Hace unos días me desplacé a 928 kilómetros, para intentar pescar un pez que desde hacía tiempo llamaba mi atención. Tuve que atravesar la península de norte a sur y el viaje en sí ya fue un deleite para la vista. El granito y la pizarra, dieron paso a los terrenos arcillosos. Los robledales se tornaron en retamas. Luego desaparecieron las montañas y el terreno se mostró vestido con un uniforme verde de tierno cereal. Más llanuras fueron la tónica general en la mayor parte del viaje y sólo con la entrada en tierras andaluzas, volví a ascender a las cumbres por una vía serpenteante. Terminé con la bajada hacia el valle que me llevaba al destino donde pernoctaría. Desde este punto podía acceder a los ríos extremeños con facilidad y a la vez compartir las horas que no eran de pesca, con mis anfitriones.
Después de un desayuno con las presentaciones pertinentes, pues sólo conocía a Pepe y a José Antonio, pusimos rumbo al río.
Fue allí donde me presentaron oficialmente al protagonista de estas jornadas de pesca: El barbo gitano.Una vez hechos los grupos, cada uno se fue por su lado a probar fortuna con los barbos. El día amenazaba con liberar a la lluvia, pero en un entorno tan espectacular, hasta la lluvia sería bien recibida. Los verdes en distintas gradaciones, los rojos, los amarillos y los azules estaban presentes en todo el entorno. Con ayuda de "Barbuxmóvil", nos fuimos abriendo paso entre la fauna local. Algunos bóvidos no tenían intención de moverse, pero si había que torear para poder acceder al río, no tendría ningún reparo en hacerlo jejeje.Cuando ya estaba junto al río, Pepe y José Antonio me dieron unas indicaciones básicas para la pesca de este pez. Tendría que cambiar el chip, pues esta pesca difiere en muchos aspectos de la pesca de salmónidos.
Pepe ejercería de maestro y reportero gráfico, mientras que José Antonio me acompañaría en la acción de pesca.Tras unos instantes, un pez tomó la mosca y me dije:-Pues no tiran gran cosa estos gitanos jejeje.
Se trataba de un bordallo. Pariente lejano del barbo y que no alcanza gran porte, pero que inauguraba mi cuenta en estas tierras.Después de ver alguna que otra carpa y un nutrido grupo de barbos, al fin pude clavar mi primer gitano, pero ... ¿Qué hace este pez? ¡¡No puede ser!!
El pez comenzó a tirar río arriba por la corriente y tras unos segundos con esta idea, se descolgó con celeridad. ¡¡No quería rendirse!!
Me costaba doblegar al ciprínido, aunque sabía que las prisas no eran buenas. Después de un buen rato, el pez se rindió.
¡¡Al fin tenía lo tenía en la mano!! Ese pez que tanta fascinación me provocaba, mostraba ahora su porte elegante y majestuoso. Y a ese primer barbo gitano, le dedico estos versos.
Ese barbo que es de oro,
ese barbo que es gitano,
tira siempre como un toro,
antes de cogerlo en la mano.
Bello, listo y muy bravo,
así es este gran pez,
corre y sube cuando lo clavo,
lo hace todo a la vez.
Me ha dejado boquiabierto,
me ha dejado deslumbrado,
mis amigos estaban en lo cierto,
cuando de él me habían hablado.
Y después de dos roturas del bajo de línea, comencé a capturar barbos gitanos como si ya lo hubiera hecho en otra vida y ahora lo estuviera rememorando. Sin apresurarme en el cobro, me fui deleitando con las bellas libreas que presentan estos peces.Pepe proseguía por la orilla con su cámara y de vez en cuando me aconsejaba en la estrategia a seguir.Y José Antonio se permitía algunos de los lances más complicados, si bien casi podía asegurar que tenía el río para mí sólo.Ante sus atentas miradas, volvía a gozar de las capturas de bellos barbos gitanos. Todos únicos e irrepetibles. Uno se descolgaba de una manera, otro buscaba refugio bajo las plantas de la orilla, otro se acercaba a las rocas que se interponían entre el pez y el captor, etc.Cuando la actividad en superficie cesó, le tocó el turno a la ninfa. Pepe me daba las indicaciones necesarias para que las capturas se llevasen a cabo.
