar a Nino descojonándose de risa entre la maleza.Estamos casi en la mitad del trayecto de bajada, pero ya se divisa el río. Ahora sólo hay que evitar tojos y zarzas mientras nos agarramos a eucaliptos y retamas.
Tras unos minutos, hemos recorrido los aproximadamente 100 metros que nos separaban del río. Ahora ya sólo nos quedaba recobrar el aliento, poner las mochilas a buen recaudo y montar los equipos.Ya estábamos en el Mandeo, que significa "mano de Dios". Lo simpático es que a esta zona se le denomina "El infierno".
Lo cierto es que para ir allí hay que tener muchas ganas de pescar.
La pregunta era ¿Habrían llegado ya los reos a esta zona del río?Nino con su inconfundible sombrero, vadea al límite para pasar lo más desapercibido posible para los peces. Mientras Manuel y yo adecuábamos los bajos tras sendos enganches.
Algunas truchas subieron a tomar nuestros engaños, pero salieron airosas en estos primeros compases. Para mí era la primera jornada pescando con mosca, desde el año pasado y Manuel no llevaba muchas más.En un gran pozo fallé dos peces y aunque intenté llegar a una zona muy buena desde la posición en la que me encontraba, al final terminé por enganchar la mosca en una rama.
Manuel llegó a una zona más somera y logró clavar la primera trucha de la jornada.
Nino nos iba indicando las posibles posturas del reo en cada una de las tiradas en las que él ejercía de observador.
En unas corrientes saqué una peleona trucha que Manuel grabó con su videocámara.
Manuel y yo le comentamos a Nino que aún no había tocado escama, aunque el viernes había sacado cinco reos en ese mismo río.En vista de que los reos parecían no haber llegado a esta zona, decidimos bajar para comer y pescar en la parte baja del coto.
El plan era comer lo máximo posible para no tener que subir peso extra a nuestras espaldas.
La comida fue abundante y el postre también. Manuel hasta había traído un melón.
Con nuestros desperdicios recogidos y los equipos guardados, iniciamos el dificultoso ascenso.
Una vez en la parte inferior del coto, cada uno se fue por su lado. Aquí el río es amplio y fácil de andar. Sólo hay que prestar atención a las posibles subidas repentinas del caudal que anuncian gran cantidad de carteles, a causa de una minicentral.
Fallé dos peces en el trayecto que anduve hasta que el bajo me quedó inservible.
Puesto que me encontraba más arriba que mis compañeros, fui bajando y observando el cauce del río.
Desde luego, este río tiene unos pozos magníficos para la pesca con risco, alternados con zonas de corrientes.
Hay que prestar atención a las zonas de cría, desove y alevinaje que hay delimitadas para el salmón, puesto que la pesca está prohibida en dichas zonas.Nino apuraba los últimos lances puesto que yo tenía que emprender la vuelta a casa. Me llamó la atención que había una trucha de gran tamaño comiendo en superficie, sin embargo Nino no le lanzó porque a cambio perdería la opción de sacar algún reo en la orilla opuesta.
Supongo que a esto se le denominaría "estrategia en la pesca".Fue una pena que en esta ocasión no apareciese el esquivo reo, pero la pesca es así. De todas formas la experiencia ha sido enriquecedora y me ha valido para saber un poco más.

A la salida del río Nino se encontró a un amigo que paseaba su perro. Este puso al cánido sobre el capó del coche y en el vídeo vereis lo que pasó.

martes, 14 de julio de 2009

13 horas tras el bass

Tenía por delante una de esas jornadas que ponen a prueba la perseverancia del pescador.
La falta de preparación de la jornada hizo que no llevara el material necesario para probar con la técnica del "drop shot", ya que en la jornada anterior llegué a la conclusión de que los peces se encontraban en profundidad.En el embalse la niebla aún se estaba disipando. No sabía si obtendría alguna picada con el vinilo en estas condiciones, así que opté por atar un spinnerbait.
Dos picadas fallidas de convencieron de que comenzara con los vinilos.En un momento en el que miraba la superficie del agua me dí cuenta que la luna aún no se había ocultado por su reflejo en el agua. Iba a presenciar la salida del sol con la luna todavía en el cielo.
Y en ese momento mágico salía el primer bass del día. Pequeño pero revoltoso.
Aún quedaba mucho tiempo por delante.El sol comienza a asomar tras una montaña. Las aguas comenzarán a calentarse, los insectos iniciarán su actividad y si todo va bien, los basses estarán más activos.El montaje que me dio buen resultado en las últimas jornadas comienza a surtir efecto. Diviso algunos buenos ejemplares y ellos hacen lo propio. Desisto lanzarles en esta ocasión.La desmesurada proliferación de los cangrejos hacen cada vez más común esta situación. Seguro que llegado el momento, los basses harán buen acopio de estos quitinosos animalillos.
Llegue a una zona que habitualmente cuenta con basses de buen porte. Lancé con precisión entre dos ramas que tocaban el agua. El señuelo llevaba unas décimas de segundo en el agua cuando algo atacó violentamente. El bass comenzó a tirar hacia un lugar que me favorecía.
Ya podía verlo, era una animal fabuloso así que quise evitar que saltase fuera del agua.
Una pasada en perpendicular me confirmó que era el bass más grande que había clavado hasta el momento en mi corta experiencia con los basses.
Pensé que la regulación del freno era correcta pero un golpe seco del centrárquido hizo imposible llevar a cabo la captura.
La decepción fue muy grande pero es aquí donde hay que mostrar entereza y pensar en que aún hay tiempo para clavar otro bass de buen porte.

