El pasado fin de semana, dos de los integrantes del grupo Peskacor, se desplazaron hasta tierras gallegas para intentar pescar al más abundante de nuestros salmónidos.
Juan Alfonso y Miguel tenían ganas de tentar a las truchas gallegas, y para eso nos fuimos hasta la provincia de Lugo.
El viernes por la mañana, Miguel y Juan Alfonso se acercaron hasta Rábade para pescar el tramo libre sin muerte del río Miño. En sus aguas quedaron impresionados por el buen porte de algunas truchas, aunque estas no son fáciles de engañar.
Yo llegué por la tarde y entonces quedamos con Pablo, para pescar en un coto sin muerte.Juan Alfonso se quedó en una tabla, mientras que Miguel y yo nos fuimos río arriba.
Pablo nos acompañó en calidad de observador, cosa que aproveché para tratar diversos temas.
En los primeros compases de la jornada tuve la picada de una buena pintona, pero en anzuelo simple sin arponcillo, no logró retenerla el tiempo suficiente.Pero pronto me libré del bolo con esta truchita de bella estampa. Esperaba poder capturar alguna de las grandes truchas que pueblan estas aguas, si bien el tiempo no estaba de nuestra parte.Se me hacía raro ver a Miguel con el equipo de spinning, pero lo cierto es que pronto fue recordando su uso. Al principio bromeaba por sus repetidos enganches con las ramas y de sus dotes para la jardinería, pero luego me fue sorprendiendo gratamente con algunos lances de mucho nivel. Supongo que unos sencillos consejos le ayudaron un poco.Y así consiguió sacar esta trucha de espectacular librea. Miguel la admiró con detenimiento y luego procedió a liberarla con mimo.
Ahora ya sólo nos quedaba dar con alguna de las grandes, pero nos tuvimos que conformar con algunas más discretas.Al salir del río, nos fuimos a cenar y nada mejor para ir empezando, que unos pimientos de Padrón, que como mis compañeros ya sabían "Uns pican, e outros non".
Raxo y pulpo á feira completaron una cena, que no debía ser muy opulenta, pues al día siguiente había que madrugar.Después de una charla amena, la camarera accedió a tomar esta instantánea para el recuerdo.
A continuación nos fuimos a dormir, ya que mis compañeros aún acusaban el viaje que habían hecho desde Córdoba.Al día siguiente, Juan Alfonso y yo presentábamos claros síntomas de haber dormido poco, pues en un bar cercano al hostal en el que estábamos hospedados, un tipo estuvo cantanto y tocando la guitarra desde las 11:00 pm hasta las 3:00 am. Nuestras habitaciones estaban a escasos metros, mientras que la orientación de la de Miguel, le evitó la serenata.
Desayunamos en Lourenzá, famosa por su "Festa da Faba" y luego nos marchamos para el río Masma.Aquí Miguel parece mostrar a su compañero, el tamaño de la trucha más pequeña que tenía pensado capturar jejeje.
Nooooo ... estaba preparando el bajo de línea.
Una vez a pie de río, tocó buscar una entrada a este. Fuimos caminando un buen trecho entre el maíz y Juan Alfonso desaparecía por momentos, aunque la caña avanzando entre las hojas, era signo inequívoco de que seguía allí jejeje.
Ellos pescaron juntos a mosca, mientras yo lo intentaba con la cucharilla.
Al poco tiempo de comenzar, tuve una picada y poco después otra. Ambas lograron soltarse, pero esto no había hecho más que comenzar.
El caudal del río me obligaba a entrar y salir del río cada poco, pues algunos pozos eran bastante profundos.Sin embargo también había raseras en las que el agua no llegaba ni al tobillo.
Cerca de unos troncos parcialmente hundidos, pude observar como un reo de buen porte se descolgaba corriente abajo. Este hecho me animó, pues existía la posibilidad de capturar alguno de estos salmónidos.Hoy Miguel también ejerció de jardinero, pues estos ríos distan un poco de los que está acostumbrado a pescar. Pero se lo tomó con buen humor y así fuimos avanzando por el cauce.El viento del norte no auguraba una buena jornada, pero no cedíamos en nuestro empeño de estrenarnos en este magnífico río.
