Día 1:
Víctor, Miguel y yo llegamos temprano al pedrero. Nada más llegar nos dimos cuenta que el mar estaba muy calmo y la marea aún estaba baja, por lo que buscamos un saliente en el que poder pescar sobre algo de calado.
Primer lance y en la recogida algo intercepta mi señuelo. Se trata de un abadejo que buscaba algo que llevarse a la boca con las primeras luces del día.Miguel capturó dos abadejos seguidos en una zona próxima. El puntal en el que nos encontrábamos permitía pescar también en los laterales, por lo que había que prospectar toda la zona.No tardé mucho en que mi caña se volviese a arquear, bajo la presión ejercida de otro cobrizo abadejo. Estos peces nos están brindando grandes emociones últimamente.
Como ocurrió con el anterior, se fue de vuelta al agua para después seguir pescando.Y Víctor también se estrenó con otro abadejo. La luz todavía era tenue, por lo que decidimos quedarnos un poco más en el lugar.
Con un poco de suerte podíamos capturar a nuestra ansiada lubina.Y nuevamente otra picada. Esta más lejos que las anteriores. Intuía una lubina por la forma en que se defendía, pero se trataba de otro abadejo de aspecto más fornido.
Un pescador que andaba cerca nos miraba con cara de asombro cada vez que echábamos un pez al agua.La fortuna quiso que yo estrenase la cuenta lubinera y lo hice con un bonito ejemplar que presentó una buena lucha. De buen grado le concedí el indulto ya que las hay mucho mejores por toda la costa.Al salir del puntal nos encontramos con el cuerpo sin vida de una gaviota. Es algo que se está convirtiendo en una costumbre. No sé si son víctimas de algo que comen o de algún aparejo de pesca, pero el caso es que ya llevo vistos unos cuantos cadáveres de estas aves marinas.Lo seguimos intentando, pero ahora eran las algas las que nos condicionaban en nuestros lances. El caso es que hay gran cantidad de lugares que están cubiertos de estas singulares algas, pero es un proceso al que nos tenemos que acostumbrar.Después nos acercamos hasta cabo Silleiro, pero el mar estaba muy parado. Fue la tónica general de la jornada, pero uno tiene que adaptarse e intentar salir victorioso de estos contratiempos.La última pieza que saqué, fue este abadejo de bella librea que picó en una zona de grandes rocas y que por suerte estaba libre de algas, lo que me permitió colocar el señuelo en el sitio que me parecía más oportuno.
Y esto fue lo que dio de sí esta jornada.
Día 2:
Dos días después me acompañarón Luis y Adrián, quien se está iniciando en esto del spinning marino.
Mientras nos cambiábamos, aparecieron también Víctor y Miguel, por lo que se sumaron a esta jornada.
Al igual que en la jornada anterior, el mar estaba demasiado calmo y la niebla había cobrado protagonismo, pues no podíamos ver más allá de unos metros.Al poco de comenzar, Luis capturó un abadejo y poco después una lubina. Por su parte Miguel se estrenó con otro abadejo. La misma suerte corrí yo, que capturé este otro poco después.Como no podía ser de otra manera, fui instruyendo a Adrián en las técnicas básicas del lanzado y ejerciendo de buen anfitrión.
Y poco a poco comenzó a realizar lances aceptables.
Mientras seguía comentándole los entresijos de esta modalidad, capturé otro abadejo.En medio de la espesa niebla, nos fuimos dispersando y cuando nos dimos cuenta, habíamos perdido a nuestros compañeros. El punto de encuentro serían los coches.
Al rato sentimos como Luis nos llamaba. Antes de salir de la zona de pesca, nos mostró las piezas que había decidido llevarse.
Dimos por finalizada la jornada ya que el mar seguía como un plato y las algas condicionaban mucho la pesca.De vuelta a casa nos encontramos con esta estampa. El Parador de Baiona inmerso en una espesa niebla al mediodía, la cual le otorgaba un aspecto fantasmagórico.
En esta web,(a través del menú de la izquierda) podréis disfrutar de una gran variedad de fotos de este magnífico lugar en el que gran cantidad de gente se hospeda a lo largo del año.
Fortaleza y parador.
Como ocurrió con el anterior, se fue de vuelta al agua para después seguir pescando.Y Víctor también se estrenó con otro abadejo. La luz todavía era tenue, por lo que decidimos quedarnos un poco más en el lugar.
Con un poco de suerte podíamos capturar a nuestra ansiada lubina.Y nuevamente otra picada. Esta más lejos que las anteriores. Intuía una lubina por la forma en que se defendía, pero se trataba de otro abadejo de aspecto más fornido.