Lo más importante era clavar en el momento oportuno, pues las prisas errarían la clavada y el retraso implicaría el rechazo de la mosca por parte de los ciprínidos.Y no tardó en dar resultado la ninfa que Pepe me había dado. Agradecido por los consejos me dispuse a encarar un tramo de río en el que se encontraban dos bellos ejemplares y de mayor talla que los anteriores.Las aguas más lentas me permitirían ver la ninfa derivando, pero en contra tenía que debía presentar el engaño desde más distancia.
Agarré con firmeza la empuñadura de la caña e hice el lance pertinente ... el barbo se descolgó en busca de la ninfa y ... ¡¡¡Ya está!!!
Parra arriba y para abajo, a izquierda y derecha, buscando rocas y vegetación. Este pez tenía en sus genes la información que le permitía batallar de manera inteligente.
La caña se flexionaba temerosa, pues el animal no cedía en su empeño de liberarse, pero el tiempo diría de qué lado se decantaría la fortuna.
Y quiso que fuera del lado del pescador y así pudo posar para la foto.Se quedaron atrás mis compañeros, en una tabla en la que había un buen número de barbos. Yo me adelanté y busqué algún objetivo al que ofrecer la mosca.Se acercaba la hora de la comida y no quería irme del río. Esto era demasiado bueno para abandonar ahora. Con cautela pude ir sacando bonitos ejemplares de barbo gitano.Unos en zonas más rápidas y otros en zonas de aguas calmadas, pero todos con un vigor que me sorprendía gratamente. Ninguno se dejaba doblegar sin antes dar una buena lucha.
A un pez así, es fácil concederle el indulto, pues seguirá creciendo en tamaño y astucia, lo que proporcionará futuras peleas con más adrenalina recorriendo el cuerpo del afortunado pescador. A pesar de que parar de pescar me parecía un delito en ese momento, no quise que por mi culpa llegáramos tarde a comer. Me fui en busca de mis compañeros que se encontraban un poco más abajo.Pepe se había empeñado en sacar un black bass que vagaba en las aguas paradas y consiguió hacerlo con un estrímer.
Este pescador ya está muy curtido en lo que a la pesca se refiere y sin duda es un ejemplo para todos los que lo acompañamos.Salimos del río al mediodía y buscamos un lugar en el que comer. Durante la comida reinó un buen ambiente, si bien el cielo amenazó con la lluvia.
Risas y anécdotas fueron saliendo entre cada bocado y de esta manera culminábamos la primera parte de la jornada.Después de descansar un rato, tocaba recoger todos los desperdicios y algún otro que había por el lugar. La comida al are libre no debe ser nunca sinónimo de polución y como mínimo se debe dejar todo como estaba antes de nuestra llegada. Y esta gente lo tiene muy asumido, pues van bien preparados al respecto.Por la tarde de fui con Álvaro a probar suerte a otro río, pero el destino quiso que probásemos fortuna en un tributario del río principal. Capturamos sendos barbos bajo un puente, antes de descender para pescar río arriba y terminar junto al coche.Hicimos una pequeña incursión en el río principal, pero los barbos no estaban por deleitarnos con sus carreras. A pesar de todo salió alguno antes de ascender por el afluente.La tarde no dio para mucho más, pues debíamos hacer los preparativos para pasar la noche en plena naturaleza. Después de una cena preparada por el Chef Álvaro, tocó una actuación a cargo de su tocayo. Alvarito de la Calzada nos deleitó con un amplio repertorio. Los demás también nos animamos a contar alguno.
En torno a las 3:00 am nos acostamos, lo que no implicaba dormir, pues aún nos reímos un rato largo antes de dar paso a los sonidos de la noche.
Así finalizaba la primera jornada, pero entonces no me imaginaba las sorpresas que me aguardaban.
Continuará ...
También podéis ver esta aventura en Peskacor.