En las zonas más abiertas, se disfrutaba mucho más observando las evoluciones de mis compañeros.Después de varias truchas y reos avistados, localizamos también algunos mújoles que se movían por estas aguas. La proximidad con el mar les hace aventurarse en el territorio de las aguas dulces, pues aquí la oferta de comida es muy variada.Como la cosa no se dio nada bien, no quise que se fueran del río de con la moral baja, por lo que les sugerí caminar a lo largo de la orilla para contemplar truchas, reos e incluso algún salmón.En esta tabla pudimos contemplar algunos reos de buen tamaño, aunque ellos lo tuvieron más fácil que yo con sus gafas polarizadas.
La quietud de las aguas delataría la posición de cualquier criatura que osase romper la película superficial del espejo fluido, flanqueado por un bosque de ribera con alisos y fresnos.Percibí un fuerte hedor y logré localizar su origen. Se trataba del cadáver de un corzo que estaba parcialmente sumergido en el agua. La parte que no estaba en contacto con el agua, había sido colonizada por una cantidad ingente de gusanos, y estos se encargarían de dar buena cuenta del mamífero, pues en la naturaleza no se desperdicia nada.
A continuación nos marchamos a comer y cuando ya estábamos listos para afrontar la segunda parte del día, allá nos fuimos.Esta vez cambiamos de río nuevamente y así llegamos al coto sin muerte del Ouro.
En esta ocasión yo portaba mi caña de mosca y junto con Juan Alfonso, nos disponíamos a romper la mala racha de la mañana.
Las condiciones eran bastante malas, pero teníamos que intentarlo. Yo comencé bastante torpe, pero tras unos minutos de calentamiento, le tomé el pulso a la caña.El Ouro es un río mágico y esta foto ilustra fielmente mis palabras.
En esta tierra de trasnos y meigas, el verde es el color por excelencia y como este es sinónimo de esperanza, nosotros no desistiríamos de hacernos con algunas capturas.La diosa Fortuna quiso que yo estrenase el marcador, y es que en el juego de la pesca, los locales suelen tener ventaja.
Nuevamente me maravillé con la librea de esta trucha, cada una única e irrepetible como un copo de nieve.Con Juan Alfonso en acción, me permití hacer algún experimento fotográfico, como esta instantánea cenital de su persona, ejecutando el lance en busca de una pintona.
* He escrito cenital en negrita, por si alguno lee "genital" jejejeje.El límite del coto ya estaba cerca y las pintonas nos lo habían puesto muy difícil.
En esta tabla dejé que fuera mi compañero el que intentase sacar alguna y así ver sus evoluciones.Vadeando lento e intentando hacer el menor ruido posible, Juan Alfonso iba poniendo la mosca en los lugares más prometedores.
Por momentos el viento nos recordaba que no estaba de nuestra parte, pero aún así aprovecharíamos nuestras oportunidades hasta el último momento.Le comenté a mi compañero que podríamos probar suerte en el inicio del coto, pues todavía quedaba algún tiempo para el sereno.
De camino hicimos algunas paradas, para tomar alguna instantánea en la "Finca Galea", ya que esta linda con el río.
Aquí vemos a Juan Alfonso subido a un batán, cuyo funcionamiento y finalidad le expliqué gustoso.Los grandes troncos y tocones que adornan la finca, son extraordinariamente grandes y transmiten la sensación de estar en un bosque antiquísimo.
Ya Miguel los había admirado el día anterior."A cova das necesidades" es un baño que queda en un extremo de la finca y que llama la atención por su composición a base de grandes piedras.
Ahora nuestra "necesidad" era la de llegar pronto abajo para hacer unos últimos lances.Una vez reunidos con Miguel, este nos comentó su particular jornada.
Tanto él como Juan Alfonso decidieron marcharse, pues el cansancio acumulado era más que suficiente.
Yo preferí quedarme, en vista de que la lluvia amenazaba con hacer acto de presencia, y sabedor de que este motivo podía desencadenar las picadas.
Comencé a pescar en una tabla de la parte baja del coto y las cebadas eran continuas.
Comenzó a llover tímidamente y la luz comenzaba a ser escasa. Justo cuando pasaba por debajo del puente, unas palomas salieron de entre las vigas de este, propinándome un tremendo susto.