Suena el móvil. Es Miguel que había ido con Jesús tras las doradas. Las malas condiciones les hicieron desistir por lo que iban a estar en el embalse por la tarde.
Llevaba 36 basses en mi cuenta y ellos aún tardarían así que ralenticé la marcha para poder comenzar juntos por la tarde.La semana pasada hablé sobre el peligro de dejar los trozos de sedal desperdigados por el entorno.
Cuando bajaba por una pendiente miré algo que parecía ser un ave muerta colgando de una rama. Me di cuenta de que se trataba de un mirlo pero había algo en su pata.
Un trozo de sedal con dos pequeños plomos y un anzuelo con una lombriz desecada.
Quizás el mirlo enganchara su pata en el sedal o tratase de comer la que en su momento sería una lombriz tierna y quedase atrapado por el trozo de línea.
El caso es que los plomos se habían encajado en la ranura de una rama y el animal se quedó colgando hasta perecer de cansancio o de hambre.
En una ocasión liberé a una tórtola que estaba en esta situación y cuyo aleteo llamó mi atención.
Vuelvo a recordar que hay que procurar guardarse cualquier elemento que pueda causar daño al entorno, y más si somos nosotros mismos los que lo traemos o generamos.Cuando observé a este lagarto verdinegro pensé en que ocurriría si este se aventurase sobre la superficie del agua. He visto vinilos imitando a lagartos y lagartijas, pero no sé si estos serán efectivos en las aguas en las que el hecho de que un reptil termine en el agua es un hecho anecdótico.Un vez llegaron los compañeros nos pusimos a pescar. Miguel y Jesús mantenían su particular competición en el número de capturas. Me propuse intentar llegar a los 50 ejemplares aunque pescar las mismas zonas por segunda vez no es cosa fácil. Jesús comenzó fuerte ...... pero Miguel le dedica más tiempo a la pesca de este centrárquido.
Todos coincidimos en la espectacular campaña del año pasado y los altibajos que ha dado esta.
Pero aún queda tiempo por delante para capturar algunos de los basses que merodean en las zonas más difíciles.
Al final fueron 53 los basses liberados por mí pero hubiera preferido sacar únicamente el "torpedo" que rompió mi terminal ya que me fastidia saber que se ha marchado con el anzuelo clavado.

lunes, 6 de julio de 2009

Fruto de la casualidad

Son las 6:30 am. Dudo entre ir a pescar doradas al mar, truchas al río o basses en el embalse.
No me apetece recolectar cebo ni darme una caminata excesiva así que a por los basses.