Dos vídeos de José Antonio:
Fue allí donde me presentaron oficialmente al protagonista de estas jornadas de pesca: El barbo gitano.Una vez hechos los grupos, cada uno se fue por su lado a probar fortuna con los barbos. El día amenazaba con liberar a la lluvia, pero en un entorno tan espectacular, hasta la lluvia sería bien recibida. Los verdes en distintas gradaciones, los rojos, los amarillos y los azules estaban presentes en todo el entorno. Con ayuda de "Barbuxmóvil", nos fuimos abriendo paso entre la fauna local. Algunos bóvidos no tenían intención de moverse, pero si había que torear para poder acceder al río, no tendría ningún reparo en hacerlo jejeje.Cuando ya estaba junto al río, Pepe y José Antonio me dieron unas indicaciones básicas para la pesca de este pez. Tendría que cambiar el chip, pues esta pesca difiere en muchos aspectos de la pesca de salmónidos.
Pepe ejercería de maestro y reportero gráfico, mientras que José Antonio me acompañaría en la acción de pesca.Tras unos instantes, un pez tomó la mosca y me dije:-Pues no tiran gran cosa estos gitanos jejeje.
Se trataba de un bordallo. Pariente lejano del barbo y que no alcanza gran porte, pero que inauguraba mi cuenta en estas tierras.Después de ver alguna que otra carpa y un nutrido grupo de barbos, al fin pude clavar mi primer gitano, pero ... ¿Qué hace este pez? ¡¡No puede ser!!
El pez comenzó a tirar río arriba por la corriente y tras unos segundos con esta idea, se descolgó con celeridad. ¡¡No quería rendirse!!
Me costaba doblegar al ciprínido, aunque sabía que las prisas no eran buenas. Después de un buen rato, el pez se rindió.
¡¡Al fin tenía lo tenía en la mano!! Ese pez que tanta fascinación me provocaba, mostraba ahora su porte elegante y majestuoso. Y a ese primer barbo gitano, le dedico estos versos.
Ese barbo que es de oro,
ese barbo que es gitano,
tira siempre como un toro,
antes de cogerlo en la mano.
Bello, listo y muy bravo,
así es este gran pez,
corre y sube cuando lo clavo,
lo hace todo a la vez.
Me ha dejado boquiabierto,
me ha dejado deslumbrado,
mis amigos estaban en lo cierto,
cuando de él me habían hablado.
Y después de dos roturas del bajo de línea, comencé a capturar barbos gitanos como si ya lo hubiera hecho en otra vida y ahora lo estuviera rememorando. Sin apresurarme en el cobro, me fui deleitando con las bellas libreas que presentan estos peces.Pepe proseguía por la orilla con su cámara y de vez en cuando me aconsejaba en la estrategia a seguir.Y José Antonio se permitía algunos de los lances más complicados, si bien casi podía asegurar que tenía el río para mí sólo.Ante sus atentas miradas, volvía a gozar de las capturas de bellos barbos gitanos. Todos únicos e irrepetibles. Uno se descolgaba de una manera, otro buscaba refugio bajo las plantas de la orilla, otro se acercaba a las rocas que se interponían entre el pez y el captor, etc.Cuando la actividad en superficie cesó, le tocó el turno a la ninfa. Pepe me daba las indicaciones necesarias para que las capturas se llevasen a cabo.
Lo más importante era clavar en el momento oportuno, pues las prisas errarían la clavada y el retraso implicaría el rechazo de la mosca por parte de los ciprínidos.Y no tardó en dar resultado la ninfa que Pepe me había dado. Agradecido por los consejos me dispuse a encarar un tramo de río en el que se encontraban dos bellos ejemplares y de mayor talla que los anteriores.Las aguas más lentas me permitirían ver la ninfa derivando, pero en contra tenía que debía presentar el engaño desde más distancia.
Agarré con firmeza la empuñadura de la caña e hice el lance pertinente ... el barbo se descolgó en busca de la ninfa y ... ¡¡¡Ya está!!!
Parra arriba y para abajo, a izquierda y derecha, buscando rocas y vegetación. Este pez tenía en sus genes la información que le permitía batallar de manera inteligente.