Recuperado el ritmo cardíaco, afronté los últimos lances y cuando la mosca derivaba junto a unos grandes helechos ... !!!ZAS¡¡¡
Una trucha de mayor porte que las anteriores había tomado el engaño y no estaba por ponérmelo fácil, pero tras unas cuantas volteretas, reuní la templanza suficiente para agarrarla sin hacer uso de la sacadera.
Después de admirarla la devolví al agua, agradeciéndole la lucha ofrecida, y entonces opté por volver al hostal para reunirme con mis compañeros, pues este había sido un buen broche para cerrar la jornada.
El viernes por la mañana, Miguel y Juan Alfonso se acercaron hasta Rábade para pescar el tramo libre sin muerte del río Miño. En sus aguas quedaron impresionados por el buen porte de algunas truchas, aunque estas no son fáciles de engañar.
Yo llegué por la tarde y entonces quedamos con Pablo, para pescar en un coto sin muerte.Juan Alfonso se quedó en una tabla, mientras que Miguel y yo nos fuimos río arriba.
Pablo nos acompañó en calidad de observador, cosa que aproveché para tratar diversos temas.
En los primeros compases de la jornada tuve la picada de una buena pintona, pero en anzuelo simple sin arponcillo, no logró retenerla el tiempo suficiente.Pero pronto me libré del bolo con esta truchita de bella estampa. Esperaba poder capturar alguna de las grandes truchas que pueblan estas aguas, si bien el tiempo no estaba de nuestra parte.Se me hacía raro ver a Miguel con el equipo de spinning, pero lo cierto es que pronto fue recordando su uso. Al principio bromeaba por sus repetidos enganches con las ramas y de sus dotes para la jardinería, pero luego me fue sorprendiendo gratamente con algunos lances de mucho nivel. Supongo que unos sencillos consejos le ayudaron un poco.Y así consiguió sacar esta trucha de espectacular librea. Miguel la admiró con detenimiento y luego procedió a liberarla con mimo.
Ahora ya sólo nos quedaba dar con alguna de las grandes, pero nos tuvimos que conformar con algunas más discretas.Al salir del río, nos fuimos a cenar y nada mejor para ir empezando, que unos pimientos de Padrón, que como mis compañeros ya sabían "Uns pican, e outros non".
Raxo y pulpo á feira completaron una cena, que no debía ser muy opulenta, pues al día siguiente había que madrugar.Después de una charla amena, la camarera accedió a tomar esta instantánea para el recuerdo.
A continuación nos fuimos a dormir, ya que mis compañeros aún acusaban el viaje que habían hecho desde Córdoba.Al día siguiente, Juan Alfonso y yo presentábamos claros síntomas de haber dormido poco, pues en un bar cercano al hostal en el que estábamos hospedados, un tipo estuvo cantanto y tocando la guitarra desde las 11:00 pm hasta las 3:00 am. Nuestras habitaciones estaban a escasos metros, mientras que la orientación de la de Miguel, le evitó la serenata.
Desayunamos en Lourenzá, famosa por su "Festa da Faba" y luego nos marchamos para el río Masma.Aquí Miguel parece mostrar a su compañero, el tamaño de la trucha más pequeña que tenía pensado capturar jejeje.
Nooooo ... estaba preparando el bajo de línea.
Una vez a pie de río, tocó buscar una entrada a este. Fuimos caminando un buen trecho entre el maíz y Juan Alfonso desaparecía por momentos, aunque la caña avanzando entre las hojas, era signo inequívoco de que seguía allí jejeje.
Ellos pescaron juntos a mosca, mientras yo lo intentaba con la cucharilla.
Al poco tiempo de comenzar, tuve una picada y poco después otra. Ambas lograron soltarse, pero esto no había hecho más que comenzar.
El caudal del río me obligaba a entrar y salir del río cada poco, pues algunos pozos eran bastante profundos.Sin embargo también había raseras en las que el agua no llegaba ni al tobillo.
Cerca de unos troncos parcialmente hundidos, pude observar como un reo de buen porte se descolgaba corriente abajo. Este hecho me animó, pues existía la posibilidad de capturar alguno de estos salmónidos.Hoy Miguel también ejerció de jardinero, pues estos ríos distan un poco de los que está acostumbrado a pescar. Pero se lo tomó con buen humor y así fuimos avanzando por el cauce.El viento del norte no auguraba una buena jornada, pero no cedíamos en nuestro empeño de estrenarnos en este magnífico río.