En la parte final de la anterior jornada tras los basses había utilizado un vinilo tipo anguila recuperado a tirones con muy buen resultado. Como sólo lo había utilizado en un pequeño tramo de embalse, el domingo me dispuse a probarlo más tiempo.Esta gaviota patiamarilla estaba en la orilla tratando de secarse con el sol matinal. Debía estar enferma ya que el plumaje estaba empapado y eso en un ejemplar sano no es normal debido a la capa impermeabilizante de sus plumas.En ocasiones bromeo con otros compañeros sobre hacer una competición para mirar quién es capaz de capturar el bass más pequeño.
Es sorprendente la voracidad de estos peces a pesar de que el vinilo sea de su misma longitud.Se comienza a formar una niebla en un pico cercano y de vez en cuando llovizna débilmente.
La previsión meteorológica ha fallado y me planteo volver, sin embargo las ganas de obtener algún ejemplar de buen porte me hace cambiar de parecer.Decido colocar otro vinilo más en el anzuelo, para crear más movimiento. Primer lance con esta nueva configuración y picada de un ejemplar más majo que los anteriores.
Saco una foto, lo libero del anzuelo, y mientras grabo en vídeo la suelta del pez, puedo observar como un pescador que había dejado atrás se queda boquiabierto al observar que voy a liberar al pez.
Conteniendo un poco la risa me vienen a la cabeza las conversaciones con cantidad de pescadores que me decían que pescaban los basses para comérselos. Que si con ajo, fritos o de una u otra manera están buenísimos.
Cada vez que suelto un bass espero que este sea un poco más desconfiado en el futuro.
"La anécdota"
Hacía exactamente una semana que había recogido una avispa muerta que flotaba en la superficie del agua. La razón es que me serviría para poder hacer un montaje en el futuro.
El caso es los dos vinilos montados en el anzuelo retorcían bastante la línea, así que decidí montarle un quitavueltas.
La sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que la avispa estaba viva una semana después, sin haber comido, con una cantidad mínima de aire y después de haber vagado por la superficie del agua hasta que fue recogida por mí.
No daba crédito, ya que la posibilidad de que estuviese viva el día que fue a parar a mi caja era infinitésimal. Y para colmo sin aire, ni comida. Increíble.
Pensé: Si existe la reencarnación, yo quiero ser una avispa.
Por último entreabrí la caja, la dejé en el suelo y con la puntera de la caña la abrí de todo para que la avispa pudiese salir volando sin tomar represalias contra su captor.

Hace unas semanas:Un insecto bate las alas sobre la superficie del agua a unos 7 metros de la orilla.Ato al final de la línea un pez artificial flotante.Cuando el insecto se sube al pez ,voy recuperando el señuelo: Un abejorro.
Lo coloco sobre una ramita para que se seque.

Moraleja: Todos necesitamos una segunda oportunidad.

Volviendo a la pesca. Con el quitavueltas el montaje va mucho mejor y sale otro bass majo. Aún no he divisado ninguno de buen porte, pero aún queda la mejor zona.
Tenía esperanzas en una zona de juncos pero el viento no deja colocar el señuelo en los puntos calientes así que opto por salir a través de un pasillo en el que los alevines de bass buscan cobijo.
Una vez que paso una de mis zonas favoritas sin capturar ningún pez, vuelvo a colocar un solo vinilo. Me adelanto hasta una zona que siempre suelo dejar atrás y decido probar suerte pero recuperando en vinilo a tirones cortos y seguidos.
Primer lance y un pequeño bass ataca el vinilo.
Segundo lance y clavo otro pequeño.

En todos los lances de un total de unos 15, saco tres pequeños basses y en todos y cada uno tengo picadas. En los más lances más largos tengo hasta tres ataques. Insólito.
No había vivido una situación así.

Con esta "nueva forma de recuperación" voy prospectando las orillas. Llegó un momento en que casi podía decir con total seguridad de que si había un bass cerca, este atacaría el vinilo. En un tramo de unos 300 metros tuve picadas en un 90 % de los lanzamientos.
La pega de este método era que la gran mayoría de las picadas eran de basses pequeños y no llegaban a quedarse clavados todos.
Algunas veces había basses que atacaban el vinilo cuando el quitavueltas hacía tope en la anilla de la puntera. Increíble.
No podría decir si era el día, el vinilo, la recuperación o qué ... pero los basses seguían saliendo. Sin embargo los grandes no hacían acto de presencia.
Una niebla espesa comienza a cubrir las orillas del embalse al más puro estilo del Lago Ness. Decidí ralentizar la marcha ya que conducir con esa niebla no me agradaba para nada.
Cuando la jornada ya estaba llegando a su fin, me encuentro con un cangrejo en apuros. Tenía una pinza enredada con un trozo de sedal. Con unas tijeras voy liberándolo de su filamentosa trampa teniendo la precaución de que no me agarre con sus pinzas.

Desde aquí hago un llamamiento a los pescadores para que no tiren trozos de sedales ya que he visto palomas con las patas amputadas, tórtolas en sus nidos con las patas enganchadas, cangrejos enredados, etc. Basta con guardar el trozo de mono o multifilamento en un bolsillo del chaleco para al llegar a casa quemarlo o tirarlo a la basura cortado en trozos pequeños.
En los últimos lances salió uno algo mayor que los anteriores.
Justo antes de irme hacia el coche me encuentro con un pescador con su cesta. Me dice que no ha capturado ninguno. Yo le comento que los grandes hoy no habían asomado las aletas. Cuando lo dejo atrás hago un último lance en una zona profunda.
En los primeros tirones clavo algo de buen porte. Mientras saco la cámara para grabar el combate el bass realiza un salto formidable y se libera del anzuelo.
Lo cierto es que me hubiera gustado soltarlo delante de ese pescador jejeje.