La caña se flexionaba temerosa, pues el animal no cedía en su empeño de liberarse, pero el tiempo diría de qué lado se decantaría la fortuna.
Y quiso que fuera del lado del pescador y así pudo posar para la foto.Se quedaron atrás mis compañeros, en una tabla en la que había un buen número de barbos. Yo me adelanté y busqué algún objetivo al que ofrecer la mosca.Se acercaba la hora de la comida y no quería irme del río. Esto era demasiado bueno para abandonar ahora. Con cautela pude ir sacando bonitos ejemplares de barbo gitano.Unos en zonas más rápidas y otros en zonas de aguas calmadas, pero todos con un vigor que me sorprendía gratamente. Ninguno se dejaba doblegar sin antes dar una buena lucha.
A un pez así, es fácil concederle el indulto, pues seguirá creciendo en tamaño y astucia, lo que proporcionará futuras peleas con más adrenalina recorriendo el cuerpo del afortunado pescador. A pesar de que parar de pescar me parecía un delito en ese momento, no quise que por mi culpa llegáramos tarde a comer. Me fui en busca de mis compañeros que se encontraban un poco más abajo.Pepe se había empeñado en sacar un black bass que vagaba en las aguas paradas y consiguió hacerlo con un estrímer.
Este pescador ya está muy curtido en lo que a la pesca se refiere y sin duda es un ejemplo para todos los que lo acompañamos.Salimos del río al mediodía y buscamos un lugar en el que comer. Durante la comida reinó un buen ambiente, si bien el cielo amenazó con la lluvia.
Risas y anécdotas fueron saliendo entre cada bocado y de esta manera culminábamos la primera parte de la jornada.Después de descansar un rato, tocaba recoger todos los desperdicios y algún otro que había por el lugar. La comida al are libre no debe ser nunca sinónimo de polución y como mínimo se debe dejar todo como estaba antes de nuestra llegada. Y esta gente lo tiene muy asumido, pues van bien preparados al respecto.Por la tarde de fui con Álvaro a probar suerte a otro río, pero el destino quiso que probásemos fortuna en un tributario del río principal. Capturamos sendos barbos bajo un puente, antes de descender para pescar río arriba y terminar junto al coche.Hicimos una pequeña incursión en el río principal, pero los barbos no estaban por deleitarnos con sus carreras. A pesar de todo salió alguno antes de ascender por el afluente.La tarde no dio para mucho más, pues debíamos hacer los preparativos para pasar la noche en plena naturaleza. Después de una cena preparada por el Chef Álvaro, tocó una actuación a cargo de su tocayo. Alvarito de la Calzada nos deleitó con un amplio repertorio. Los demás también nos animamos a contar alguno.
En torno a las 3:00 am nos acostamos, lo que no implicaba dormir, pues aún nos reímos un rato largo antes de dar paso a los sonidos de la noche.
Así finalizaba la primera jornada, pero entonces no me imaginaba las sorpresas que me aguardaban.
Continuará ...
También podéis ver esta aventura en Peskacor.
Dos vídeos de José Antonio:
Felicidades por esos barbos, ya sabes lo que se siente, mucha gente no se hace una idea de la inteligencia y astucia de este pez, y lo mosquero que puede llegar a ser.
ResponderEliminarSaludos.
Pedazo de crónica Josiño, está claro que disfrutaste, que era el cometido principal de todos los que estábamos allí, creo que todos pusimos nuestro granito de arena y lo hemos conseguido.
ResponderEliminarEspero volver a verte pronto.
Un abrazo
Esas si que son salidas de pesca, casi 1.000 kilómetros y no las que hacemos nosotros. No me sonaba lo del barbo gitano y al parecer tira río arriba que se mata. Bonitos videos Jose y buenos paisajes que hay por el sur de la Peninsula y ya no digo nada de la comilona, es lo mejor y lo que más se agradece después de la Jornada.
ResponderEliminarUn saludo a toda la pandilla
Perfecto Josiño. Lo has bordao. Si bien tardaste en la 1ª captura, hubo un momento donde tuve que decir "a este tio ya se le puede dejar solo".