En las zonas más abiertas, se disfrutaba mucho más observando las evoluciones de mis compañeros.Después de varias truchas y reos avistados, localizamos también algunos mújoles que se movían por estas aguas. La proximidad con el mar les hace aventurarse en el territorio de las aguas dulces, pues aquí la oferta de comida es muy variada.Como la cosa no se dio nada bien, no quise que se fueran del río de con la moral baja, por lo que les sugerí caminar a lo largo de la orilla para contemplar truchas, reos e incluso algún salmón.En esta tabla pudimos contemplar algunos reos de buen tamaño, aunque ellos lo tuvieron más fácil que yo con sus gafas polarizadas.
La quietud de las aguas delataría la posición de cualquier criatura que osase romper la película superficial del espejo fluido, flanqueado por un bosque de ribera con alisos y fresnos.Percibí un fuerte hedor y logré localizar su origen. Se trataba del cadáver de un corzo que estaba parcialmente sumergido en el agua. La parte que no estaba en contacto con el agua, había sido colonizada por una cantidad ingente de gusanos, y estos se encargarían de dar buena cuenta del mamífero, pues en la naturaleza no se desperdicia nada.
A continuación nos marchamos a comer y cuando ya estábamos listos para afrontar la segunda parte del día, allá nos fuimos.Esta vez cambiamos de río nuevamente y así llegamos al coto sin muerte del Ouro.
En esta ocasión yo portaba mi caña de mosca y junto con Juan Alfonso, nos disponíamos a romper la mala racha de la mañana.
Las condiciones eran bastante malas, pero teníamos que intentarlo. Yo comencé bastante torpe, pero tras unos minutos de calentamiento, le tomé el pulso a la caña.El Ouro es un río mágico y esta foto ilustra fielmente mis palabras.
En esta tierra de trasnos y meigas, el verde es el color por excelencia y como este es sinónimo de esperanza, nosotros no desistiríamos de hacernos con algunas capturas.La diosa Fortuna quiso que yo estrenase el marcador, y es que en el juego de la pesca, los locales suelen tener ventaja.
Nuevamente me maravillé con la librea de esta trucha, cada una única e irrepetible como un copo de nieve.Con Juan Alfonso en acción, me permití hacer algún experimento fotográfico, como esta instantánea cenital de su persona, ejecutando el lance en busca de una pintona.
* He escrito cenital en negrita, por si alguno lee "genital" jejejeje.El límite del coto ya estaba cerca y las pintonas nos lo habían puesto muy difícil.
En esta tabla dejé que fuera mi compañero el que intentase sacar alguna y así ver sus evoluciones.Vadeando lento e intentando hacer el menor ruido posible, Juan Alfonso iba poniendo la mosca en los lugares más prometedores.
Por momentos el viento nos recordaba que no estaba de nuestra parte, pero aún así aprovecharíamos nuestras oportunidades hasta el último momento.Le comenté a mi compañero que podríamos probar suerte en el inicio del coto, pues todavía quedaba algún tiempo para el sereno.
De camino hicimos algunas paradas, para tomar alguna instantánea en la "Finca Galea", ya que esta linda con el río.
Aquí vemos a Juan Alfonso subido a un batán, cuyo funcionamiento y finalidad le expliqué gustoso.Los grandes troncos y tocones que adornan la finca, son extraordinariamente grandes y transmiten la sensación de estar en un bosque antiquísimo.
Ya Miguel los había admirado el día anterior."A cova das necesidades" es un baño que queda en un extremo de la finca y que llama la atención por su composición a base de grandes piedras.
Ahora nuestra "necesidad" era la de llegar pronto abajo para hacer unos últimos lances.Una vez reunidos con Miguel, este nos comentó su particular jornada.
Tanto él como Juan Alfonso decidieron marcharse, pues el cansancio acumulado era más que suficiente.
Yo preferí quedarme, en vista de que la lluvia amenazaba con hacer acto de presencia, y sabedor de que este motivo podía desencadenar las picadas.