Un pescador que andaba cerca nos miraba con cara de asombro cada vez que echábamos un pez al agua.La fortuna quiso que yo estrenase la cuenta lubinera y lo hice con un bonito ejemplar que presentó una buena lucha. De buen grado le concedí el indulto ya que las hay mucho mejores por toda la costa.Al salir del puntal nos encontramos con el cuerpo sin vida de una gaviota. Es algo que se está convirtiendo en una costumbre. No sé si son víctimas de algo que comen o de algún aparejo de pesca, pero el caso es que ya llevo vistos unos cuantos cadáveres de estas aves marinas.Lo seguimos intentando, pero ahora eran las algas las que nos condicionaban en nuestros lances. El caso es que hay gran cantidad de lugares que están cubiertos de estas singulares algas, pero es un proceso al que nos tenemos que acostumbrar.Después nos acercamos hasta cabo Silleiro, pero el mar estaba muy parado. Fue la tónica general de la jornada, pero uno tiene que adaptarse e intentar salir victorioso de estos contratiempos.La última pieza que saqué, fue este abadejo de bella librea que picó en una zona de grandes rocas y que por suerte estaba libre de algas, lo que me permitió colocar el señuelo en el sitio que me parecía más oportuno.
Y esto fue lo que dio de sí esta jornada.
Día 2:
Dos días después me acompañarón Luis y Adrián, quien se está iniciando en esto del spinning marino.
Mientras nos cambiábamos, aparecieron también Víctor y Miguel, por lo que se sumaron a esta jornada.
Al igual que en la jornada anterior, el mar estaba demasiado calmo y la niebla había cobrado protagonismo, pues no podíamos ver más allá de unos metros.Al poco de comenzar, Luis capturó un abadejo y poco después una lubina. Por su parte Miguel se estrenó con otro abadejo. La misma suerte corrí yo, que capturé este otro poco después.Como no podía ser de otra manera, fui instruyendo a Adrián en las técnicas básicas del lanzado y ejerciendo de buen anfitrión.
Y poco a poco comenzó a realizar lances aceptables.
Mientras seguía comentándole los entresijos de esta modalidad, capturé otro abadejo.En medio de la espesa niebla, nos fuimos dispersando y cuando nos dimos cuenta, habíamos perdido a nuestros compañeros. El punto de encuentro serían los coches.
Al rato sentimos como Luis nos llamaba. Antes de salir de la zona de pesca, nos mostró las piezas que había decidido llevarse.
Dimos por finalizada la jornada ya que el mar seguía como un plato y las algas condicionaban mucho la pesca.De vuelta a casa nos encontramos con esta estampa. El Parador de Baiona inmerso en una espesa niebla al mediodía, la cual le otorgaba un aspecto fantasmagórico.
En esta web,(a través del menú de la izquierda) podréis disfrutar de una gran variedad de fotos de este magnífico lugar en el que gran cantidad de gente se hospeda a lo largo del año.
Fortaleza y parador.
encantado como siempre de compartir jornada con vosotros, un saludo.
ResponderEliminarmiguel (VSP)
Felicidades por esos abadejos Jose, por cierto, al fin dimos con Juan con un citio sin algas, una pasada de lugar,..(SSP)..
ResponderEliminarIgualmente Miguel. Habrá que repetir en breve.
ResponderEliminarMuchas gracias Diego.
Pues menos mal, porque se está convisrtiendo en un factor determinante.
Un saludo a ambos.
Hola Jose;
ResponderEliminarDe la que nos están salvando estos abadejos y algunas agujas este verano...
Algo está cambiando en el mar que no es normal, que en esta época se cojan tantos xarretes, por lo general este pez migra a nuestras aguas en Otoño.
En fin, bienvenido sea siempre y cuando no desplace a nuestra loba por falta de alimento.
Un saludo.
Sergio F.
Por lo menos entretienen la jornada, entre los abadejos y las agujas. Cuando no hay otra cosa hay que conformarse con lo que el mar nos quiera dar...
ResponderEliminarSaludos.
Eso por supuesto Rubén. A nuestras queridas lubinas que no nos las desplacen, pues es nuestro tesoro más preciado, si bien abadejos y agujas son bien recibidos en las jornadas de menos suerte.
ResponderEliminarSin duda Efrén. Muchos bolos seguidos nos desanimarían demasiado y esto puede hacer peligrar la continuidad en la práctica de una modalidad como es el spinning.
Saludos a ambos.