ResponderEliminarMe han gustado mucho las rimas que le dedicas a este pez.
Es una pena que tengas que pescar nuestros gitanos en aguas extremeñas, esperemos que pronto se resuelvan los inconvenientes burocraticos y puedas tocarlos en su region natal.
Esperamos con ansia la segunda parte a ver que sorpresas son esas
Precioso relato Jose..
ResponderEliminarAlgunos barbos Burgaleses tengo pescados y siempre digo que son como misiles..como tiran!!!
Ya estoy esperando la segunda parte..
S2
Enhorabuena por probar esta droga pero ahora... date por jodido jejeje. Si coincidimos en otoño ya te invitaré a probar los zamoranos.
ResponderEliminarUn saludo
Enhorabuena por descubrir tan digno pez. Me imagino que estarían en momento de freza, buscando remonte. Por estos lares ahora lo hacen el de graells y el común.
ResponderEliminarEl sitio muy bello. Preciosa excursión en buena compañia.
Un saludo.
Sé a qué te refieres Carlos. Los compañeros no me advirtieron lo que se me venía encima, porque la potencia con control, sirve de mucho y más a estos bichos.
ResponderEliminarSaludos
Álvaro, es lo mínimo que podía hacer al disponer de tan buen material.
ResponderEliminarNunca os podré agradecer lo suficiente los momentos vividos.
Va por vosotros.
Un saludo.
Pues sí Miguel. Ahora ya todo me parece cerca jejeje.
ResponderEliminarNo veas que a partir de ahora todo lo que sea dentro de Galicia, me parecerá al lado.
Pero ha valido la pena.
Saludos
La "burrocracia" llegará a su fin en algún momento y entonces podré pescar en la cuna de estos nobles habitantes sureños.
ResponderEliminarSaludos MAESTRO.
Fermintxo, yo he capturado algunos barbos en Zamora, pero en invierno.
ResponderEliminarSupongo que en esta época están más fornidos. El caso es que son como misiles sin control jejeje
Saludos
Alfonso, de buena gana acepto tu invitación, porque quizás sean los que me quedan más a mano.
ResponderEliminarLo dicho, que si es posible los pescaremos.
Saludos
Y tan digno Gaizka. En ningún momento pensé que en la península habitase tan formidable pez.
ResponderEliminarSaludos
Una crónica muy buena Jose, además de que eres todo un poeta y buen narrador. Me alegro de que llegaras bien después del palizón que te has dado estos días, porque le has echado un par...aunque como comprobaste, mereció la pena.
ResponderEliminarEspero con ansias (vivas..) las siguientes entregas.
Un abrazo
vaya jornada, valio la pena la kilometrada. s2 y noraboa
ResponderEliminarMuy buena Josiño, ni cCalderón de la barca lo hubiese hecho mejor.
ResponderEliminarYa estoy impaciente por ver el 2º relato, dnd aparecerá el zorroperro de Alvaro, jeje
Uy Miguel, la segunda parte creo que es muy buena. Espera un poquito jejeje
ResponderEliminarSaludos
Pues sí VITU. Con jornadas así, todo sufrimiento se olvida.
ResponderEliminarSaludos
Kike, voy a descartar hablar del "zorroperro", no vaya a ser que se me echen encima los de National Geographic jajaja
ResponderEliminarSaludos
Enhorabuena por las capturas.
ResponderEliminarY buenas fotos y vídeos.
Veo que disfrutaste de tu viajecito.
saludos
Carlos
Una gran entrada Jose muy buenas fotos y vídeos de los días de pesca por el sur.
ResponderEliminarFue un placer poder hablar un rato contigo y aprender algunas cosas
Saludos.
Vaya si disfruté Carlos. Si el año que viene me lo paso la mitad de bien, me doy con un canto en los dientes.
ResponderEliminarSaludos
Si nada lo remedia, nos vemos el próximo año Álvaro.
ResponderEliminarYo también he aprendido algunas cosas.
Saludos
ole reportaje bueno, si señor, si hasta me he emocionado. Espero verte de nuevo, ya se a donde sea, a si la liamos otra vez. Un abrazo
ResponderEliminar