Comencé a pescar en una tabla de la parte baja del coto y las cebadas eran continuas.
Comenzó a llover tímidamente y la luz comenzaba a ser escasa. Justo cuando pasaba por debajo del puente, unas palomas salieron de entre las vigas de este, propinándome un tremendo susto.
Recuperado el ritmo cardíaco, afronté los últimos lances y cuando la mosca derivaba junto a unos grandes helechos ... !!!ZAS¡¡¡
Una trucha de mayor porte que las anteriores había tomado el engaño y no estaba por ponérmelo fácil, pero tras unas cuantas volteretas, reuní la templanza suficiente para agarrarla sin hacer uso de la sacadera.
Después de admirarla la devolví al agua, agradeciéndole la lucha ofrecida, y entonces opté por volver al hostal para reunirme con mis compañeros, pues este había sido un buen broche para cerrar la jornada.
Deliciosa narración ilustrada de bellas imágenes y entretenida aventura por esos lugares.
ResponderEliminarEsa " Finca Galea " que muestras, procuraré visitarla en compañia de bella dama, pués parece relajante su entorno, además de cómodo y romántico hospedaje.
¡¡¡ Lo bordas, José !!! Un saludo.
impresionante reportage, como de costumbre, noraboa y que ricos los pimentos
ResponderEliminarFiel relato de lo acontecido Jose, no te has dejado por ahora nada atrás. Decirte que lo hemos pasado genial, y que aunque es un poco paliza y que el tiempo no ha estado del todo bien, ha merecido muchísimo la pena.
ResponderEliminarPor supuesto agradecerte enormemente tu hospitalidad y que ya sabes que te esperamos de nuevo en primavera...
Esta tarde subiremos nuestra crónica a Peskacor, que todavía no nos ha dado tiempo ni a aterrizar.
Saludos del jardinero del Ouro!!
Hno. de los anzuelos, Jose:
ResponderEliminarMe gusta lo "lleno" de verde del lugar,...,muy bello.
Destaco la fotografía n° 22, una "pinturita".
Viendo el maizal, por un momento me pareció estar mirando el fondo del patio de mi hogar de niño, ¡¡Cómo jugábamos en el maizal, ja, ja, ja!!. una vez, corrimos a escondernos allí de abejas embravecidas, ja, ja, ja, ja.
Un abrazo grande y,...
Un afectuoso sapukay.-
Preciosas imagenes de las truchas y el paisaje Jose, que te voy a decir yo...jejejeje
ResponderEliminarComo siempre un placer compartir unas jornadas contigo, seguro que habrá más, y a Juan y a Miguel espero que los veamos por aquí mas veces para tentar a los reos en un buen coto desos que hablamos. Espero la siguiente entrada con ganas. Saludos
Ya no me quedan adjetivos,lo tuyo es superarse cada vez..
ResponderEliminarCoincido con Vitu..esos pimientos..
S2
Como siempre excelente reportaje fotografico y mejor comentado, se ve que lo pasais bien, solo queda felicitarte.
ResponderEliminarSaludos, Fito.
Buena jornada y muy bien acompañado, de excursión,con pincho y jornada de pesca. Que pena lo del corzo a la brasa está muy rico.
ResponderEliminarUn saludo pandilla
Enorme relato Jose, una pena que no se dieran algo mejor las truchas. El viento de Nordés no ayuda nada a moverlas.
ResponderEliminarNada que decir, únicamente que me ha encantado leer la narración poco a poco con el combinado de imágenes que me han puesto perfectamente en situación,y que comparten sintonía con esas letras suaves pero precisas a las que siempre te gusta poner pequeños broches de humor.
Seguiría y seguiría leyendo...
Un saludo y enhorabuena por ese reportaje.
"Unos pican y otros no", pero ¿Y el pulpo??? Solo ha faltado ese manjar gallego por supuesto acompañado con riveiro. seguro que en las siguientes partes lo veremos.
ResponderEliminarEstupenda narracion Josiño de la jornada.
Mis felicitaciones a los aventureros que sin duda alguna repetiran.
Es genial Josiño. Me alegro de que os hayais encontrado en tu tierra y además compartais estas vivencias. No seas mam´n y no abuses de Juan Alfonso... que desde ahi arriba todo se ve muy fácil. Jejeje
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